El derecho de un pueblo y el poder imperial

Martes, 22/11/2022 12:38 AM

"Este es un pueblo que da batalla sin tener armas, que triunfa con los reveses, que en los desastres se organiza, que el terror lo exalta, que la clemencia fingida o real lo indigna, con quien no hay medio ni esperanza que tuerza o adultere su propósito, porque no cree, porque no quiere, porque no se presta a nada que no sea el triunfo de la revolución tal como él la quiere: Absoluta y Radical"(Juan Crisóstomo Falcón. Proclama fechada en Agua Clara 1861. Venezuela Violenta, Orlando Araujo)

En los últimos días ha estado en la cresta de la política exterior de Venezuela un tema de mucha sensibilidad, porque toca la soberanía y, sobre todo, el derecho del pueblo venezolano.

Como se sabe, en marzo de 2018, de forma unilateral, el gobierno de la República Cooperativa de Guyana Guyana acudió ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), para pedirle que aceptara estudiar y resolver el diferendo territorial por el Esequibo, que alcanza 159.500km2.

En diciembre del 2020, el tribunal internacional se declaró "competente" para analizar "la validez del laudo arbitral del 3 de octubre de 1899", que trazó la frontera entre ambos países y que había sido declarado nulo en 1966, tras suscribirse el Acuerdo de Ginebra.

En marzo pasado, Guyana presentó ante la CIJ sus alegatos para que ese organismo validara el laudo arbitral de 1899 y que establezca así el límite de las fronteras.

¿Es nuestro el Esequibo?

La respuesta ipso facto es SI.

Ahora, tocó a Venezuela presentar sus alegatos ante la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, y lo hizo la vicepresidente de Venezuela, Deisy Rodríguez, que fueron, por lo demás, contundentes. Se sostuvo que la demanda unilateral no procederá porque esta instancia está obligada a defender su credibilidad para decidir las controversias jurídicas entre Estados y se expresó que fortalecerá la decisión a favor de Venezuela porque desmonta el fraude presentado por Guyana. Se apuntó que las objeciones de Venezuela fueron sustentadas en la existencia de argumentos históricos y jurídicos para declarar inadmisible la demanda por el Esequibo.

Se aseveró que la nación guyanesa debe dejar de pretender utilizar el Laudo Arbitral de París (1899) como un documento jurídico porque el Acuerdo de Ginebra de 1966 lo dejó sin efecto y establece decidir con el diálogo. Se indicó que se debe diseñar el protocolo de funcionamiento del Acuerdo de Ginebra para adaptarlo a los nuevos tiempos.

La vicepresidenta de la República también afirmó que las investigaciones demuestran que el Reino Unido presentó mapas falsificados que contenían fronteras a su favor y a su vez declararon que estas no eran objeto de negociación y que serían defendidas con el uso de la fuerza.

Por su parte, el embajador de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas, Samuel Moncada, quien también formó parte de la delegación venezolana que acudió a la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, para solicitar que se declarare inadmisible la demanda de Guyana por el Esequibo, ratificó que el procedimiento arbitral no tiene validez; manifestó que un equipo ha hecho una amplia investigación en la parte histórica del caso, que ha arrojado nuevas evidencias sobre las acciones para despojar a Venezuela de dicho territorio. Textualmente dijo: "Hemos traído pruebas contundentes sobre los jueces, los mapas, los arreglos entre Estados Unidos y Gran Bretaña. Y tenemos más. Le vamos a decir al mundo cómo fue que a Venezuela la robaron y cómo Venezuela tiene sus derechos muy claros".

Recordemos que Venezuela mantiene firme su reivindicación del Acuerdo de Ginebra, como único instrumento vigente para resolver la controversia territorial.

Desde el punto de vista jurídico se soportan sobre los abundantes documentos y hechos tácitos que han ratificado la integridad y la extensión de nuestros territorios. El mapa de lo que fue la Capitanía General de Venezuela, nuestra primera y sucesivas constituciones, el reconocimiento de las potencias mundiales de nuestra independencia, sin que privara ninguna objeción, certifican nuestra posesión original. Siempre se fijó el límite oriental de Venezuela en el Río Esequibo. Esto lo saben, comprenden y entienden todos los juristas que han interactuado con nuestra documentación.

Sin embargo, existe el poder imperial.

