"El valor de las fuerzas morales, y su influencia, son sembrados no tanto por medio de demostraciones, exámenes críticos o tratados eruditos, sino, por medio de sentimientos, impresiones generales, y chispas de intuición aisladas y resplandecientes".
Fin de la cita.
De la Guerra,
Karl Von Clausewitz.
La intención del voto. Es importante notar que hay dos grandes dimensiones en la definición del espectro político venezolano: la económica y la social. El hecho de que la situación económica del país sea el tema más relevante en las últimas elecciones ha encuadrado la discusión sobre el votante como un agente racional. Bajo este paradigma, se piensa que se vota por el candidato que más conviene en términos económicos o por los beneficios de las políticas públicas que promete implementar. Sin embargo, un creciente cuerpo teórico y empírico muestra que los votantes no son racionales, que por falta de interés o de tiempo no revisan a conciencia ni comparan las plataformas de campaña de los candidatos y que muchas veces votan por motivos afectivos, como la identificación personal. También hay evidencia de que toman atajos mentales (heurísticos) para llegar a una decisión de forma eficiente y sin demasiado esfuerzo. Estrategas políticos militares que monitorean la Polarización y el Extremismo Político en la Venezuela Bolivariana, tienen observaciones sobre dos de los males que asolan toda la vida política actual venezolana: la polarización y el extremismo, es considerando la problemática objeto de la hiperinflación, la especulación desbordada, el colapso de los servicios públicos, la militarización (puntos de control) con carácter delictivo de las carreteras del país etc. Especialmente en el contexto venezolano, si se reconoce que las posiciones políticas en el país han tendido en los últimos meses a la radicalización de ciertos sectores, y con ello al desarrollo de posiciones que pudiéramos llamar extremistas, en un entorno altamente polarizado.
La polarización política es considerada como el fenómeno en el que actores políticos en la sociedad venezolana se separan en posturas totalmente divergentes, y radicales donde una sola se presenta como aséptica, y potable, alejada, de la otra oposición corrupta, y llamada alacrán en los bajos fondos de la politiquería venezolana, cancelando cualquier posibilidad de diálogo, con la fuerza opositora de María Corina Machado. En este proceso polarizador Nicolás Maduro vs María Corina Machado, no están interviniendo las élites políticas, tanto gobernantes como opositoras, medios de comunicación, redes sociales, en ninguno de los dos bandos. Asimismo, se interpreta forzosamente este fenómeno político socio cultural, bajo el prisma del conflicto: "entre la desgracia económica del actual poder gobernante, y el mayoritario pueblo en sufrimiento", dejando muy claro un abordaje complejo de la actual realidad socioeconómica venezolana.
Y entendemos como extremismo político el posicionamiento, de este sufrido sector mayoritario de la sociedad venezolana un 90%, y no el de un partido político, grupo de poder, o de una individualidad, en una postura totalmente distanciada del diálogo, la maniobra, y el constante irrespeto hacia al otro. Aparte de considerar como ilegítimo todo lo que guarde relación con el principal oponente, y se busca siempre cualquier mecanismo tramposo para eliminarlo. Por lo general, se utiliza el vulgar populismo, y la manipulación para captar adeptos, y justificar el uso de la violencia en cualquiera de sus variantes en pos de un "objetivo superior".
Estas conceptualizaciones son suficientemente amplias como para ser independientes del modelo político gobernante donde se observan ambos fenómenos. Donde se observa con claridad este fenómeno, y no necesariamente sus condicionantes o sus peculiaridades en contextos diferenciados.
Los extremos de esta polarización cercana a las primarias opositoras del 22 de octubre de 2023, se hacen cada vez mas extremas, de una relación polar, cuyas prácticas pueden entenderse como extremistas, siendo vistas por los analistas, como si la mismo estuviera colocado en un punto medio desde el cual ambos extremos aparecen como equidistantes; una posición que ocupa el punto cero de la objetividad.
