Surge pues, el glorioso 4 de febrero de 1961, comienzo de la lucha armada de Angola: "Aquí en la cárcel / la rabia contenida en el pecho, / espero pacientemente /que se acumulen las nubes /al soplo de la historia"
El tiempo deja huellas y memorias, y los pueblos muestran todo de alguna manera, sea del ayer o del hoy. Y existen acontecimientos que más allá de la marcha indetenible de los pueblos y de los vaivenes circunstanciales, por su naturaleza natural inmanente, quedan marcados indeleblemente en la historia.
Quienes caminen en febrero por las calles de Luanda sentirán el inmenso calor veraniego y podrán observar el transcurso de la vida pacífica y libre del pueblo angolano en las calles, en los ómnibus, en las casas, en las tiendas, en los cines, en las playas y en otros muchos sitios de la ciudad y quizás les sea difícil imaginar que este régimen de vida sólo surgió hace unos pocos años, con la conquista de la independencia.
Sin embargo, se precisa que quienes se interesen actualmente por conocer la realidad sobre éste país, estén conscientes de que esta imagen apacible, así como el aire libre que se respira hoy en la ciudad de Luanda, son frutos de las luchas de un pasado que era aborrecible. Y que las raíces y el palpitar de este pueblo victorioso confirman las palabras del líder revolucionario congolés Patricio Lumumba, en el sentido de que "la historia dirá un día su palabra. Pero no será la historia que se enseña en Bruselas, en París, en Washington. Será la que se enseña en los países liberados del colonialismo y de sus títeres. África escribirá su propia historia de gloria y dignidad".
En Angola esta historia se ha escrito con mucho valor y sangre. Y es por esta causa que la fecha del 4 de febrero de 1961 tiene tanta significación para el pueblo angolano. La acción heroica librada en aquel día constituye por su trascendencia un hecho cimero del largo proceso histórico que la condujo hasta la victoria definitiva.
Los acontecimientos que desencadenaron el inicio de la lucha armada surgieron como consecuencia de la confrontación entre los explotadores y explotados, entre los colonialistas y los colonizados, entre la masacre generalizada de las fuerzas opresoras y la rebelión heroica del pueblo oprimido.
En 1960, al producirse la detención y prisión de Agostnho Neto, dirigente del MPLA, se produjeron diversas manifestaciones de protestas, principalmente en las regiones de Icolo y Bongo. Una de estas manifestaciones, integrada por unas mil personas, en su mayoría mujeres y niños, fue balaceada salvajemente. Esta agresión colonialista dejó un saldo de 30 personas muertas y otras 200 heridas. Al día siguiente, la soldadesca concentrada en Catete, en las afueras de la ciudad, realizó una incursión punitiva matando y prendiendo a todos los que se encontraban en las aldeas. Al retirarse dieron fuego a las casas. La represión cayó ferozmente sobre el pueblo en los meses finales de 1960. Así por ejemplo, en este período fueron pasados por las armas 28 nacionalistas cabindenses que guardaban prisión.
La represión también alcanzó a la zona campesina. En la Baixa de Caseanje se produjo un verdadero genocidio. Ante las justas reclamaciones de los campesinos de esa zona por el precio del algodón que eran obligados a cultivar para su venta a una empresa belga, las tropas portuguesas utilizaron la aviación y lanzaron bombas sobre las aldeas. El resultado fue la muerte de unos 20 000 campesinos. ¡Así se ha escrito la triste historia del colonialismo en África!
Hechos como éstos, verdaderos ejemplos de la brutalidad de la opresión colonialista, desencadenaron la justa ira y acrecentaron la rebeldía del pueblo angolano. Fue así que el pueblo, con los militantes del MPLA al frente, se levantó contra la feroz tiranía colonial. Con machetes y unas pocas armas tomaron las cárceles de Luanda en la mañana del 4 de febrero de 1961.
Este hecho ha quedado grabado en la existencia de los luchadores contra el colonialismo. Por este motivo, no resulta extraño que la literatura de este período lo refleje en forma destacada. Así, por ejemplo, en la novela titulada MAYOMBE, del escritor angolano Pepetela, uno de los personajes lo valora así: "Hasta que un día oí en la radio el ataque a las prisiones el 4 de febrero...Cuando llegué al Congo, Lumumba había muerto y la herida sangraba todavía, y la herida sólo comenzó a cicatrizar porque estalló el 4 de febrero".
Este acontecimiento tuvo también una repercusión en otros lugares del país, tanto en lo que se refiere a las represiones colonialistas, como a las sublevaciones de las poblaciones. Veamos cómo uno de los personajes de MAYOMBE narra la experiencia vivida: "Era un niño en 1961. Pero me acuerdo todavía de la decena de niños lanzados contra los árboles, de hombres enterrados hasta el cuello, con la cabeza afuera, y el tractor pasando y cortando las cabezas con la cuchilla hecha para abrir la tierra".
Y el jefe de operaciones de la guerrilla, otro personaje de la obra, narra así los acontecimientos: "Por eso hubo marzo de 1961. Participé en los ataques a las haciendas de los colonos. Avanzaba con piedras, en medio de los hombres con machetes y algunas, raras, escopetas. Masacramos a los colonos. Destruimos las haciendas, quemamos el dinero, proclamamos el territorio libre. Éramos libres. Los blancos nos masacraban. ¿Por qué no masacrarlos?...Pero el territorio libre volvió a ser ocupado por el ejército colonial."
Con estos matices aparecen expresados los acontecimientos de 1961 en esta novela, verdadera joya de la literatura de la revolución angolana.
Al arribar a Luanda el día 4 de febrero de 1975, después de 14 años de ausencia, Neto afirmó: "Tenemos que hacer que nuestro pueblo se sienta realmente señor de su país, que sea libre". Y años después, en su informe al I Congreso del MPLA, señaló: "Surge pues, el glorioso 4 de febrero de 1961, comienzo de la lucha armada de Angola. El pueblo angolano irrumpe violentamente en la escena internacional para decir con el trazado indeleble de las balas, su firme voluntad de conducir él mismo sus destinos".
Esta fecha también ha quedado eternizada en el Himno Nacional de Angola: "Oh, Patria nunca más olvidaremos / a los héroes del 4 de Febrero/ Oh, Patria, veneramos a tus hijos / caídos por nuestra independencia / Honramos el pasado y a nuestra historia / construimos en el trabajo al hombre nuevo."
Estos pueden ser algunos de los testimonios que el pueblo angolano puede ofrecer hoy a quienes vivan y trabajen en suelo angolano, hermanados en la obra común de la reconstrucción nacional y de la edificación de una vida nueva, así como a aquellos que en otras partes del mundo sientan amistad y solidaridad con su causa.