A 964 días del inicio de la contingencia en la República Bolivariana de Venezuela producto de la pandemia global de la Covid 19, en la finalización de la semana 138 de esta contingencia, y siendo el viernes 04 de noviembre de 2022, voy a referirme a un nuevo triunfo político, diplomático, pero sobre todo moral que ha tenido la hermana República de Cuba, cuando por ocasión número 30, de manera aplastante la mayoría de los países del mundo votaron en contra de esa política criminal impulsada por EEUU a un pequeño país ubicado apenas a 90 millas de distancia.
Hoy la frase “La solidaridad es la ternura de los pueblos” que se la atribuye al apóstol José Martí ha tenido pertinencia, ya que hoy más que nunca se impone la necesidad de ayudar a las personas para lograr el progreso de nuestras naciones y pueblos.
La solidaridad es uno de los valores más importantes para la humanidad, ya que nos permite unir fuerzas y ayudar a las personas de nuestro entorno con el claro objetivo de progresar juntos y valorarnos en nuestras diferencias.
Es, en este sentido, que aquellos pueblos que poseen una actitud solidaria y respetuosa con las personas son los que logran mayores niveles de desarrollo tanto económico como social, además de que sus pobladores gozan de altos niveles de calidad de vida. La cuba Revolucionaria de Martí y de Fidel, que pese a estas políticas de asedio y bloqueo ha tenido en lo material limitados recursos económicos, no obstante es una prueba palpable de la veracidad de esta aseveración.
Cuando en el día de ayer el compañero, camarada, amigo, pero más que eso hermano, Marlon Estévez, quien funge como responsable de prensa de la embajada de Cuba en nuestra República Bolivariana de Venezuela me informó de que en la Casa Amarilla, sede de nuestra Cancillería, se escenificaba un importantísimo acto de presenciar la transmisión de la sesión de la ONU donde nuevamente el canciller de la patria de Martí y Fidel, Bruno Rodríguez Parrilla, nuevamente presentaría ante la Asamblea General el Proyecto de Resolución 75/289, denominado: “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, el mismo que viene siendo sometido a consideración ante esa instancia desde 1992, y durante 30 años ininterrumpidos ha sido aprobado, y que a medida en que han transcurrido estos años dicho respaldo a esta propuesta no ha hecho sino incrementarse; pues no dude por un instante, y al encontrarme muy cerca del lugar, inmediatamente le manifesté, atendiendo su invitación, de acudir al acto.
Tan pronto llegué, me dio mucho gusto encontrarme con compañeros del Movimiento de Solidaridad Venezuela-Cuba, bajo la coordinación general de Yhonny García. De acompañar a embajadores de Argentina, China, Nicaragua y otros países, en tan maravillosa conferencia “Necesidad de poner fin al Bloqueo Económico, Comercial y Financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba”.
Importante es que señale en estas líneas, que el bloqueo es una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de todos los cubanos. En despiadado acto de crueldad, los Estados Unidos han aplicado en este período, con precisión quirúrgica, medidas dirigidas a afectar los sectores más sensibles de la sociedad cubana y crear desesperación en el pueblo.
Durante esta etapa, el bloqueo económico comercial y financiero contra Cuba se ha mantenido como eje central de la política de los Estados Unidos hacia la Isla y se ha recrudecido de modo oportunista y a niveles sin precedentes, en el contexto de la pandemia de la COVID-19.
El recrudecimiento de esta política y el estrangulamiento económico contra Cuba en plena pandemia, han estado acompañados de un incremento de la agresión política, mediática y comunicacional; así como de un aumento inusitado de operaciones de desinformación, financiadas copiosamente con fondos federales del presupuesto de los Estados Unidos, una parte de los cuales se declaran públicamente y ascienden a decenas de millones de dólares anuales. Se suman a estos los fondos encubiertos que también sustentan las campañas.
Con esta conducta, en franca violación del principio de no injerencia en los asuntos internos de los Estados, se pretende fabricar una oposición política, al precio incluso de generar desorden e inestabilidad, fracturar el orden constitucional, el consenso social, alentar la migración irregular, así como afectar las condiciones de tranquilidad y seguridad ciudadanas en que vive el pueblo cubano.
