Si le preguntamos a un campesino o a un obrero ¿qué es la paz? quizás pensaría la respuesta y como nunca la ha vivido respondería que la paz es todo lo contrario a la guerra. Afirmará que la guerra es un conflicto armado entre dos o varias naciones donde se producen la muerte de muchos seres humanos, la destrucción de poblaciones enteras dejando como saldo niños huérfanos, viudas y miles de familias sin hogar. Como los habitantes del planeta no conocen la paz dado que nunca la han vivido, prefieren hablar de la guerra siempre presente en algún lugar del planeta.
Lo más sorprendente de todo es que los políticos en cualquiera sea el escenario, bien sea en los medios de comunicación, en el paraninfo de un organismo internacional, en una entrevista, en cualquier lugar y momento siempre tiene en su boca la palabra paz, como un especie de receta capaz curar todo los males pero que nunca lo alcanzan. Sin embargo, los líderes de las grandes potencias justifican la guerra para conseguir y mantener la paz que en ningún tiempo llega. Muchos son los jóvenes que mueren en los campos de batalla, numerosas son las viudas y los huérfanos secuela de las guerras y la anhelada paz nunca se alcanza. No hay líder político, presidente, primeros ministros, reyes, líderes religiosos, secretarios generales de la ONU o un representante de un organismo internacional que en sus discursos no haya pronunciado, en alguna oportunidad, la palabra PAZ que jamás se ha logrado en el planeta. Aquella se mantiene secuestrada, escondida en algún recoveco de aquellas mentes perversas para darle salida al mejor negocio del mundo como es la venta de armas. No habrá paz mientras la industria de los artilugios de la muerte no pare de producir todo tipo de armamentos que hacen ricos a los más ricos.
Siguiendo en lo de la encuesta le pregunté a un obrero ¿Qué es la libertad? Me contestó que seguro que era algo que no le servía para comer. Me contó que su padre había vivido durante la dictadura y por muchos años cobró un sueldo de miseria y su patrón, después de muerto su progenitor, le negó a la viuda, es decir a su madre, el pago de prestaciones. Me refirió el encuestado que ocupó, ahora en democracia que pregonaba la libertad, el puesto de su padre y la cosa no cambió en nada. Siguió cobrando el sueldo de hambre, es decir que pasó de la opresión a la libertad y todo permaneció igual. La libertad que pregonó el nuevo presidente mantuvo el mismo estado de miseria.
Es notorio que actualmente la democracia eleva entre sus banderas la libertad de expresión, libertad algo extraña, que solo sirve para que los dueños de los medios de comunicación informen los que a ellos les benefician. Cuando aparece en los medios un comunicador exponiendo con lujos y detalles lo que realmente ocurre en cierta parte del planeta, el gobierno, como el de EEUU o el Reino, encarcela al periodista quien está haciendo uso de la "libertad de expresión". Es el caso del programador-periodista australiano Julián Assange, quien a través del portal digital WikiLeaks publicó un video que mostró un helicóptero militar de Estados Unidos disparando y matando a dos periodistas y a algunos civiles iraquíes en el 2007. Por este motivo, por hacer uso de la "libertad de expresión", el referido comunicador se mantiene en una incansable lucha desde el años 2010 que lo condujo a asilarse a la embajada de Ecuador en el Reino Unido de donde, violando las normas internacionales de asilo, fue sacado con violencia del lugar de refugio. En los momentos actuales, permanece en la cárcel en la pérfida Albión, ante el riesgo de ser extraditado y condenado a muerte hacia USA por un delito de vioñlación de la seguridad nacional.
La libertad de reunión en democracia se puede vulnerar cuando un jefe de policía considere que se ha alterado la paz de la ciudad y arremete contra los manifestantes con armas, con garrotes, con perros y caballos, bombas lacrimógenas, poniendo en riesgo la vida de los manifestantes. Le pregunté en Madrid a una de las víctimas de la policía que había recibido un palazo en la cabeza y me refirió que durante el gobierno del Partido Popular (PP) y ahora durante el gobierno del PSOE la libertad de reunión, no ha cambiado nada, todo se resuelve a palo, a bombazo limpio y la prisión de los participantes en las protestas.
