Siempre he cuestionado la inteligencia no natural, la inteligencia compuesta en sus dos terceras partes de instinto zoológico que a menudo falta o falla en individuos que pasan por ser muy inteligentes según baremos fabricados por la "inteligencia" de la propia sociedad a la que pertenecen… La otra tercera parte pertenece a la inteligencia adquirida, al aprendizaje de acuerdo a una técnica de almacenamiento memorístico hábilmente combinado. A una técnica al fin y al cabo.
Después de dar muestras de eso de una gran inteligencia en el dominio de su oficio, históricamente, sea en el plano de lo que sea, religioso, científico, artístico, político, militar, etc, genios y talentos de un dominio inconmensurable de su oficio, han dado pruebas de lo que digo. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que la campaña de Napoleón en Rusia la iniciase a comienzos del verano corriendo el riesgo de sucumbir sus ejércitos por efectos del invierno extremo? Es indudable que pensó que en dos meses le daría tiempo a adueñarse de la vasta Rusia. Algo impropio de un genio militar… Pero no menos inteligentes en un momento concreto han sido muchos otros personajes históricos de todas las materias…
Ahora, Josep Borrell, un economista catalán, español, de mucho relumbrón. Según la Wikipedia,"ingeniero aeronáutico, máster en Investigación Operativa por la universidad de Stanford, máster en Energía por el Instituto Francés del Petróleo de París, doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y catedrático en excedencia de Matemáticas Empresariales. Trabajó siete años en CEPSA". Ahora Comisario de Asuntos Exteriores de la UE, en medio de una reunión a la que asistían parlamentarios latinoamericanos, el jefe de la diplomacia europea, lanzó un insólito discurso en el que reivindicó valores como la colonización y episodios como la Conquista.
El episodio ocurrió el pasado miércoles, cuando Borrell se dirigió ante la Asamblea Parlamentaria Europeo-Latinoamericana (Eurolat), un organismo multilateral compuesto por 150 parlamentarios de Europa y América Latina. Allí, el político enumeró las razones por las que el mundo vive una "tormenta perfecta" que, a su juicio, requiere recalibrar la "brújula estratégica con plena conciencia histórica".
No es, al parecer, la primera vez que el político usa los estrados para defender ideas eurocentristas, racistas y discriminatorias. El pasado mes de octubre, Borrell tuvo que matizar la desafortunada analogía que hizo al describir Europa como un "jardín" y al resto del mundo como "una jungla".
¿Esto es diplomacia? ¿Esto es tacto? ¿Es Borrel inteligente? La primera regla para distinguir a una persona inteligente más allá de su pericia en otras cosas fruto de su ingenio y de su carácter de homus habilis, a mi juicio son dos cosas: una es ser valiente con prudencia, no temerario. La otra es, ser consciente de la dimensión de otras Culturas, de otras concepciones de la vida y del universo, y expresarse en consecuencia con arreglo a esa consciencia. Y con mayor motivo cuando lo que representa el "inteligente" es una superestructura cultural y geográfica entera o casi entera, como es el caso de un Borrell representando a una Europa por ahora mutilada, al no contar, él mismo, con la Rusia que él y sus padrinos estadounidenses quieren borrar del mapa del continente europeo…
Si el Descubrimiento y la Conquista son dos motivos de un orgullo enfermizo colectivo e individual de Borrell setecientos años después; orgullo que sin pestañear, arroja a la cara de esos 150 parlamentarios; si el propósito de Borrell en su papel es fortalecer los lazos entre "su" Europa y América Latina; si la consecuencia de ese propósito es fortalecer aún más las transacciones comerciales… y militares (lo cual sería una proeza, pues su enemiga está en USA), una de dos, o cree que, aun concitando el odio de la mayoría de esos 150 parlamentarios va a cumplir su propósito, o lo que quiere es adular a quienes él considera más fuertes de la causa europea, o es un lerdo ilustrado que no merece representar lo que representa por muy ingeniero aeronáutico, economista y catedrático de matemáticas empresariales que sea. En resumen, Borrell ha atrofiado el instinto natural y se ha rendido a su inteligencia artificial…