Terminé de escribir un artículo sobre el conflicto en Israel donde se enfocan las noticias internacionales cuando me enteré de la insurrección popular en Guatemala. Guatemala es el país clave en América Central. Y para América Latina.Por ello resolví cambiar de tema. Viví en Guatemala del 1992 al 1998.Un país que conozco bien y al que estoy ligado por muchas amistades porque fui docente en varias universidades guatemaltecas. Eso y mi actividad como asesor de algunas asociaciones empresariales y columnista en sus dos principales diarios me ligan a ese país por el que siento un profundo afecto y agradecimiento,
En Guatemala participé como asesor en la lucha de con grupos de la sociedad civil contra la versión del ALCA para aplicar a Centroamérica un acuerdo neocolonial bajo la etiqueta del libre comercio conocido como CAFTA o Acuerdo de Libre Comercio entre los Estados Unidos y América Central, pero negociado de manera bilateral y por separado con cada país de Centroamérica para poder ejercer mayor presión sobre cada uno de ellos de modo individual.
Aunque fue negociado por separado con cada uno el resultado de cada acuerdo resultó idéntico. Lo cual es indicio claro de que más que de una negociación se trató de un dictado.
El resultado de aquel dictado permitía a Estados Unidos exportar a América Central libre de trabas toda clase de bienes y servicios, Con renuncia por la parte Centroamericana de aplicar Aranceles Compensatorios reconocidos por la OMC a la exportación de productos agrícolas altamente subsidiados que permite exportarlos por debajo de su costo real. Eso significó la ruina de muchos agricultores y campesinos centroamericanos que emigraban en masa a pié por toda Centroamérica hacia México para ser detenidos por órdenes de Washington por la policía y el ejército mexicanos antes de ir a estrellarse contra el muro antimigratorio erigido en la frontera de Estados Unidos con México. Las protestas contra el intento de perpetuarse en el poder del títere de Washington Alejandro Gianmatei , son una muestra del profundo descontento generado en Guatemala por el prepotente abuso hegemónico de Washington a uno de los países más avasallados que tiene en Latinoamérica. La prueba de ese vasallaje es que Guatemala es uno de los dos países (Guatemala y Paraguay )que aún reconocen a Taiwán como sede del gobierno de China- Eso causa grave daño a las economías latinoamericanas porque aísla a México una de las dos más grandes economías latinoamericanas del resto de las otras economías latinoamericanas. Si el próximo gobierno guatemalteco reconoce a Beijing como la capital de China, es probable que China invierta en una infraestructura de conexión entre los países centroamericanos que consolide la integración entre ellos y los conecte con América del Sur.
Creo y por eso escribo estas líneas que Venezuela puede actuar a favor de la rebelión popular contra el deseo de mantenerse en el gobierno de Guatemala a un títere de Washington y Taipei enviando a Guatemala a un Embajador alguen valiente con nexos allí y que conozca bien la red de complicidades entre intereses políticos y económicos en Guatemala . Digo valiente porque para Estados Unidos en su presente trayectoria contra la China Popular es muy importante que el próximo gobierno de Guatemala no reconozca el gobierno de Beijing. Ese reconocimiento favorece que Paraguay se sienta incómodo como el único gobierno latinoamericano que siga reconociendo a Taipei como el gobierno de China y eso es un obstáculo para un acuerdo de comercio e inversiones entre China y MERCOSUR.