El Reportero del Pueblo

Los registros domiciliarios y el trabajo de los ciberespías en Europa y Occidente

Lunes, 31/10/2022 10:17 AM

Desde los años 1801 al 1873 se inició una campaña en defensa de las mujeres musulmanas por la igualdad social. Entre otros asuntos, se exigía la eliminación del harén, una prisión que abatía a las damas doncellas y que, se prohibiera los matrimonios infantiles. Mehemer Alí, un oficial otomano modernizó a Egipto y, envió una comisión a Francia para observar los textos fundacionales del movimiento feminista del universo árabe que, eran resguardados en París. El juez egipcio Qassen Amine, escribió dos libros, la liberación de las mujeres, (1899) y la nueva mujer. (1901). El nacionalismo, estaba aún por llegar y era posible emular el progreso europeo, sin poner en entredicho la posición del islam.

En el período poscolonial, la victoria de los clérigos en Irán se hace sentir y, los tiempos de la globalización afianza el universo musulmán y, perdura la defensa de la propia identidad. El régimen otomano, lo antiguo, asume una avalancha fundamentalista para regularizar el poder.

A finales de los noventa, hubo muchos registros domiciliaros como una rutina cotidiana para descubrir grupos revolucionarios anárquicos en todas las líneas de fuego entre Turquía, Afganistán y Pakistán. El objetivo era minar la resistencia del pueblo y lograr imponer un Estado fundamentalista regido desde Turquía. Es un asunto de poder y se necesita lealtad para mantenerse fiel en cada postura ideológica.

Hay múltiples respuestas y, solo hay dos caminos el del Che Guevara y lo que podían y pueden pensar los norteamericanos. Así lo caracterizaron muchos en ese tiempo. Putin, ante el desmoronamiento de La Unión Europea por la mala interpretación de Biden ante la necesidad energética no ha traído ni traerá nada bueno, dispuso refundar Rusia anexando sus viejos territorios y el deseo de transformar su verdad histórica y el análisis de los hechos, es el mayor sueño de VP.

Desde este punto de vista, todos los movimientos que refuerzan el nivel de exigencia democrática en el espacio europeo son pasos adelante. Deberían incluir una perspectiva para la propia Europa, no marginalmente sino en el centro de sus preocupaciones. Inversamente, ni el futuro de Europa ni el de los Estados miembros, ni por consiguiente el de sus poblaciones –entre las cuales incluyo también a los residentes extranjeros permanentes, cuyas actividades e intereses están íntimamente ligados a los nuestros– pueden consistir en negar la transformación histórica que representa la mundialización de los intercambios, de la comunicación, de los problemas ambientales y de seguridad.

Se debe ir a una racionalidad para evitar la incertidumbre política. Miremos un EE. UU con Donald Trump y ahora Biden. Observaremos los términos y capacidad de una intervención masiva. Una posible guerra nuclear que no sucederá, porque el mundo tiene otro gobierno, el espiritual.

La guerra Ucrania- Rusia esta trayendo mucho malestar hacia Occidente, específicamente América Latina. Los informes meteorológicos así lo determinan, por los fuertes vientos que viene arrastrando materiales epidémicos y las radiaciones que causan graves enfermedades en la piel. Hay intereses inusuales entre políticos y, desde la Guerra Fría hay tensiones.

Ahora los Estados, se han convertido en hostiles a cualquier información y, no vale ninguna investigación y generalmente son secretas. Entonces, se deben respetar los datos personales, aunque los ciberespías vienen cumpliendo sus funciones, pero queda un fundamento que le da al pueblo un derecho a elegir, es el voto electoral que va más allá del militarismo, las gobernaciones y presidencias por derechos antiguos, es una carta política de la sociedad civil.

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