El modelo de China

Martes, 28/02/2023 07:16 AM

En Occidente se percibe el pluri- partidismo como prueba de democracia.

¡Nada más equivocado! Partido durante todo el siglo XX se escucharon críticas a ese concepto. Pensadores franceses e italianos de calibre como George Burdeau y Giuseppe Maranini estuvieron durante los 80 denunciando en sus libros, ese aparente signo de democracia como Partidocracia.

Partidocracia es un sistema donde la oligarquía política colectiva nacional sobrepone su voluntad a la voluntad de las bases que constituyen su electorado y construyen a sus espaldas coaliciones que con frecuencia tenían propósitos muy distintos al interés nacional que decían defender ante la comunidad de sus electores.

La Venezuela del Pacto de Punto Fijo es un claro ejemplo de eso.

Desde la fuga de Marcos Perez Jimenez (01 /1958), los gobiernos instalados en Caracas eran una especie de Dictadura colectiva que se turnaba en el poder donde la complicidad básica entre ellos cada vez era evidente. Cada siguiente administración se guardaba bien de denunciar y perseguir los delitos cometidos por la anterior.

Toda esa complicidad controlada remotamente desde Washington.

¿Es que acaso los copeyanos de Caldera ignoraban los negocios de Sucre Figarella?

¿Que el regreso de Acción Democrática al poder había sido pactado desde Washington encargado de repartir el Botín shington? Eso está claro desde que uno de los primeros actos del Presidente Rómulo Betancourt fue cancelar el contrato dado a la firma italiana Inoccenti para construir la Siderúrgica del Orinoco, para dárselo a la US Steel.

La mejor prueba de la consecuencia de pluralidad de partidos no es prueba de democracia como supuesto mejor sistema de gobierno para elevar el nivel de vida y garantizar el mejor interés de los ciudadanos que la constituyen los Estados Unidos.

En ese país existen dos partidos cuyos programas son tan parecidos, en lo esencial, que bien pueden mirarse como un solo partido. ¿Por qué?

Porque a Estados Unidos lo que en verdad gobierna es aquello que allá llaman "Deep State" (Estado Profundo). Ese Deep State, no representa los intereses de Estados Unidos como nación; solo representa a una plutocracia internacional que gobierna con su dinero.

Dinero que es distribuido usando organizaciones civiles legales cuya labor es la comprar políticos.

En Washington a ese tipo de organizaciones les llama Looby, y su actividad es bien vista y tan corriente que se ha convertido en un verbo.

En Europa y Latinoamérica les dice Grupos de Presión, son muy bien vistas.

Está claro que cambiar de nombre no cambia gran cosa. Hay indicio de que ese fenómeno de la injerencia de Don Dinero en la política de los sistemas dichos democráticos se ejerce desde la Antigüedad.

Aristóteles decía que los sistemas denominados democráticos degeneran siempre el gobierno oligárquico y establece su dictadura. Según Aristóteles que esas dictaduras oligárquicas terminaban en revueltas encabezadas por una aristocracia que asumía el poder. En la Grecia antigua aristocracia quería decir gobierno de los mejores; un equivalente a lo que ahora llamamos: Meritocracia. De alguna manera por sus efectos, es lo que parece haber ocurrido en Rusia y China. Los caminos para transitar de una democracia a una Meritocracia parecen tortuosos y empedrados de sufrimiento de masa.

En los sistemas que se etiquetan como democracia la corrupción por el dinero es casi implícita.

La movilización de masas para ganar elecciones cuesta dinero. El dinero nunca se da gratis. Siempre sirve para comprar. En este caso a partidos enteros con indiferencia del color político que se atribuyan. El dinero los homogeniza.

Las contribuciones de dinero a los partidos para las campañas que movilizan masas y medios a su favor llevan a sus Aparatchiks de los partidos a cargos electivos. En Estados Unidos a la suma de esas contribuciones lo llaman War Chest.

En cada país de las democracias occidentales donde los partidos son los protagonistas los gobiernos suelen terminar siendo del mismo color, el color de su dinero.

En el modelo norteamericano a sus billetes los llaman greenbacks (espaldas verdes).

En el modelo de representatividad democrática de Estados Unidos, cada candidato necesita fondos para su propio War Chest si quiere iniciar una campaña propia. De lo contrario necesita fondos y respaldo del Partido.

Por ello, cada candidato a un puesto electivo debe venderse antes de iniciar su campaña.

