Brasil, Nuestra América, 2023: ritual de inicio del fascismo reincidente

Lunes, 09/01/2023 07:08 AM

Lula es con creces el líder popular más sobresaliente de la historia brasileira. Su prestigio internacional lo hace una referencia política representativa de la izquierda.

Lula se juramentó como Presidente ante su pueblo el 1° de enero de este año que recién va iniciando. Una semana después, mientras se hallaba en Araraquara, en el estado de Sao Paulo, atendiendo a la población severamente afectada por inundaciones que causaron desastres, una virulenta horda fascista causaba otros desastres en las sedes de los Poderes Públicos con la intención de dar un Golpe de Estado.

La derecha no perdona ni el domingo, ni el "espíritu de la Navidad", ni los buenos deseos de feliz año nuevo. Pero no nos engañemos, esto no fue espontáneo.

Recordemos que la única forma de que un aberrado como Bolsonaro llegara al poder, requirió previamente el golpe contra Dilma, la usurpación mafiosa de Temer, todo bien concertado por los poderes económicos, mediáticos, judiciales y parlamentarios al servicio del entramado corrupto. Luego las persecuciones judiciales contra la Presidenta Dilma Rouseff y el propio Lula. Sin esas precondiciones no hubiese repuntado el fascismo como lo ha hecho peligrosamente. (Igual fórmula contra Cristina en Argentina ¿Qué coincidencia?)

El formato de este domingo 8 de enero de 2023, lo vimos antes en Ecuador contra Rafael Correa, con policías tirando explosivos a la cara del Presidente de la Revolución Ciudadana. También se repitió en Bolivia con el golpe a Evo, donde se mezcló la represión más rabiosa contra los humildes con el racismo clasista y la instrumentalización del mito bíblico como amuleto del poder fascista.

En el segmento bolsonarista de la sociedad brasileña abunda esta tergiversación horripilante del cristianismo, muy al estilo de las sectas anglosajonas que pulularon en Estados Unidos mientras cometían el genocidio de los pueblos originarios e imponían el más atroz y prolongado esclavismo contra la población afro.

Esa tendencia continúa sus acechanzas supremacistas con visos de paranoia política.

Ninguno de estos acontecimientos ha estado aislado uno del otro; forman parte de la estrategia hegemonista del imperialismo sobre las naciones de Abya Yala. No es casual la ingobernabilidad impuesta en el Perú y la defenestración del maestro Pedro Castillo, un dirigente sencillo que logró superar las opciones de las élites, y eso no se lo iban a perdonar jamás, indistintamente de la eficacia de su gobierno, al que no le dieron tregua en el afán oligárquico de domesticar la política para que siga la explotación despiadada de las clases trabajadoras del campo y la ciudad.

Este año 2023 que comenzó con un nuevo gobierno en Brasil que modificó a favor de la soberanía la correlación de fuerzas a nivel continental, pero que el fascismo ha manchado con una escena dantesca en Brasilia, se cumplen bicentenarios de la llegada del Libertador Bolívar al Perú y del lanzamiento de la Doctrina Monroe, así que tendremos la oportunidad de debatir cuál modelo de sociedad queremos para Nuestra América, la originaria, la mestiza, la resistente, la que ansía librarse de yugos colonialistas e imperiales.

Imposible soslayar las experiencias paraguaya con Lugo y hondureña con Zelaya. La desestabilización permanente con Nicaragua, Cuba y Venezuela a través de todas las formas de presión, en el marco de la guerra mutante aplicada desde Estados Unidos contra los procesos de liberación que encarnan la sagrada dignidad de nuestros héroes y mártires en más cinco siglos de perseverancia por la vida.

La democracia de papel, la de leyes e instituciones, pero sin verdadero poder popular, sin independencia nacional, no es garantía suficiente para la construcción de una sociedad más igualitaria y justa. Debemos atrevernos a inventar un sistema político que democratice la producción y distribución de bienes y riqueza. No sirve sacralizar la supuesta "separación de poderes" cuando todos están supeditados al económico. Y peor aún, al modelo civilizatorio del afán de lucho como medida del "éxito" individualista.

No sirve la ficción democrática donde el Poder Judicial persigue –y condena- a los pobres, mientras exonera a priori los delitos de lesa Patria, lesa humanidad y lesa natura, de los dueños del capital; donde las fuerzas policiales o militares están (de) formadas en la "doctrina de seguridad nacional" gringa, y ven al pueblo (siendo pueblo) como enemigo: caso colombiano durante un siglo, caso represión a protestas en Chile durante Piñera y en Ecuador con Moreno y Lasso.

Urge convocarse para reflexionar y trazar planes. Al fascismo se le vence con inteligencia, con la razón y la fuerza. Los gobiernos patrióticos de la ALBA y otros amigos, el Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla, los movimientos sociales, las centrales obreras y campesinas, las asociaciones juveniles y estudiantiles, todas las organizaciones comprometidas con una mejor humanidad, tenemos el deber de formar un bloque de poder para frenar y destruir al fascismo.

Rescatar UNASUR y CELAC como espacios legítimos de diálogo entre nos…parecen tareas pertinentes del liderazgo decente en Abya Yala.

Las hordas fascistas nos han sacado del ensueño decembrino con una andanada de maledicencias sobre el frágil tejado democrático de Nuestra América. Problematizar Brasil para no dejar gobernar a Lula, concatenado al Golpe en Perú, y amenazas similares contra Petro, es una declaratoria de guerra contra el progresismo o la izquierda latinoamericana.

Apelo a nuestro guía El Libertador: "La opresión está reunida en masa bajo un solo estandarte, si la lucha se dispersa no habrá victoria en el combate".

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