El "golpe parlamentario y judicial", montado por el Departamento de Estado y los llamados "tanques pensantes" de los Estados Unidos, sigue su curso. Esta vez le correspondió al presidente constitucional de Perú, Pedro Castillo, quien fue derrocado por el fascismo agrupado en el Congreso y demás poderes públicos, como la Fiscalía y la mayoría de los medios de difusión, incluidas las redes digitales.
La derecha conspiró antes, durante y después contra el derrocado jefe de Estado. Durante la campaña electoral fue acusado de aliado de las "fuerzas del mal" como, por ejemplo, de seguir los pasos de Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Fidel Castro. No prosperó la campaña de mentiras. Luego como presidente electo, la derecha cantó fraude en las elecciones y, finalmente, lo expulsaron de la Presidencia.
Ahora lo acusan por el delito de "rebelión y conspiración". El Mundo al Revés como lo calificó el escritor Eduardo Galano, pues los conspiradores de oficio, el fascismo nacional e internacional, lograron revertir, con el apoyo de la mediática y las redes sociales en manos de empresas monopólicas, acabar con un gobierno surgido de los votos del pueblo.
Resulta entonces que Castillo es un "conspirador" cuando es la víctima. Hasta la marioneta Luis Almalgro, de la OEA (Ministerio de Colonias) aplaude la acción propiamente conspiradora de los poderes fácticos y del fascismo enquistado en la estructura del Estado peruano.
La Constitución de Perú, en su artículo 134, faculta al Jefe del Estado para disolver el Congreso cuando obstaculiza la gestión gubernamental y conspira contra la paz y seguridad de la nación, pero eso no vale a una camarilla apoyada por el gobierno de los Estados Unidos, experto en golpes de estado parlamentario y judicial.
En menos de dos meses la mano siniestra del Pentágono y la CIA han conspirado para derrocar y meter presos a presidentes legítimos: Caso Cristina Fernández (Vice presidenta Argentina) y ahora Pedro Castillo (Perú).
Pero los pueblos de Nuestra América lucharán y vencerán.