1. El problema de la educación en México y en el mundo no es primariamente un asunto de técnica de enseñanza, de pedagogía, de computadoras, enciclomedias, disciplina o de hacer que los profesores cumplan. Esas son boberías con las que nos quieren engañar. El problema de la educación ha sido siempre de política educativa, es decir, hacia dónde se dirige el proceso educativo y para conseguir qué; qué tipo de profesionistas o de técnicos queremos formar y para qué; cuánto interés y qué presupuesto debe dedicarse a la educación en función de su importancia; cómo debemos preparar o capacitar a los profesores para que se orienten hacia lo que se necesita. Para trazar la política educativa se tiene que tomar en cuenta el rumbo económico, político, cultural del país y muchos problemas aún no resueltos: ¿Cómo educar a los hijos de padres desempleados y explotados, que no les alcanza para alimentarlos ni para darles una vida sana?
2. Si antes de los años cincuenta del pasado siglo la educación se centró en el campo y su orientación fue para la vida rural, a partir de esa década la política educativa se dirigió a la vida urbana (abandonando el campo) para hacer crecer las ciudades y la industria. Aún siguió controlada la educación por el Estado que apoyaba la educación pública; pero a partir de 1982 la orientación educativa cambió radicalmente en beneficio de la educación privada y de los poderosos empresarios. Hoy, para los amos del capital, la educación debe estar al servicio de la producción, debe servir para crear riquezas para los capitalistas dueños de México. Todas aquellas profesiones, escuelas y asignaturas que ayudaban a humanizar, a entender los problemas sociales, a pensar en la solidaridad y a hacer a un lado los intereses privados, ya no cuentan en el sistema educativo. Hoy la educación es un negocio capitalista y forma a las personas para enfrentarse unas a otras en la competencia desigual.
3. Ante esa política empresarial impuesta en educación desde hace muchas décadas, los profesores sólo han sido "correas de transmisión" de los proyectos educativos de la clase dominante. Si buscáramos culpables, los profesores sólo serían irresponsables por acomodarse por miedo e inconciencia a las órdenes de la autoridad y por no luchar para que el pueblo tenga una mejor educación. Aunque también por aprovecharse de la corrupción institucionalizada arriba para ser parte del "río revuelto". Pero los profesores saben que si les pagan poco (comparando sus salarios con los de otros profesores, de políticos y funcionarios) pues deben trabajar poco; y si observan corrupción en todos los niveles de gobierno, de la dirigencia sindical y de la SEP, entonces ellos tienen que ser corruptos. Aunque debe reconocerse que no todos los profesores son corruptos porque hay un buen porcentaje que lucha en las escuelas y en las calles para cambiar de raíz.
4. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) cuenta con más de millón y medio de afiliados, pero desde que surgió en 1943 ha servido a los intereses del gobierno y del PRI. Estaría de más decir que negocia todo con el gobierno en turno porque ha sido siempre una organización corporativa controlada por un millar de dirigentes vendidos al gobierno y al capital (dirigentes charros o lacallos) En su interior surgió una oposición fuerte de izquierda en 1979 (La coordinadora, CNTE) que agrupa a más de la quinta parte de los asociados, pero parece estar estancada a pesar de sus masivas y heroicas batallas. A partir de 1982, los dirigentes charros se montaron en la ola de la "reforma educativa" y fortalecieron al caciquismo sindical que desde 1989 manipula a los profesores del SNTE. Este sindicato negocia todo con la SEP y ambos organismos han destruido parte de la educación.
5. La educación en México (de acuerdo a informes internacionales) no solo ocupa los últimos lugares en lectura, escritura, matemáticas y ciencias, también (y es lo más importante) se ubica en los últimos escalones en el porcentaje de inversión que se destina al presupuesto educativo, en producción de profesionistas y de investigadores. Bastaría con mirar algunos números en inversión en educación general, inversión universitaria e investigación para ver que nuestro cuatro o cuatro y medio por ciento en educación apenas es la mitad o la tercera parte de lo que invierten otros países. Si viajara al extranjero no solo no presumiría que ser universitario sino que me daría vergüenza decir que estudié en México. Mejor diría que soy autodidacta y que mi preparación viene de 60 años de lecturas y práctica social, como los Arreola, Revueltas y miles de escritores que piensan que la educación mexicana sólo sirve para conseguir títulos y trabajo.
6. Pero al parecer en educación todo se ha dicho hasta la saciedad. Se han hecho mil y una propuestas en grandes reuniones y consultas de campaña. El problema fundamental es cómo organizarnos los profesores independientes para derrotar a la dirigencia sindical traidora en la lucha de masas. Porque no se trata simplemente de quitar a unos dirigentes para poner a otros, aunque fueran de diferente color o signo; lo importante es que la mayoría de los profesores del país acaben con su dirigencia espuria al mismo tiempo en que intervienen en el cambio estructural del sistema capitalista. Esa transformación, aunque suene a maximalista y utópica, es la única que puede hacer que la educación cambie en serio. Lo demás, si no se cambien leyes constitucionales, será puro engaño. "Cambiar todo" en apariencia para que todo siga igual. Por ello nuestras luchas deben ser desde la raíz.