Las durísimas declaraciones de Joe Biden sobre Rusia ("Putin es un criminal de guerra") y la implementación de sanciones para lograr la asfixia económica y la inanición financiera de Rusia a raíz de la crisis ucraniana han escenificado la llegada de la Guerra Fría 2.0 .Putin es consciente de la nueva dinámica acción-reacción en la que verán envueltas las relaciones ruso-estadounidenses a partir de este momento y que se traducirá en el recrudecimiento de la estrategia kentiana de EEUU para asfixiar la economía rusa. Dicha doctrina se plasmaría en la reciente implementación de sanciones contra Rusia que persiguen lograr su inanición financiera y una asfixia económica que desemboque en un default o suspensión de pagos aunado con una inflación estratosférica que provoque una carestía de la vida inasumible por la sociedad rusa y que desemboque posteriormente en una Revolución de Colores contra Putin.
Estratregia kentiana de EEUU para asfixiar la economía rusa
El retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría Rusia-EEUU se plasma en el principio de "acción-reacción", produciéndose por parte de EEUU la implementación de la estrategia kentiana en el plano económico. Dicha estrategia bebería de las fuentes de la teoría expuesta por Sherman Kent en su libro "Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana" y publicado en 1949 donde anticipaba que "la guerra no siempre es convencional: en efecto, una gran parte de la guerra, de las remotas y las más próximas, ha sido siempre realizada con armas no convencionales: [...] armas [...] políticas y económicas". Más adelante añade que los instrumentos de la guerra económica "consisten en la zanahoria y el garrote": "el bloqueo, la congelación de fondos,el ‘boicot’, el embargo y la lista negra por un lado; los subsidios, los empréstitos, los tratados bilaterales, el trueque y los convenios comerciales por otro". Dicha doctrina se plasmó en la implementación de sanciones contra Rusia que perseguían lograr su inanición financiera y una asfixia económica que desembocara en un default o suspensión de pagos aunado con una inflación estratosférica y que provocaría una carestía de la vida inasumible para la sociedad rusa y que desembocaría en una Revolución de Colores contra Putin, iniciativa que se ha antojado totalmente estéril.
¿Está en Marcha el complot de los siloviks contra Putin?
Dado el fracaso de la estrategia kentiana, con Joe Biden podríamos asistir al retorno de las tesis geopolítica de George Kennan, diplomático y consejero de EEUU en la década de los 40 e ideólogo de la denominada política de contención de la URSS, quién afirmó que "decir que el derrocamiento de los regímenes hostiles a EEUU es el objetivo principal de los servicios de inteligencia de EEUU, es un secreto a voces", que vendría simbolizado en el gazapo de Biden al afirmar que "Putin no merece estar en el poder" y que podría tener su plasmación en el complot que se estaría gestando contra Putin. Así, el descontento por el estancamiento de la guerra en Ucrania podría llevar a los siloviks aunados con los oligarcas a dar por amortizado a Putin y en consecuencia, gestar una trama endógena con el objetivo confeso de debilitar el otrora poder omnímodo de Putin en el Partido y en la Administración y posteriormente lograr su defenestración política mediante un golpe de mano incruento que estaría ya en marcha.
Así, según The Insider. más de 80 concejales de varias ciudades rusas, entre ellas Moscú y San Petersburgo, han firmado una petición para que el presidente dimita en la cual le acusan de " forzar la huida de muchos ciudadanos inteligentes y trabajadores "y piden su dimisión, iniciativa que por medio de las redes podría sumar nuevos apoyos y terminar por inquietar al núcleo duro de los aliados de Putin integrado por 5 personas y conocido como los "silovik". Según Wikipedia.org, en el léxico político ruso, los siloviks serían "los políticos que iniciaron su carrera desde los servicios de seguridad o militares, generalmente como oficiales de la antigua KGB u otros organismos rusos de seguridad", también llamados securocrátas que alcanzaron el poder con Putin y estarían encabezados por Igor Sechin.
Dicha trama sería atribuible al Presidente de Gazprom Alexéi Miller y al Presidente de la petrolera Rosneft, Igor Sechin y contaría con la colaboración del oligarca y amigo personal de Putin, Arcady Rotenberg quienes moverán a sus peones estratégicamente situados en puestos claves de la Administración, Mass Media, FSB y Ejército para tras una intensa campaña mediática contra Putin, lograr que el Tribunal Supremo ruso lo acuse formalmente de los mismos cargos con los que decapitó a la camarilla oligarca: abuso de poder, corrupción y delitos fiscales, culto a la personalidad y errores políticos, reviviendo el golpe de mano contra Jruschov y su sustitución por Leoniv Brézhnev (1.964).