A 990 días del inicio de la contingencia en la República Bolivariana de Venezuela producto de la pandemia global de la Covid 19, en el transcurso de la semana 142 de esta contingencia, y siendo el miércoles 30 de noviembre de 2022, continuaré desarrollando ahora por escrito algunas de las reflexiones que realicé sobre el título de este articulo que así mismo es el título de una conferencia que elaboré para compañeros militares en Fuerte Tiuna como indiqué en la edición anterior de esta columna.
Vladimir Putin, a propósito del desarrollo de la tecnología y de la inteligencia artificial, la cual expresaremos algunos elementos un poco más adelante, señaló: "El país que consiga liderar la Inteligencia Artificial será el dueño del mundo. La robótica, el universo de los computadores, de los celulares y la velocidad del internet, la conducción de un avión (o automóvil) sin piloto, sistemas de transporte más seguros, son tecnologías determinantes que darán forma al futuro inmediato".
Por eso, es que así como hay un desarrollo tecnológico para el bien, hay un desarrollo tecnológico para el mal. Así como hay el desarrollo de la Inteligencia Artificial para fines pacíficos y civiles, hay desarrollo de Inteligencia Artificial y de Tecnolgías 5 y 6G para el mal, para la guerra.
Por ello es que debemos hablar sobre la ciberguerra, o guerra cibernética como expresión de los nuevos conflictos que se avecinan.
Hay muchas definiciones sobre lo que es la ciberguerra, pero en esta caso tomaré la del experto de seguridad estadounidense, Richard Clarke, quien definió la ciberguerra como todo el conjunto de acciones llevadas a cabo por un Estado o grupo de personas para penetrar en los ordenadores o redes de otro país con el fin de causar perjuicio o alteraciones en el mismo.
¿Por qué gastar 10 o 15 mil millones de dólares en un portaaviones cuando puedes desactivarlo digitalmente? ¿Por qué gastar miles de millones de dólares en investigaciones y desarrollo de sistemas de armas cuando puedes hackear los planes estratégicos de tu enemigo? ¿Por qué arriesgarse a un conflicto armado cuando puedes hackear los sistemas y hasta las elecciones de un país para beneficiarte políticamente?
De eso y más es de lo que se trata la guerra cibernética o ciberguerra, que me corresponde explicarlo en las charlas que he empezado a impartir.
Y es un tema tan interesante así como terrorífico, por las implicaciones y daños que puede ocasionar, y que de hecho a ocasionado en algunos países en el mundo.
En el mundo cibernético, un enemigo digital como un hacker puede hacer un gran daño a la economía, a la política, a la estabilidad e infraestructura civil y militar de una nación entera. Y todo esto sin disparar un solo tiro.
Cabe destacar que durante los eventos terroristas del año 2014 y 2017 en Venezuela, dirigidos a derrocar al gobierno venezolano encabezado por Nicolás Maduro, EEUU suministró de manera gratuita varios VPN a los grupos mercenarios que operaron durante esas jornadas para enmascarar sus direcciones IP de las computadoras y equipos celulares por donde se convocaban y comunicaban para tales acciones. Con esa dirección pretendían desorientar la labor de los cuerpos de inteligencia mostrando que estos mercenarios se encontraban en México, Colombia o Australia, cuando realmente se encontraban dentro de la propia República Bolivariana de Venezuela, ejecutando acciones que buscaban propiciar un cambio de régimen en el país.
O que no se sepa la información que se encuentra en ciertos y determinados equipos. Eso también lo hace un VPN.
En el caso de ataques de guerra cibernética o ciberguerra, además que no está regido por la legislación internacional en la materia, resulta harto difícil determinar cuando estos ataques son llevados a cabo por actores de amenazas persistentes avanzadas, conocidos por las siglas APT.
Y estos se refieren básicamente a un hacker o grupo de hackers contratados clandestinamente por un país para la realización de este tipo de actos, en detrimento de otro Estado-Nación. Además de la tercerización de los conflictos, por eso es que resulta difícil determinar las responsabilidades de este tipo de ataques a un Estado-Nación determinado por esta particularidad que presenta este tipo de conflictos en la actualidad.
Aunque sobran los ejemplos de este tipo de ataques sospechosos en el mundo, muchos no son considerados así por no haber una definición única y uniforme de lo que es la ciberguerra.
Pero los analistas coinciden que si este tipo de acciones tecnológicas deviene en la pérdida de vidas humanas, sean estas militares o civiles, podríamos estar hablando de un acto de guerra cibernética, la cual tiene diversas modalidades a la hora de su implementación.
La guerra cibernética es mucho más compleja de lo que creemos y la podemos encontrar de distintas formas como por ejemplo los malware que son los virus informáticos, los cuales requieren la presencia del ser humano para activarse; los gusanos informáticos, que no requieren la presencia o acción del ser humano para activarse. Es importante tener en cuenta que no todo malware puede crear daños, ya que un malware puede ser un fallo o defecto en un software que los hackers pueden aprovechar para hacer daño, porque constituyen una vulnerabilidad del mismo.
A través de los virus y gusanos informáticos se puede provocar por ejemplo la caída del sistema de distribución de agua de un país, colapsar los sistemas de transporte, las redes eléctricas, las infraestructuras críticas así como los sistemas militares.
Otra modalidad de guerra cibernética son los ataques de denegación de servicio, mejor conocidos como DOS, los cuales consisten en eventos de ciberseguridad que se producen cuando los atacantes realizan acciones que impiden a los usuarios legítimos acceder a los sistemas informáticos, dispositivos y otros recursos de la red objetivo.
Situaciones como estas ocurriendo durante el paro petrolero de finales de 2002 y comienzos de 2003 en Venezuela, cuando INTESA, que era una empresa perteneciente a IBM de EEUU controlaba nada más y nada menos que el cerebro electrónico de la principal industria que suministra los ingresos de nuestro país como lo es PDVSA, y además que canceló los salarios de buena parte de los dirigentes y gerentes petroleros comprometidos con la desestabilización del país, bloqueo salarios de dignos trabajadores que no se prestaron para esas actividades conspirativas, además de bloquear equipos para impedir la restitución de los servicios de esta empresa.
También otra modalidad de guerra cibernética se basa en la piratería y robo de datos críticos de instituciones, gobiernos y empresas, que se conocen como operaciones de ranson ware, que es un tipo de operación de los hackers que mantienen los sistemas informáticos como si fueran rehenes en un secuestro hasta que las víctimas de esta modalidad de ciberataques pagan una cantidad de dinero para que estos sistemas puedan ser liberados.
La amenaza de ataques de ciberguerra crece a medida que los sistemas críticos de una nación están cada vez más conectados en red. De ahí es que hablamos de las tecnologías 5 y el 6G, que viene dado por la disminución de la latencia y la velocidad de este tipo de redes.
Así que podríamos decir que el internet es una bendición, pero también y hasta cierto punto podríamos considerarla una maldición.
Y muchos podrían preguntarse: ¿Por qué amenaza a la sociedad la ciberguerra? Pues esa respuesta espero poder darla en las próximas entregas, ya que por razones de tiempo y espacio debemos dejar esta hasta aquí.
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y patria socialista!
¡Viviremos y Venceremos!