Para entender por qué en Estados Unidos, cada vez con más frecuencia, ocurren eventos relacionados con ataques armados contra civiles inocentes, parece imprescindible hurgar en la historia constitucional de este país y específicamente sobre lo que es la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos.
La segunda Enmienda de la Constitución de EE UU, aprobada en 1791, consagra el derecho de los estadounidenses a poseer y portar armas de fuego.
En buen ingles, como diría la publicidad, se lee en la Segunda Enmienda:
A well regulated Militia, being necessary to the security of a free State, the right of the people to keep and bear Arms, shall not be infringed.
Lo que, a un mejor español, se traduce: "Siendo necesaria una Milicia bien organizada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a poseer y portar Armas, no será infringido"
Así desde la fundación de este país hasta nuestros días se ha consagrado el derecho de los ciudadanos de poseer armas y portarlas, como una de los fundamentos de las "libertades" y de los derechos ciudadanos. En las interpretaciones mas recientes que ha hecho la Corte Suprema de EE UU se ha ratificado que "ninguna ley estatal o local puede restringir el derecho a poseer o portar armas que reconoce la Segunda Enmienda".
Esto explica porque cualquier joven estadounidense, apenas cumplido los 18 años, puede cristalizar el sueño de ir a una tienda y adquirir un rifle de asalto con su respectivo cargamento de balas y en cualquier arrebato de ira terminar en una escuela, en un centro comercial o en cualquier lugar concurrido vaciando todo su arsenal contra la humanidad de quienes se encuentren a su paso.
Luego la sociedad entrara a discurrir sobre alternativas para contrarrestar estos hechos. Algunos insistirán en que bastaría con que cada desenfunde su propia arma y repela el ataque; otros aseveraran que en los lugares concurridos (incluidas escuelas) sean apostados hombres armados prestos a repeler los ataques (habrá que suponer que esto incluya que dispongan de un arsenal similar al que puede disponer cualquier atacante) y los que menos ruido causaran serán aquellos que osen mencionar la idea de regular la posesión y porte de armas por parte de civiles.
La organización suiza Small Arms Survey afirma que en los Estados Unidos hay 120 armas de fuego por cada 100 estadounidenses; en pocas palabras, según estos datos hay más armas, en manos de civiles, que habitantes.
El caso más reciente ocurrió días atrás en el poblado de Uvalde, al sur de Texas, donde un joven de 18 años, previamente armado acudió a una escuela primaria y en menos de una hora acabo con la vida de 19 niños y dos maestras.
Hoy quienes mayor ruido causan, cuando se discute sobre el este caso, plantean que la policía debió intervenir con mayor rapidez y no pocos piensan que si los profes hubiesen estado armados y entrenados, habrían confrontado a tiro limpio a Ramos y quizás habría menos muertes de las ocurridas aquel fatídico 25 de mayo en la Robb Elementary School.
A las pocas horas de los trágicos sucesos de Uvalde el Fiscal del Estado de Texas Keaton en declaraciones a un canal de televisión sugirió que la alternativa a casos como el de la Elementary Robb Elementary School era armar y entrenar a los docentes de las escuelas.
Pero no es nada original la propuesta del Fiscal de Texas ya que en el 2019 el Estado de Florida aprobó leyes a favor de que los docentes de las escuelas vayan armados a sus centros laborales y reciban un entrenamiento para repeler ataques armados como el recién ocurrido en Uvalde (Texas).
Y aunque en Uvalde aun sus ciudadanos no salen de la conmoción por los trágicos sucesos en Robb, en el Estado de Ohio ya la mayoría de los legisladores republicano aprobó eliminar las "escuelas como zonas de paz", regulación que prohibía portar armas en las escuelas. Con esto se aprueba que los maestros porten armas de fuego en las instituciones escolares. Vale acotar que desde 1990 estaba vigencia en todo el país la Ley Federal S2070 que estableció la prohibición del ingreso de personas armadas en las escuelas.
No faltaran quienes argumenten que sin Irma Garcia y Eva Mireles, las maestras asesinadas en Robb, hubiesen dispuesto de un arma habrían eliminado al sujeto que acabo con la vida de ellas dos y de 19 niños en Robb, aquel fatídico 25 de mayo cerca del mediodía.
Terribles eventos que acontecen en una sociedad en las que se rinde culto desmedido a las armas de fuego y en la que muchos niños y niñas desde edades tempranas son seducidos por este culto.