Parece que las palabras paz y libertad sirven para adornar los discursos de los líderes, de los presidentes y de los primeros ministros. La paz y la libertad que estos ofrecen nunca llegan, no se le aprecia ninguna operatividad, es decir, parece no servir para nada. No se aprovechan para resolver el problema de miseria de los pueblos, tampoco para que los empresarios le aumenten los salarios a sus obreros, mucho menos para solucionar los problemas de salud, educación y vivienda, entre tanto de los problemas que asolan al planeta. Parece que a los pueblos lo único que palpan es la guerra y la opresión, la paz y la libertad sigue siendo una quimera.
Interrogué a un empleado de una empresa sobre la democracia y la respuesta me sorprendió: "la democracia es un sistema de gobierno que permite, a través del voto, cambiar de partido de gobierno y de presidente, para que todo siga igual". Discurrimos sobre el tema y me refirió haber vivido durante tres períodos de gobiernos de dos partidos diferentes y lo único que advirtió fue que surgieron, en posición de gobierno, algunos personajes que antes eran unos políticos pobretones y cuando terminaron sus funciones como empleados públicos terminaron ricos. Algunos fueron acusados de malversadores pero antes que el tribunal emitiera sentencia los acusados abandonaron el país y se asilaron en otro país democrático.
Parece que la democracia, "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo" que en algún momento citó Abrahán Lincoln es una especie de eslogan publicitario que sirve para vender un producto que se puede consumir durante unos años. Transcurrido el período presidencial, cuando la gente descubre que el producto no era tan bueno como se anunciaba, el elector nuevamente se prepara para consumir otro igual con las mismas bondades (mentiras) del anterior.
Actualmente el mundo está viviendo una crisis de valores de unos líderes que ofrecen en sus campañas electorales y con descaro paz, libertad y democracia, y lo que está detrás de todo estos ofrecimientos es una conjura de mentiras cuya única intención es que un grupo logre inmensas riquezas producto de la venta de armas y buenos negocios a costa del erario público. Estamos en medio de la Tercera Guerra Mundial disfrazada de ayudas internacionales. Tenemos presente un grupo de países coaligados, EEUU, UE y OTAN que le están suministrando a Ucrania armas, dinero, aviones, tanques de guerra, barcos, drones, mercenarios y otros elementos bélicos para doblegar a Rusia. Si esto no es una guerra mundial, se parece mucho. Por otro lado, tenemos un grave conflicto creado por la ONU, cuando le entregó Israel (1948) los territorios de Palestina, algo insólito. Agregado a lo anterior durante 75 años los colonos sionistas están robándole las tierras a los árabes musulmanes, los llamados territorios ocupados es decir despojados. De esta manera violan la decisión de la ONU de la existencia de un estado árabe y uno judío en territorio palestino. En verdad, el estado de Israel se formó sobre la base de una mentira, como la falsedad bíblica de la tierra prometida: Dios no puede prometerle a un pueblo lo que no es de su propiedad. Además, de una canallada, como la de la ONU, como fue la de regalar un territorio ajeno para formar un país. Esta no era ni es función de la ONU. Estos dos hechos insólitos condujo a la horrenda guerra que están viviendo dos pueblos que viven en una sangrienta y eterna lucha convertida hoy en masacre por una decisión errónea e interesada de la ONU apoyada por EEUU, el Reino Unido y Francia. Solo para tener en el Medio Oriente un aliado, Israel, que vigilara los pozos petroleros de la región, donde estaban actuados desde hace años las usureras Siete Hermanas (el negocio petrolero).
Estamos viviendo la Tercera Guerra Mundial disfrazada de mentiras, en un tiempo cuando la única que sufre es la verdad, tergiversada por los intereses de las grandes potencias y consorcios financieros-industriales. Son crueles la imágenes de lo que está ocurriendo en la zona palestina y peor no es lo que está sucediendo, pasado el tiempo vendrán los pactos, los convenios, las conversaciones y de nuevo quedarán miles de niños muertos, gente sin hogares y nuevos los desplazados que emigrarán hacia algún lado para buscar donde vivir. Que no se queje Europa, le llegarán nuevos refugiados, consecuencia de un conflicto causado por los líderes europeos y estadounidenses que data de hace muchos años. Se masacran los pueblos en nombre de la paz, la libertad y la democracia. La guerra es un símbolo de la barbarie, es la deshumanización de los humanos, quizás por esto el médico austriaco Alfred Adler expresó: "La guerra es asesinato organizado y tortura contra nuestros hermanos". Lee que algo queda.