En las tierras ancestrales del pueblo Quimbaya, los indígenas danzaron al ritmo de la madre naturaleza. Sus voces susurraron historias de valentía y sabiduría; sus espíritus se fundieron con la tierra y el cielo, manteniendo viva la herencia de nuestros antepasados.
Los orfebres quimbayas fueron, maestros del metal y el arte. Moldearon con destreza y pasión las piezas que brillaron como estrellas en la noche. Sus manos expertas en filigrana dieron vida a joyas que cuentan historias de tradición y esplendor, llevando consigo el legado de una cultura ancestral que perdura en cada detalle.
En los tiempos antiguos, en aquellas tierras lejanas del pueblo Quimbaya, surgió el misterio del Kirma, lleno de hazañas y símbolos misteriosos
Un ser legendario, de poderes ocultos,
que despertó curiosidad en el pueblo
Quimbaya.
Kirma, el enigma que nadie comprendió,
con su sabiduría ancestral
se extendió en las montañas...
En lo profundo de la selva
se esconde como un espíritu juguetón,
manteniendo secretos
que el tiempo reconocerá.
Sus ojos brillaron con su luz mística.
Su presencia fue pura magia divina.
Conectado con la naturaleza primordial,
Kirma, guardián de los bosques,
ser espiritual.
Dicen que puede hablar con los animales,
que entiende los susurros
de los ríos caudalosos.
Posee el don de sanar con sus manos,
curó heridas y alivió los desengaños.
El misterio del Kirma
nos invitó a explorar,
a descubrir la verdad
más allá del velo del azar.
Nos enseñó a valorar la naturaleza
en su esplendor,
a protegerla y cuidarla con fervor.
En cada rayo del sol y cada brisa suave,
el Kirma nos revela un mensaje...
El respeto por todo ser vivo y su entorno,
es la clave para encontrar el tesoro más hondo.
Así, el misterio del Kirma perdurará
en el tiempo,
siempre será un recordatorio constante de nuestro compromiso lento.
De preservar la belleza
y la armonía del lugar,
donde él habita, en su eterno caminar.
Sí, los quimbayas
fueron magníficos orfebres,
verdaderos artistas;
maestros en el manejo
de aleaciones y conquistas.
Con oro y cobre,
crearon obras de esplendor,
dominando las técnicas de pulimento con honor.
Sus manos hábiles
forjaron joyas sin igual,
relucientes tesoros que hicieron brillar.
Con destreza y precisión,
cada detalle cuidaron,
creando obras maestras
que nos maravillaron.
El oro y el cobre se entrelazaron
en armonía,
reflejando su maestría, su sabiduría.
Cincelando formas,
dando vida a cada pieza.
Estos orfebres dejaron huella,
también su grandeza...
Hoy admiramos su legado,
su arte sublime,
que trasciende en el tiempo,
sin límite ni cierre.
Los orfebres antiguos,
eternos en la historia,
nos enseñaron que el arte es pura gloria.
Poporo Quimbaya, joya ancestral,
tesoro de la cultura inmortal.
En tu forma elegante y esculpida,
resides la historia de una tierra querida.
Tallado en oro, con maestría sin igual,
eres símbolo de un legado ancestral.
En tu superficie,
se denotan relieves finos y precisos,
narrando leyendas y rituales espirituales.
Eres testigo silente de tiempos pasados,
de ceremonias y ritos sagrados.
Guardas en tu interior la semilla
del maíz, símbolo de la fertilidad,
y abundancia feliz.
El poporo Quimbaya, obra de arte divina,
representa la grandeza
de una cultura genuina.
Con sus formas curvas
y detalles cuidados,
nos transporta a un mundo antiguo
y sagrado.
En tu presencia, se siente la energía,
de aquellos que te crearon con maestría.
Eres símbolo de identidad y tradición,
que nos conecta con nuestra historia
y también con devoción.
Poporo Quimbaya, tesoro ancestral,
tu brillo perdurará,
inmortal e intemporal.
Nos enseñas a valorar
nuestra herencia perdida,
Y, a preservarla como un tesoro
en nuestra vida.
¡El Kirma exige que pronto
nos devuelvan el Tesoro Quimbaya
caso contrario,
su espíritu cobrará venganza!