También hay que considerar, las dinámicas de poder entre uno, y el otro pretendido extremo. Y eso es justamente lo que se observa entre el equivalente de un modelo de gobierno impuesto durante décadas que ha tenido el poder efectivo para encarcelar, desterrar, y sostener condiciones precarias de vida para una población bajo un régimen de fuerza, y del otro lado una oposición ‘alacrán’ corrupta que, frente a esta realidad, encuentra maneras de acción y discursos que pueden ser o parecer más o menos radicales, o polarizados, pero que en ningún caso existen sobre la realidad.
Otro tanto aplica al trillado y manoseado "diálogo". Incluso en las definiciones sobre polarización y extremismo, el diálogo siempre es colocado en el centro como criterio que permite reconocer la polarización, y el extremismo. Sobre la polarización, se dice: "fenómeno en el que actores políticos de una sociedad se separan en posturas divergentes que se tornan extremas y excluyentes entre sí, cancelando cualquier posibilidad de diálogo". Y sobre el extremismo: "asumimos como extremismo político el posicionamiento, ya sea de un sector de la sociedad, un partido político, un grupo de poder o un individuo, en una postura totalmente distanciada del diálogo o el respeto al otro". El diálogo en ese mismo centro nunca ha permitido ver a la misma distancia de los extremos y, por lo tanto, se puede considerar como equivalentes. Porque todo lo que no sea propenso al diálogo es visto como extremismo político, y contribuye al refuerzo de la polarización.
Esta visión dicotómica entre oposición alacrán, y polarización/extremismo elimina por su propia definición la legitimidad de formas de esta falsa oposición, donde se alimenta, la confrontación a situaciones de injusticia, y opresión en las que el diálogo no es una opción, no porque no se desee sino porque la situación o el gobierno lo impide. Donde se elimina el universo pragmático de la revolución, que suele ocurrir a través de la disputa interna por el poder, y, asimismo, un amplísimo repertorio de formas de lucha no violenta como los paros, las huelgas, las manifestaciones, y una larga lista de posibilidades. Muchas de estas formas de lucha cívica, utilizadas, son de hecho parte de un movimiento de presión para conducir eventualmente a unas elecciones libres y transparentes, pero una elección en el que sea posible lograr una simetría entre las partes a través de la colocación de la parte que está en el poder en una posición más vulnerable, en la que la ostentación misma del poder se vea amenazada, pues solo en esa posición sería posible alcanzar el éxito de los resultados electorales.
La polarización, y el extremismo político son por supuesto fenómenos reconocibles en la realidad venezolana y, de hecho, es de esperar que vayan en aumento. Pero pretender que el gobierno que sostiene el totalitarismo es equivalente a sus detractores, que el extremismo no tiene en realidad mucha razón de ser, y que la voluntad de elecciones de los alacranes opositores al gobierno con sus opresores es todo lo que hace falta para resolver los gravísimos problemas de un país en crisis permanente, es, por decir lo menos, una tremenda irresponsabilidad.
No se puede tratar igual a los desiguales. ¿En qué sentido? En que no hay un plano de igualdad institucional entre lo que en un país democrático es el gobierno, y la falsa oposición.
En este análisis sobre polarización y extremismo político, se busca primero sincerar, escribir, y analizar, pero eso de esconderse a estas alturas donde todos sufrimos por igual, ya no resulta confiable luego de 24 años de gobierno opaco, que impide la información pública a la ciudadanía todo este tiempo. Aquí tenemos el: "criminal, y brutal bloqueo a www.aporrea.org ". También en el no establecer la asimetría entre el poder, y los ciudadanos en un contexto de totalitarismo, es una falacia. Esto no es objetividad, los ejemplos utilizados por el alacranismo opositor corrupto, muestra su parcialidad a favor del gobierno, y reclama a la población victima de esta crisis, subordinarse a unos comerciantes explotadores árabes y chinos, entre «los amos» y «los esclavos», sin constatar la imposibilidad de la ciudadanía de participar en el control del poder que los aplasta con estos comerciantes colonizadores. En otras palabras, les pide a los «esclavos» que sean sumisos al amo que los atropella.