Los drones son vehículos aéreos con autonomía de vuelo, que son operados de manera remota. Su desarrollo durante los últimos años ha sido vertiginoso. Cada día surgen nuevos modelos que son utilizados en un sinnúmero de actividades. Desde la filmación de eventos, pasando por el reparto de paquetes, hasta el lanzamiento de bombas en operaciones de guerra, son algunas de sus funciones.
Durante la guerra en Ucrania, en la que participan de manera directa o indirecta numerosos países (Rusia, Ucrania, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Turquía, Irán, entre otros), el uso de los drones ha sido muy significativo. De hecho, se podría decir que es la primera guerra de los drones, cual si fuera una película de ciencia ficción.
Uno de los primeros drones que entró en escena en la guerra en Ucrania es el famoso Bayraktar TB2, fabricados por la empresa turca Baykar Technology, la cual en el año 2019 había vendido un lote de ellos al gobierno ucraniano. Este tipo de dron es como un avión pequeño, equipado con cámaras y armado con bombas guiadas por láser. Las fuerzas ucranianas consideran que los drones han sido de mucha utilidad para hacerle resistencia a los ataques rusos.
Por su parte Rusia también ha hecho uso de drones de diferente tipo. Al parecer el último en ser incorporado es el modelo Shahed-136, fabricado por la empresa estatal iraní HESA. Este tipo de dron tiene un alcance de 2.500 km, lleva un pequeño motor de hélices en la parte trasera del fuselaje, mientras que en el extremo delantero lleva una ojiva explosiva, cuyo sistema funciona a través de un sensor óptico.
De esta manera se puede ver cómo la guerra en Ucrania, aparte de representar un pulseo de Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN, frente a Rusia y el mundo euroasiático en su máxima expresión, también ha servido para probar armas y para probar la capacidad que tiene el ser humano de sembrar el terror, también con tecnologías turca e iraní.