El resultado de esa corrupción previa de los políticos que aspiran a ocupar cualquier cargo en los Estados Unidos es que homogeniza las propuestas de ambos partidos y las hacen esencia casi idéntica. Eso hace que malgrado haya cambio de personas con cada nueva administración, continúan siendo siempre las mismas politicas, eso explica una continuidad, casi sin cambios de política de expansión y agresión durante 200 años. El Presidente Calvin Coolidge ya dijo en 1928: The Business of America (US) is business. El negocio de los Estados Unidos son los negocios.

No se puede decir con mayor claridad que la labor del gobierno es estar al servicio de la Oligarquía.

Ese resultado; fue confirmado con las provocaciones genocidas ordenadas por el Presidente Zelenky en Ucrania para que provocara una intervención de Rusia que justificara la aplicación de sanciones que impidieran la continuación de la compra de gas ruso en lugar de la compra de GLN de origen norteamericano. Como reducido continuaba el suministro de gas ruso a Alemania, Washington resolvió volar el gasoducto North Stream, un acto terrorista que equivale a una declaración de guerra. Por un falso ataque similar Estados Unidos declaró la guerra a España, para tener un pretexto con el cual quitarle las Filipinas.

Hace cerca de un año dijo con acierto el director de la Bolsa de Shanghai (SEE), en china hay un solo partido, las políticas cambian. En Estados Unidos cambian los presidentes, pero las políticas son siempre las mismas.

Dentro de ese partido único de China las políticas de gobierno evolucionan según las necesidades del país, necesidades que también evolucionan según se vayan logrando objetivos nacionales o evolucionen las circunstancias internacionales una que parece más adecuada para llevar adelante políticas que favorezcan a los ciudadanos.

En Estado Unidos las elecciones puede que cambien las administraciones, pero las políticas no cambian. Así Clinton y Bush hicieron guerras, invasiones y ocupaciones ilegales que el Presidente Obama y el Presidente Trump continuaron. En 1818 el economista y filósofo de la historia Jean Charles Sismodi señaló que los impuestos al consumo eran injustos porque volcaban la presión fiscal sobre las clases asalariadas y casi exceptuaban los ingresos que no fuesen usados para consumo. Eso castigaba principalmente a las clases trabajadoras y distorsionaba la distribución de la riqueza entre la población.

Esa política fiscal sigue orientando a la recolección fiscal de los Estados Unidos al punto que después de dos siglos de denunciada como tendente a la concentración de la riqueza, en Estados Unidos es tan grande que se atenuó la distinción entre el nivel de vida entre clase media y clase obrera, lo grave es que ahora hay una nueva clase millardaria que es apenas el 5 % de la población, pero es dueña del 95% de la riqueza del país. Tal es el resultado de 200 años de elecciones en una sociedad en la que se alternan las administraciones, pero las políticas son siempre iguales ante los mismos problemas de desigualdad de inicua en la repartición de la renta nacional entre la población.

Ese es el efecto socio-económico del cacareado sistema de democracia liberal cuyo modelo imponen los anglosajones como la panacea universal

La evolución del sistema político de China ha sido tal dentro de su Partido Comunista que se han sucedido cambios inadmisibles por la original doctrina marxista que las políticas de los gobiernos chinos que se han sucedido desde la llegada al poder de Deng Ciao Ping, tienen como rasgo característico el aumento incesante del PIB de China y una repartición de esa renta nacional con políticas continuas de aumento de la repartición de esa riqueza entre la población de tal eficacia que ha sacado a 1000 millones de chinos de la pobreza y con un ingreso per cápita cercano a los 25 mil euros al año. Eso ha convertido a China en el mayor mercado consumidor más grande del mundo. Los Valores del sistema de gobierno de China ponen más acento en la repartición de la riqueza, seguridad y bienestar entre su población que la libertad de decir tonterías entre ignorantes que caracterizan los paneles de la televisión que identifican los valores de los que se jactan las decadentes democracias occidentales cuyo ápice de igualdad ya no es económica sino confundir un hombre Gay con una mujer.

El Partido Comunista de China es tan poco Progre que sigue creyendo que el rasgo distintivo de una mujer es la capacidad de engendrar una nueva vida. Hasta tal punto están atrasados los chinos en sus valores que siguen tomando a la familia como unidad básica de la sociedad, un punto de vista que el líder comunista Xi Jingpiao comparte con la cabeza visible del renacimiento conservador de Rusia, el Autócrata que conduce el nuevo autócrata Iluminista Vladimir Putin. Comparten criterio, tal vez, porque la Cultura de China no conoce la decadencia conceptual y por ello, es la más antigua del mundo.

 

 

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