Un cinismo que hace de la diplomacia una tosca pamema.
El modo de llevar la UE el asunto de Ucrania da idea de su parcialidad absoluta a favor de la nación invadida, en una guerra que a la larga amenaza un cataclismo. Poco importa dónde y cuándo empezó el foco del fuego que la prendió. Ya esa opacidad mediática desde el año 2014 en que empezó la hostigación de un gobierno títere ucraniano a las dos repúblicas populares de Donesk y Lugansk, nos da idea de lo poco que tienen que ver el sentido común y la lógica del ciudadano común, así como las enseñanzas en la escuela y en las universidades de lo que es el derecho internacional, con lo resolutiva que es una ideología basada en el mayor poderío armado de las naciones. Nada se dijo, ni se contó ni se informó sobre esa infamia en los medios de comunicación occidentales. La maniobra incluía la precaución de silenciar lo que venía ocurriendo desde hace ocho años. Y la opacidad inicial mediática, sin duda instruidos los medios desde los gobiernos, sobre el hostigamiento del estado ucraniano en forma de bombardeos incesantes a la población indefensa de esas dos repúblicas ruso parlantes, ha seguido hasta que la Confederación Rusa decidió poner fin a esa infamia o a intentarlo…
Mientras tanto, los países de la UE y otros europeos, atraídos sus gobiernos por la gravitación de los Estados Unidos, como nación hegemónica, no sólo participan indirectamente en esa guerra proporcionando de manera constante armamento al gobierno títere ucraniano que provocó el casus belli, sino que bloquean la cacareada libertad de información del sistema a quienes no estamos, ni con el estado americano ni con la formación atlantista. Aparte de otros motivos, en buena medida por esta indecente y pueril manera de tomarnos por tontos. La importancia que tiene la etiología de un conflicto armado, es decir, la causa de la causa del mismo, la dinamitan americanos y europeos con la única intención de que Estados Unidos siga siendo el ombligo del mundo. Esto es proverbial en la historia y en la historia de las guerras. Las cuentan siempre sólo los vencedores, pero en este caso sin haber terminado la guerra. Del imperio americano ya estamos acostumbrados a su cinismo. Pero eso de poner a la razón por los suelos la Europa comunitaria, después de su alianza en las barbaridades y las mentiras que las precedieron, en las invasiones de Afganistán, Irak y Libia es un modo de obligar a la ciudadanía razonable a darles a los unos y los otros la espalda…
Decir la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, al anunciar el cese en toda la Unión Europea de los medios de comunicación Rusia Today (RT) y Sputnik, así como sus filiales, por tratarse de "fuentes de desinformación y lavado de cerebro", me pone de pie, me indigna. Precisamente estas palabras nos ponen al día, a la población europea, hasta qué punto los dirigentes occidentales priman a las fuentes de desinformación y lavan el cerebro a su población con ensayos como la pandemia, así declarada por un organismo prácticamente privado, como es la OMS…
La Confederación Rusa y sus dirigentes no deforman la información ni lavan el cerebro de nadie. La formación cultural de esos países, como los que giran en torno al Islam, no tiene nada qué ver con la decadente o degenerada de la occidental con los anglosajones a la cabeza. La Confederación y sus dirigentes no hacen más que insistir en que eran intolerable para ellos esos crímenes cometidos impunemente por el gobierno ucraniano o por escuadrones nazis descontrolados o controlados por el gobierno secundando al autor intelectual del plan: Estados Unidos y, astutamente, por la Unión Europea. De todo lo que sí se ha desinformado y lavado el cerebro a la población europea…