El poder imperial

Siempre es bueno recordar que Nicolás Maquiavelo consideraba a la política como la búsqueda del poder a cualquier costo, con total independencia de toda consideración moral, lo cual es en gran medida ajustado a la realidad.

El sociólogo y economista alemán, Max Weber, diría que el poder sería la "probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de esa probabilidad".

Como el poder imperial no duerme y es capaz de cualquier cosa, entonces nada de "dormirse en los laureles", muchos menos cuando existen evidencias al respecto. Siempre debe tenerse presente que en las Relaciones Internacionales lo jurídico y lo histórico siempre ha estado subordinado al poder, que es, en definitiva, el que va a decidir en esa controversia, más cuando se sabe que el Derecho internacional Público es una ficción, una distopía. Por tanto, hay que construir los escenarios probables, los que nos pueden favorecer y los que nos puedes afectar. De eso se trata.

Escenarios

Como se sabe, Venezuela ha vivido en "carne propia" cómo actúa ese poder imperial. Al respecto, citemos los siguientes casos:

-El pasado 29 de julio la "justicia" británica falló a favor de la directiva 'ad hoc' del Banco Central de Venezuela (BCV), nombrada por el autonombrado, por lo que denegó al Estado venezolano el acceso a las 32 toneladas de oro que permanecen retenidas en el Banco de Inglaterra desde hace un año.

-Sin empacho alguno, el Departamento de Justicia de EEUU reveló que por un monto de $26.681.397,67 vendió los 1,116 millones de barriles de gasolina que robó a Venezuela en agosto de 2020 al interceptar en el Mar Arábigo cuatro tanqueros (Bella, Bering, Pandi y Luna), que se dirigían a Venezuela con el producto comprado a Irán. Se dijo que dicho "decomiso" se vendería para alimentar un fondo inventado por EEUU para la lucha contra el terrorismo, argumentando que los negocios de Irán permiten financiar a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, también calificados unilateralmente como terroristas por el "mandamás del mundo".

Ese acto de piratería afectó directamente a Venezuela, que ya había pagado ese envío de gasolina para subsanar las fallas en la producción local, originadas en gran parte por el bloqueo que el mismo EEUU ha impuesto como medida unilateral.

-El Departamento de Justicia de EE.UU. obligó a las autoridades argentinas la confiscación de la aeronave de carga venezolana por presuntamente violar las leyes de control de exportaciones del país norteamericano. El avión, que llevaba un cargamento de autopartes, aterrizó en el Aeropuerto Internacional Ezeiza de Buenos Aires el 6 de junio procedente de México. En la aeronave viajaban 14 tripulantes venezolanos y cinco iraníes. El 13 de junio de este año, un juzgado ordenó a la justicia argentina la retención del Boeing 747.

-Para rematar se encuentra la decisión seudo legal de un tribunal que conmina a Venezuela a pagar más 8 millardos de dólares a la empresa petrolera estadounidense Conoco-Phillips.

El bloqueo de EEUU es político, económico-financiero y busca sabotear cualquier comercio de insumos vitales para Venezuela, en su afán de debilitar al Gobierno bolivariano, tarea en la que lo han acompañado sus satélites externos e internos.

Así que, mutatis mutandis, nada de extraño es que el peor escenario, que sería aquel donde el poder imperial termine por validar la demanda de Guyana, termine prevaleciendo y por tanto, debe ser considerado. En ese caso, ¿qué hacer? ¿Seguir insistiendo con nuestros argumentos históricos y jurídicos? ¿Aceptar pasivamente esa decisión? ¿Quedarnos de brazos cruzados? ¿Tomar por la fuerza lo que histórica y jurídicamente es nuestro?

Mientras tanto, es sumamente importante que se sigan haciendo festivales por la libertad de Alex Saab, quien está detenido fundamentalmente por razones políticas, pero ha llegado la hora que también se realicen festivales en las parroquias, en los caseríos, en las barriadas, en los municipios, en los estados, en todas nuestras embajadas, sobre la importancia que significa el Esequibo para el presente y futuro del pueblo venezolano. Pueblo que, por lo demás, debe estar preparado para cualquier escenario, porque Venezuela es víctima de una guerra con muchas facetas por parte de Estados Unidos y sus gobiernos aliados incondicionales.

Y recordar, como lo sostiene el jurista italiano, Danilo Zolo (2007), en el texto La justicia de los vencedores. De Nuremberg a Bagdad, que la justicia internacional responde a los intereses de los victoriosos, generalmente las grandes potencias.

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