El capitalismo del desastre

Sábado, 25/06/2022 09:47 AM

Según Danielle Brian, directora ejecutiva del Proyecto de Supervisión Gubernamental, "es imposible decir dónde termina el gobierno y dónde empieza Lockheed". Todavía más difícil resulta decir dónde termina Lockheed y dónde empieza el Comité para la Liberación de Irak. El grupo que Shultz encabezó y utilizó como plataforma pro guerra fue organizado por Bruce Jackson, que sólo tres meses antes ocupaba el cargo de vicepresidente de estrategia y planificación en Lockheed Martin. Jackson afirma que "gente de la Casa Blanca" le pidió que organizase el grupo, pero él lo llenó de viejos colegas de Lockheed. Además de Jackson, entre los representantes de Lockheed figuraban Charles Kupperman —vicepresidente de misiles espaciales y estratégicos de Lockheed Martin— y Douglas Graham, director de sistemas de defensa. Aunque el comité se formó a petición expresa de la Casa Blanca para ser el arma de propaganda de la guerra, nadie tuvo que marcharse de Lockheed o vender sus acciones. Sin duda, algo muy positivo para los miembros del comité, y a que el precio de las acciones de Lockheed aumentó un 145% (de los 41 dólares que costaban en marzo de 2003 a los 102 dólares de febrero de 2007) gracias a la guerra que ellos ayudaron a diseñar.

Richard Perle, amigo y socio de Kissinger: Perle la convirtió en una plataforma personal y utilizó el ostentoso nombre del comité para defender con vehemencia en la prensa los ataques preventivos. Según una investigación de Seymour Hersh para The New Yorker, Perle pregonó el nombre para solicitar inversiones en su nueva compañía. Resultó que Perle era uno de los primeros capitalistas surgidos del desastre del 11-S; tan sólo dos meses después de los ataques fundó Trireme Partners, que invertiría en firmas fabricantes de productos y servicios relacionados con la seguridad y la defensas de la patria. En las cartas para intentar acuerdos, Trireme alardeaba de sus conexiones políticas: "En la actualidad, tres de los miembros del grupo de gestión de Trireme asesoran al secretario de Defensa de Estados Unidos mediante su participación en el Comité de Política de Defensa". Esos tres personajes era Perle, su amigo Gerald Hillman y Henry Kissinger. Esos tres personajes era Perle, su amigo Gerald Hillman y Henry Kissinger.

* "El asunto de los tanques se convirtió en el último escándalo de la historia reciente del Pentágono y acabó con su directivo del Departamento de Defensa y un ejecutivo de Boeing en la cárcel. El directivo estuvo negociando un puesto en Boeing mientras el trato estaba en marcha. Era una investigación posterior, a Rumsfeld se le pregunto porque no se había enterado de un asunto tan feo en su propio departamento. Su respuesta fue que no recordaba los detalles de su intervención en un contrato que se llevó entre 17.000 millones y 30.000 millones de dinero de los contribuyentes. "No recuerdo haberlo aprobado. Y tampoco recuerdo no haberlo aprobado". Rumsfeld recibió durísimas críticas por sa mala gestión, pero su falta de memoria también podría deberse a la frecuencia con la que el secretario de Defensa ha tenido que inhibirse de conversaciones sobre compras con el fin de evitar conflictos con sus muchos negocios relacionados con la defensa".

Con la guerra contra el terror, los neoconservadores no renunciaron a sus objetivos económicos; encontraron un nuevo modo, todavía más eficaz, de conseguirlos. Por supuesto, estos tiburones de Washington están comprometidos con el papel imperialista de Estados Unidos en el mundo y de Israel en Oriente Medio. Sin embargo, resulta imposible separar el proyecto militar —guerras interminables en el extranjero y un Estado de la seguridad en casa— de los intereses del complejo del capitalismo del desastre, que ha generado una industria a en esos supuestos. En ningún lugar se ha visto más clara la fusión entre los objetivos políticos y los económicos que en los campos de batalla de Siria.

¡La Lucha sigue!

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