1. Democracia nunca ha sido igualdad, sino el dominio de una minoría económica y política que con enorme poder y dinero, organiza las elecciones para decir que el pueblo elige y manda. Esa es una criminal burla que debe combatirse. El pueblo nunca ha elegido a nadie; el presidente, los partidos y los empresarios seleccionan a los candidatos a conveniencia y luego se los meten al pueblo para que legalicen con su voto a sus futuros opresores. Por ello, cuando se organizan elecciones, sabemos de antemano que será otro gran fraude, otro engaño.
2. Hoy se publica que se destinarán 10 mil millones de pesos para partidos, gobiernos, elecciones; analistas demuestran que esa cantidad representa cuatro veces el presupuesto del Instituto de Pediatría, del Instituto de Nutrición o del Hospital Juárez y muchas cosas más que podrían hacerse con ese gran capital. Además, que no se crea que ese capital es todo; no olvidar la otra gigantesca inversión de los empresarios desesperados por tener a sus representantes en el futuro gobierno. Esto demuestra que la política es un maravilloso negocio.
3. En México –se ha difundido- el Presidente Díaz (1876-1911) acuñó el verbo "maicear" que viene de echar maíz a los que gritan por estar descontentos ("dale maíz a ese gallo o ese puerco"); muchos años después se ha convertido en práctica rutinaria entre los políticos, incluso cambiando de nombre a "mochadas" para no olvidar las experiencias. Ya desde el siglo XIX la compra de votos, el maiceo y las mochadas estuvieron presente en gobiernos de Santa Ana, Juárez, Díaz, para que pudieran prolongarse por más de un siglo. Por ello el dinero electoral.
4. ¿Qué sería si en vez de elecciones si rifaran todos los cargos entre la gente que se auto proponga por considerarse honesta y capaz? Desaparecerían automáticamente las campañas políticas, la compra o venta de votos y los partidos políticos, hasta los mismos políticos. Si esto se registrara sólo en México, gran parte de su llamada democracia desaparecería. Además, si se acuerda que los cargos de gobierno tendrán salarios muy modestos, no habrán riñas para inscribirse en los sorteos trianuales. Pienso que por aquí se pueden desarrollar ideas para el futuro de México.
5. Serían ciudadanos libres los inscritos al sorteo; no necesitaría nadie apoyo de político o de partido alguno, porque sólo sería inscribirse. ¿Qué harían los inclinados a la política? Por primera vez en su vida ponerse a estudiar y a trabajar en asuntos que sirvan realmente a la población. Esos 10 mil millones de pesos que se van a repartir para dilapidar entonces se usarían en lo más urgente y necesario: aumento necesario al salario mínimo, solución definitiva a los servicios de salud y otorgar a la población la seguridad pública que tanto reclama.