Urge acabar con las políticas migratorias inhumanas del Norte ¡Ningún ser humano es ilegal!

Miércoles, 29/06/2022 11:03 AM

La masacre del pasado 24 de junio de 2022 en la frontera entre Nador (Marruecos) y Melilla (ciudad ocupada por el Estado español) es, desgraciadamente, un símbolo más de la profunda inhumanidad de las políticas migratorias de la Europa fortaleza. Es también una demostración de la violencia del sistema de dependencias neocoloniales, impuesto por las potencias europeas, con la connivencia del gobierno marroquí, a través de la externalización de fronteras, y la complicidad y la responsabilidad del Estado Español. La frontera Sur es un doloroso símbolo del racismo institucional, un lugar en el que se violan impunemente los derechos humanos y se criminaliza y denigra sin pudor a las personas migrantes. La misma barbarie se repite en otros lugares del mundo, como en Estados Unidos el pasado 27 de junio, donde alrededor de cincuenta personas migrantes sufrieron una muerte horrible en un camión cerca de San Antonio, Texas.

Es fundamental recordar y señalar que las personas migrantes del Sur Global provienen en su mayoría de países debilitados por siglos de colonialismo. Sus economías están actualmente asfixiadas por las deudas con instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Estas deudas son, en muchos casos, odiosas, ilegales e ilegítimas, contraídas en contra de los intereses del pueblo. Se trata de países cuyos recursos naturales han sido expoliados y saqueados por multinacionales a través de la profundización del modelo extractivista. Países cuyas poblaciones sufren la imposición de políticas neoliberales y austericidas que despojan a la población de presupuesto para políticas sociales en beneficio del reembolso de la deuda. Todo esto se traduce en pobreza crónica, desigualdad, guerras y, por lo tanto, en migración en busca de una vida mejor.

En lugar de asumir la responsabilidad, desde el norte la respuesta es la gestión criminal de las fronteras, a través de unas políticas migratorias que producen muerte y que reciben de manera atroz a personas que huyen de la masacre y la pobreza. Una prueba de ello es que el presupuesto de la agencia europea Frontex ("Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas") no hace más que aumentar (un presupuesto de 5.600 millones de euros previstos hasta 2027) al mismo ritmo que su inversión en operaciones de vigilancia y fortificación de la frontera. La contención de la migración se convierte también en un elemento de negociación para los países vecinos en los que se ha externalizado el control de la frontera. Este es el caso de Marruecos, principal puerta de entrada para muchos migrantes africanos a Europa, que presiona para obtener toda una serie de contraprestaciones (como, por ejemplo, el cambio de postura del Gobierno español con respecto al Sáhara Occidental) a cambio de frenar el flujo migratorio con prácticas mortíferas, como el pasado 24 de junio, de manera impune y con la complicidad del gobierno español.

Ante esta grave crisis humanitaria en la frontera Sur, que no hace más que cobrarse vidas de manera injusta en inhumana, desde el CADTM INTERNACIONAL consideramos que es urgente:

  • En primer lugar, queremos expresar nuestras condolencias y solidaridad con todas las víctimas de la frontera sur. Exigimos que se proporcione una atención sanitaria adecuada y de calidad a todos los hospitalizados; que se lleve a cabo una investigación judicial sobre las condiciones en las que murieron las víctimas, y que los restos sean identificados y devueltos a las familias.
  • Exigimos el fin de la represión criminal de las personas migrantes y el fin de las prácticas y políticas asesinas para controlar el flujo migratorio, financiadas por la Unión Europea y con la complicidad de muchos estados en la frontera sur, como es el caso de Marruecos.
  • En los países que se encuentran en las fronteras de Europa, poner fin a los dispositivos militares como muros y vallas, sistemas de vigilancia, etc.
  • Exigimos también el cierre de los centros de internamiento de inmigrantes, que son verdaderas cárceles.
  • Acabar con la criminalización y las leyes que clasifican a los migrantes como «ilegales»; acabar con las distinciones moralizantes entre los buenos migrantes (los que tienen acceso al asilo, los que tienen acceso al mercado laboral) y los malos migrantes («ilegales»). ¡Ningún ser humano es ilegal!
  • Exigimos el establecimiento de verdaderas instalaciones de acogida para las personas migrantes, en condiciones dignas, que garanticen el acceso a los servicios públicos, así como la posibilidad de utilizar vías seguras (tanto físicos como legales) para que las personas emigren.
  • Exigimos la anulación de las deudas con el FMI y el Banco Mundial, los demás bancos multilaterales, los Estados acreedores y los acreedores privados, sin condicionar esta anulación a la aplicación de políticas de austeridad y de privatización; el cese inmediato del acaparamiento de tierras y recursos naturales en los países del Sur por parte de las multinacionales y su restitución o compensación justa y equitativa, para garantizar la soberanía económica, política y alimentaria de los pueblos del Sur Global.
  • El respeto de los derechos humanos fundamentales, tanto por el derecho a la libre circulación y asentamiento de las personas, como por el derecho a llevar una vida digna.

Debemos facilitar los marcos jurídicos y administrativos necesarios para garantizar la circulación segura de las personas, de modo que podamos hacer de la migración una elección y no una necesidad de vida o muerte. Ni las políticas migratorias ni la ayuda al desarrollo podrán compensar a las poblaciones africanas los siglos de saqueo de sus recursos naturales y humanos, un saqueo que ha dado lugar a una enorme deuda ecológica y que las ha sumido en el subdesarrollo y la violencia, lo que a su vez provoca desplazamientos forzados y solicitudes de asilo. La riqueza natural y humana que posee hoy el continente puede garantizar a los pueblos de África un verdadero desarrollo y una vida segura que no les obligue a desplazarse, siempre y cuando esos pueblos puedan ejercer la soberanía sobre las riquezas de sus países. La garantía de una vida digna y segura para los pueblos de este continente está vinculada a su soberanía en la toma de decisiones, que debe escapar a las políticas neoliberales y a los mecanismos neocoloniales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio). Estas alternativas estarán necesariamente vinculadas al establecimiento de regímenes democráticos, así como al fortalecimiento de la autoorganización de estos pueblos frente a sus regímenes actuales y en pro de su soberanía.

NO EN NUESTRO NOMBRE
NO ES UNA TRAGEDIA, ES UNA MASACRE
NI VALLAS NI FRONTERAS, LAS POLÍTICAS MIGRATORIAS MATAN
BLACK LIVES MATTER

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