El gobierno de los Estados Unidos ha tratado de aprovechar las duras condiciones económicas y sociales generadas por la pandemia y ha recurrido, además, a la mentira, la calumnia, la manipulación de datos y a los más diversos métodos de guerra no convencional, con el objetivo de forzar un cambio político en Cuba.
Esta situación se ve agravada por la permanencia de Cuba en las listas unilaterales e ilegítimas que publica el Departamento de Estado sobre países supuestamente patrocinadores del terrorismo y naciones que “no cooperan plenamente” con los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos, lo que refuerza el impacto disuasivo e intimidatorio del bloqueo y su componente extraterritorial.
En la etapa analizada, la incesante persecución por parte del gobierno de Estados Unidos contra las transacciones financieras que involucran a Cuba ha afectado prácticamente a todos los sectores de la economía. Este asedio ha provocado cierres y/o incumplimientos de contratos, pérdida de relaciones con entidades financieras que habitualmente trabajaban con entidades cubanas, endeudamientos, demoras en el envío y recepción de fondos y mercancías, entre otras dificultades.
Por su declarado propósito y el andamiaje político, legal y administrativo en el que se sustenta, el bloqueo califica como un acto de genocidio, en virtud de la Convención para la Prevención del Delito de Genocidio de 1948.
El gobierno de los Estados Unidos ha declarado que el bloqueo contra Cuba “es uno de los conjuntos más completos de sanciones impuesto por los Estados Unidos a cualquier país”1 . La realidad incuestionable es que ese bloqueo es el sistema de medidas coercitivas unilaterales más abarcador, complejo y prolongado que se haya impuesto contra país alguno en la historia.
El bloqueo es el principal freno para el desarrollo de Cuba. Obstaculiza la implementación del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030 (PNDES) y todos los esfuerzos del Estado cubano para cumplir con los objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
De acuerdo a un informe que los hermanos de la embajada cubana me hicieron llegar donde se cuantifican los daños económicos que esta política genocida y criminal de EEUU a ese noble pueblo se ha venido implementando durante más de 60 años, tenemos este dato: A precios corrientes, los daños acumulados durante seis décadas de aplicación de esta política ascienden a 150 mil 410,8 millones de dólares. Tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, el bloqueo ha provocado perjuicios cuantificables por más de 1 billón 326 mil 432 millones de dólares.
Solo en los primeros siete meses de 2021, el bloqueo ocasionó pérdidas a Cuba en el orden de los 2 mil 557,5 millones de dólares. Esto representa una afectación promedio de más de 365 millones de dólares mensuales y más de 12 millones de dólares diarios.
En las causas de la relativa disminución del monto de las afectaciones ocasionadas por el bloqueo entre enero y julio de 2021, en comparación con las registradas en la etapa anterior, se encuentra el cierre total de fronteras como consecuencia de la COVID-19, que impidió completamente el desempeño del turismo en este periodo; así como las tensiones financieras enfrentadas por el país ante la necesidad de destinar cuantiosos recursos adicionales, no previstos, para combatir la pandemia, lo que incidió en una contracción notable de las actividades de comercio exterior de Cuba en el periodo analizado.
Sin embargo, no puede obviarse el efecto acumulativo del bloqueo y sus consecuencias, que han generado una situación de desabastecimiento en el país. La escasez y las dificultades para adquirir alimentos, medicamentos e insumos para desarrollar los procesos económicos y productivos, son fenómenos que a menudo no pueden ser cuantificados, pero tienen un impacto innegable en la vida cotidiana del pueblo cubano.
También resultan incalculables las limitaciones que enfrenta Cuba para adquirir divisas que le permitan importar e invertir, y constituyen obstáculos descomunales para cualquier iniciativa que emprenda el país a fin de satisfacer las necesidades acumuladas de la población.
No es mi idea en este escrito atiborrarles de muchas cifras, que evidentemente existen, las tengo y con ellas escribir durante varias entregas los daños que el bloqueo ha ocasionado a este hermano pueblo. Pero si pretendo con estas pocas que he mostrado en este escrito llamar la atención no sólo sobre la inconveniencia e impertinencia, sino lo salvaje y criminal que es ésta política en contra del bienestar y prosperidad de Cuba, además de la inefectividad de la misma durante sesenta años en los que han buscado por esta vía lograr un cambio del modelo político y social socialista de esta isla, ratificado mediante referendo de reforma constitucional en el año 2019, y que han fracasado en todos sus intentos por dar al traste con este modelo y este bastión de revolución que se yergue como faro de luz en el continente y en el mundo entero.
