1. Pablo Gómez, el ahora responsable de la UIF en el gobierno de López Obrador, ha ocupado cargos políticos importantes desde los años 70, cuando era alto militante del Partido Comunista. Yo lo conocí desde mediados de los años 60 siendo estudiante de la UNAM; pero estreché mayores lazos con él al ser los dos directivos electos del comité ejecutivo del Sindicato de Personal Académico (SPAUNAM) en los años 76 y 77. Lo que puedo decir es que Pablo es un gran negociador, por ello ha permanecido 50 años ocupando cargos. ¿O es que alguien conoce en México a un político de cualquier partido cuya principal misión obligada no sea negociar para ascender o sostenerse en los cargos políticos?
2. Pueden haber políticos inteligentes, audaces, incluso estudiosos, pero si en ese oficio no negocian, ofreciendo algo a cambio -cualquier cosa útil para el equipo que domina- no existen. Alguien podría afirmar y demostrar que toda la vida es negociación hasta entre familiares; sí, pero siempre hay que ver lo que se negocia y en beneficio de quien. Los políticos, desde que me hice consciente hace 60 años, hablan siempre demagógicamente que todo lo hacen a favor del pueblo; pero todos –creo que el 100 por ciento- salen millonarios mientras el pueblo es más miserable. Pero allí está en la UIF Pablo ocupando su cargo número "cincuenta" llamando la atención porque ahora su va contra los expresidentes t sus esposas ladrones y ladronas.
3. De entrada Pablo negoció el cargo de la UIF con López Obrador; no lo colocaron allí por su "cara bonita". Él, como todos los altos funcionarios del gobierno, tiene que obedecer a AMLO; nunca olviden que en el sistema presidencial mexicano –por lo menos desde hace 150 años- el que manda es el presidente y los que lo acompañan sólo son sus servidores. Hasta el corruptísimo Fiscal Gerz Manero –que no es independiente ni para ir al baño- ha obedecido fielmente al presidente. Así que mi conocido Pablito podrá denunciar y denunciar como durante 3.5 años lo ha hecho el presidente AMLO, pero no podrá determinar absolutamente nada. Así que las corruptísimas parejas que desfalcaron en sus presidencias, pueden dormir muy tranquilas.
4. Hace seis décadas que me conozco todos los discursos presidenciales, sus promesas y sus atracos. Luché con pasión, puse todas mis energías, mi tiempo, mi seguridad familiar hasta los años 90; después de la caída de zapatismo, de las luchas de la izquierda y decenas de derrumbes de batallas (incluso internacionales como la URSS, China, Cuba, Venezuela, etcétera), concluí que poco se podría hacer contra esta poderosa burguesía mexicana y el imperio mundial. Qué incluso los llamados gobiernos progresistas nos están "jugando el dedo en la boca", imitando a sus antecesores. Lo que ha logrado López Obrador con sus mañaneras es extender la propaganda a su gobierno. Hoy tenemos a viejos chayoteros contra AMLO, pero también a nuevos que no piensan. (19/VII/22)