El espíritu de Cuba

Viernes, 17/02/2023 10:42 AM

La Feria del Libro de la Habana nos ha convocado a volver, y el Centro de Estudios Simón Bolívar junto al Ministerio de la Cultura a través del CENAL, lo hicieron posible.
Estadía corta de tres días que permitió bañarse de recuerdos que el mar y la ciudad reviven como entes eternos residentes en su luz.

Las dificultades económicas colman el menú cotidiano de la noticia y la conversa. Sin duda la pandemia bajó tan drasticamente el turismo, que la fuente de divisas por excelencia casi se secó. Esta aridez llegó a niveles desérticos con el agravante del criminal bloqueo gringo, en medio de una crisis recesiva mundial.

Pero, como me dijo un amigo, a pesar de la dura situación, "esto funciona"; quiso expresar que ni el Estado ni el Pueblo detienen sus esfuerzos por superarse.
Pienso en nuestras historias. Las economías dependientes impuestas a los países que fuimos colonias de Europa y luego satélites del imperialismo, nos condenan a proveer materias primas con escaso o nulo valor agregado, sin el desarrollo tecnológico que monopolizan los capitales imperialistas, condenándonos a mercados atrapados por la expoliación, bajos salarios que impiden una demanda agregada suficiente para reinvertir los excedentes, causando el robo del talento profesional nativo, las migraciones forzosas, el tráfico y trata de personas, entre otras terribles secuelas que se ensañan con los padecimientos de nuestros pueblos.

El sistema capitalista marca la formación social de nuestro tiempo. Falta aún mucho trecho para que nazca y predomine el socialismo en el mundo; sin embargo, vemos los logros en áreas elementales de dignidad como la salud y la educación, la no discriminación, la solidaridad, que son conquistas socialistas, en el proceso de luchas por la liberación nacional.

En términos comparados Cuba tiene especificidades que acrecientan las dificultades materiales: el carácter insular, la cercanía con su principal agresor, la descapitalización abrupta por pérdida de mercados que significó la caida de la URSS y otras experiencias en Europa del Este, las escasas fuentes energéticas, por mencionar unas pocas.
Pero Cuba no se rinde. La conciencia histórica de estar defendiendo su soberanía y construyendo el modelo de sociedad que se dieron con las armas, con miles de vidas ofrendadas, con una épica propia inigualable en el siglo XX, con acciones heroicas en África, Asia, y solidaridad militante en todos los rincones del planeta, le dan al pueblo cubano un espíritu radiante que se expresa en su fértil acervo cultural y su permanente disposición combativa, por la Patria y la Revolución.

Es el espíritu que Fidel sembró en la Sierra Maestra y que riega sin cesar con inagotables manantiales martianos.

Hace cuarenta años visité Cuba por primera vez, tuve la suerte de vivir allá un par de años y regresar en varias ocasiones; ahora regreso como siempre, trayendo en mi pecho el amor que le profeso y las ganas de volver.

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