A tres décadas de la primera resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas contra el bloqueo, el gobierno de los Estados Unidos persiste en ignorar los numerosos pronunciamientos de ese foro internacional que llaman a poner fin, sin condicionamientos, a su política unilateral y criminal de bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.
No es legal ni ético que el gobierno de una nación poderosa someta a una nación pequeña a una guerra económica incesante en aras de imponerle un sistema político ajeno. Es inaceptable privar a un pueblo entero del derecho a la paz, al desarrollo, al bienestar y al progreso humano.
Pues ayer, 3 de noviembre de 2022, con una votación apabullante, 185 países dijeron una vez más no a esta política asesina, espuria, genocida y criminal contra la hermana Cuba, 2 países votaron en contra de la Resolución, los cuales se archiconocidos y no requieren de mayor presentación, como lo son los Estados Unidos de Norteamérica e Israel, y 2 se abstuvieron, entendemos que por razones obvias, como lo fueron Brasil y Ucrania.
Importante es de destacar que de los 195 países que hacen vida en Naciones Unidas, seis no pudieron votar en esta Sesión de condena una vez más al bloqueo contra Cuba. Una de esas naciones es la República Bolivariana de Venezuela, ya que nos han limitado sobremanera nuestra participación en dicha instancia internacional, ya que el hegemón del mundo, bajo una visión pueril y mercantilista, ha alegado que nuestro país tiene deudas con la ONU, por lo que está muy limitada su participación ante este foro multilateral.
Pero lo que no se dice es que esa mora en la que la República Bolivariana de Venezuela ha incurrido es producto de la persecución y asedio económico, comercial y financiero a la que también hemos sido objeto al igual que Cuba, durante los últimos años, por el delito de haber querido decidir de manera soberana nuestro modelo político y económico. Pero es ahí, en los momentos duros y difíciles donde hemos encontrado una mano amiga, a unos hermanos como los nacidos en la Cuba Patriota, Rebelde y Revolucionaria.
De ahí que en unas breves palabras que dirigí en este acto, les recordé a los presentes lo que Hugo Chávez señaló también en la ONU, un 20 de Septiembre de 2006, cuando planteo un reformateo del sistema actual de Naciones Unidas. Ese mismo discurso de hace 16 años hoy tiene tanta vigencia y pertinencia ante el caos en el que actualmente se encuentra el sistema internacional, sobre todo el que pretende imponer Estados Unidos.
Aunque todavía en ese sistema de Naciones Unidas, basta que EEUU no esté de acuerdo para imponer a través del mecanismo antidemocrático del veto en el Consejo de Seguridad y la Resolución antes descrita no se implemente, en detrimento de más del 97,88% de países de Naciones Unidas que le dicen no al bloqueo, sin embargo el triunfo diplomático, político, pero sobre todo moral del pueblo cubano es incontrovertible, inexorable, y que me hizo recordar la frase que señalo Chavez en su mensaje anual del 14 de enero de 2012, cuando recordó, aquel incidente del 5 de julio de 1999, cuando el orador de orden de esa sesión solemne por la Declaratoria de nuestra Independencia, el Dr Jorge Olavarría, pretendió ofender al Comandante- Presidente Hugo Chávez, como también pretendió ofenderlo la entonces diputada representante de la burguesía, María Corina Machado. Chávez imperturbable, aquel 5 de julio de 1999, al igual que ese 14 de enero de 2012, mostró lo que escribió en esa famosa obra de Lucas Estrella, titulada “El oráculo del guerrero”, y con esa frase cerré mi intervención en el Salón Sucre de la Casa Amarilla de la Cancillería venezolana, y con esa misma frase quiero cerrar estas líneas de esta edición de esta columna, donde quiero dejar constancia de mi solidaridad, de mi amor, de mi compromiso y de mi hermandad con la hermana Cuba, la triunfante en Playa Girón, la de Buesa, la de Martí y la de Fidel.
¡Que viva Martí, que viva Fidel!
¡Mejor sin Bloqueo!
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y patria socialista!
¡Viviremos y Venceremos!