¿Un mundo sin futuro?

Martes, 11/07/2023 01:13 PM

"Hay que amar la vida antes de razonar sobre ella, sin lógica: sólo así se puede comprender su sentido". (Fiódor Dostoyevski. Los hermanos Karamazov).

A riego de parecer repetitivo, queremos insistir sobre lo que pende en el mundo de hoy. Ya por este mismo medio se publicó, el martes, 28/03/2023, el artículo ¿Viene el Armagedón?

La insistencia tiene que ver con las declaraciones que van y vienen de voceros de potencias nucleares, que avizoran un enfrentamiento sin sentido y sin futuro.

De un lado, el vidente Craig Hamilton-Parker, autoproclamado profeta británico y conocido como Nuevo Nostradamus, apodado por la prensa como "profeta de la fatalidad", que ganó notoriedad tras las predicciones acertadas del Brexit, la elección de Donald Trump o la muerte de Isabel II, ha puesto fecha exacta al inicio del próximo conflicto que reñirá a buena parte de los países del globo, como no sucedía desde que las fuerzas alemanas se rindieron el 7 de mayo de 1945.

Ha afirmado "que se avecina un conflicto sobre Taiwán, algo que creo que sucederá en 2023. Creo que tendremos un conflicto accidental en algunos aspectos porque vamos a tener algo así como una colisión. O los submarinos se golpearán entre sí o los aviones se cortarán entre sí o alguien que lo desencadena, y todo comienza a salirse de control"

De otro lado, el conocido realista, Henry Kissinger, exsecretario de Estado norteamericano, con 100 años a cuesta, se mostró preocupado por el enfrentamiento entre Washington y Beijing y advirtió sobre el peligro latente de un enfrentamiento: "Ambas partes se han convencido de que la otra representa un peligro estratégico. Vamos camino de una confrontación entre grandes potencias".

Y agregó que el presidente estadounidense debería decirle a su homólogo chino lo siguiente: "‘Señor presidente, los dos mayores peligros para la paz en estos momentos somos nosotros dos. En el sentido de que tenemos la capacidad de destruir a la humanidad’. China y Estados Unidos, sin anunciar nada formalmente, se propondrían practicar la moderación".

Mientras tanto, China a través del portavoz de su Cancillería, Wang Wenbin, expresa su preocupación por los planes de Estados Unidos de enviar un submarino nuclear con misiles balísticos hacia la costa de Corea del Sur.

Debe recordarse que, ya en ese sentido, el portavoz de las Fuerzas de Estados Unidos en Corea, el general Scott L. Pleus, había afirmado que ese país tenía planeado enviar un submarino equipado con armas nucleares a Corea del Sur, lo que sería el primer despliegue de este tipo en décadas y que, además, estaría equipado con armas nucleares.

Wang subrayó que Pekín insta a Washington y Seúl a comprender la esencia del problema en la península de Corea y a resolverlo sin recurrir a la intimidación militar.

El pasado 16 de junio, el submarino USS Michigan llegó al puerto surcoreano de Busan, un día después de que Corea del Norte disparara dos misiles balísticos de corto alcance hacia el mar de Japón (mar del Este).

El vicealmirante Kim Myung-soo, jefe de la Armada surcoreana, ha declarado que la visita del submarino se enmarca en la llamada Declaración de Washington, que tiene como objetivo "mejorar la visibilidad regular de los activos estratégicos en la península de Corea".

Pero no es solamente China, también Corea del Norte se pronuncia y sostiene que las acciones agresivas de Estados Unidos, incluidos sus ejercicios con Corea del Sur, empujan a la península hacia un conflicto nuclear.

El Instituto de Estudios estadounidenses del Ministerio de Exteriores de Corea del Norte ha advertido que los movimientos belicosos de Estados Unidos han acercado el nivel de tensión militar en la península coreana y el noreste de Asia a una guerra nuclear.

El informe precisa que tras la elección del presidente surcoreano Yoon Suk Yeol, quien se está prestando "servilmente a los intereses de Estados Unidos", el territorio del vecino sureño se ha convertido en un espacio para los ejercicios militares conjuntos, que se están volviendo cada vez más imprudentes en su escala, alcance, intensidad y contenido.

El estudio en cuestión apunta que Estados Unidos está realizando varias operaciones de inteligencia en la región de una manera sin precedentes, y en ese sentido advierte que en la península coreana se entremezclan los intereses de grandes potencias y, si estalla una guerra, se extenderá rápidamente hacia "una guerra mundial y una guerra termonuclear sin precedentes".

También se sostiene en ese informe que "EE.UU. ha tenido el ojo de la codicia en la península coreana desde mediados del siglo XIX, tras lo cual ocupó ilegalmente Corea del Sur bajo la apariencia de "libertador y protector" al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

También se alerta que, en el año en curso, Estados Unidos ha intensificado las acciones hostiles que violan gravemente la soberanía y los intereses de seguridad de Corea del Norte. Además, recuerda que las fuerzas norteamericanas y surcoreanas llevaron a cabo varios ejercicios de guerra nuclear en 2022.

El informe deja claro que mientras que EE.UU. no elimine "su anacrónica política hostil" hacia Corea del Norte, Pyongyang continuará fortaleciendo sus capacidades de defensa para proteger su soberanía, dignidad y seguridad.

Hay que estar claro que tanto Washington como Seúl han expandido sus maniobras militares, de manera significativa, en los últimos años. Ante tal coyuntura, el líder norcoreano, Kim Jong-un, ordenó, el 28 de marzo de este año, aumentar la producción de materiales atómicos con uso militar en función de mejorar la capacidad nuclear del país. Además, instó a "seguir esforzándose por fortalecer sin descanso" las fuerzas nucleares.

Así que, tanto el vidente como el realista citado anteriormente, no estarían muy alejados de la realidad. De allí que los pronósticos no avizoran nada positivo y la palabra guerra de autodestrucción es lo que aparece en las declaraciones de los principales dirigentes de las potencias nucleares.

Como amantes de la vida, diríamos que el futuro de este mundo está muy opacado y con Fernando Pessoa, en El Libro de desasosiego, repetiríamos: "Vivimos en un anochecer de conciencia, sin saber con certeza lo que somos o lo que creemos ser".

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