The New York Times

Miércoles, 02/08/2023 12:15 AM

En política se dice que las cosas cambian, y esto pasa por sus intereses. Es verano y el diario estadounidense The New York Times ha publicado un análisis donde reconoce que las sanciones impuestas por sus gobiernos contra Venezuela, Cuba y Siria han sido extralimitadas. Tácitamente han dicho que las mismas corresponden a un historial terrible, las cuales han traído consecuencias devastadoras para sus pueblos y al mismo tiempo como un búmerang, ahora han sido contraproducentes contra los intereses de Washington.

Han catalogado la arremetida como una de las herramientas más severas en el arsenal de la política exterior norteamericana. Algo que ha desatado riesgos pues solo ellos —Estados Unidos— son responsables del cuarenta y dos por ciento de todas las medidas coercitivas impuestas en el planeta desde 1950.

Como algo totalmente fuera de control y sin al menos un nivel diplomático han arruinado las relaciones internacionales en todas partes, nadie se escapa en que al menos un vecino —país— haya sido tocado por algunas de sus medidas las cuales hoy lucen igual de inútiles que al momento de su aplicación.

Norteamérica, creyendo que las sanciones económicas se han convertido en una herramienta de primer orden más bien han cerrado sus mismos caminos al momento de querer negociar. Según la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro las sanciones han aumentado en más de nueve mil cuatrocientos casos, siendo el más patético en el gobierno de Donald Trump quien agregaba tres nombres por día a sus listas.

Todas las medidas se han hecho contraproducentes en sus efectos y más bien hoy parece que los mismos Estados Unidos se hallan auto sancionados, auto limitados en sus mismas operaciones. Ejemplo, para nada son exitosas sino más bien les han generado efectos perniciosos.

En EE.UU. se sienten atrapados pues los intereses cambian y aun cuando las sanciones son fáciles de imponer, burocráticamente son mucho más difíciles al momento de querer retirarlas y esto comienza a lesionar a su misma administración, incluso a los gobiernos que vendrán esperan con desilusión la enredadera que ellos mismos confeccionaron.

A partir de ahora sentirán con mucho más peso la locura de sanciones impuestas a Venezuela, y en esto no existe país pequeño o insignificante, pues hasta el caso cubano desequilibra y es un lamento para la Casa Blanca.

Sobre Venezuela es mucho más delicado y lamentable, pues se metieron con una importante nación petrolera, aun cuando no tan poderosa como Arabia Saudita y Rusia con las cuales también han destrozado sus relaciones pues al meterlos a todos en la lista negra han generado una verdadera crisis humanitaria, entre otras cosas se refleja en los millones de desplazados que en este momento están caminando hacia territorios norteamericanos y europeos.

Para el Departamento del Tesoro las sanciones no se evaluaron y ahora como una herramienta inadecuada y sistemática han entrado en un efecto rebote. Nada ha quedado vinculado a resultados específicos y el tiempo de tener cuidado para mitigar los impactos económicos y políticos ahora son no deseados.

Lo más grave es que se escondieron los verdaderos efectos para lo que fueron creadas las medidas coercitivas y unilaterales y sus objetivos y criterios de alivio las llevaron a un hervidero de fracasos, estando lo más grave por venir. Ahora corren el riesgo de socavar sus intereses y los mismos principios estadounidenses. Toda la anterior furia ahora se presenta en contra de ellos mismos, concluye THE NEW YORK TIMES.

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Hasta más pronto…

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