Moshé Dayán, el general del parche en el ojo, y David Ben-Gurión, presidente del partido sionista, entre otros furiosos, fueron de los líderes judíos sionistas que, en la década de los cuarenta del siglo pasado, colocaban bombas en los cines y en las mezquitas de Palestina matando inocentes, creando terror en la población para liberar a Israel del control inglés y de su población árabe, y así cumplir con la promesa bíblica del regreso a la “tierra prometida”: ellos inventaron el terrorismo como método de lucha, y ahora el sionismo junto al mundo occidental inundan al mundo de un llanto fingido.
El terrorismo moderno fue un invento del sionismo, perfeccionado por la CIA. Nada comparable con los atentados anarquistas del siglo XIX, muy puntuales, también con víctimas inocentes pero sin ser objetivo político. Matar inocentes de forma intencional, paralizar a toda una población de miedo, a una ciudad y un país bajo terror de muerte es un invento de la inteligencia judía sionista. Ahora, que sus enemigos, siempre en desventaja, usen los mismos métodos que ellos inventaron no debería ser una sorpresa para nadie, es una forma de pagar con la misma moneda.
Sin embargo sigue habiendo algo raro en ese ataque de Hamas por tierra y por mar, ese secuestro de civiles ¿Cómo es posible que la inteligencia paranoica del Mossad no lo haya previsto? Es claro que se reedita una vieja táctica política usada por Estados Unidos en la guerra hispano estadounidense con la voladura del acorazado Maine, en la segunda guerra mundial con el ataque japonés a la base naval de Perl Harbor y en Vietnam en el incidente provocado por EUA en golfo de Tonkín, Vietnam del Norte, en 1964, una táctica macabra para justificar intervenciones militares, bombardeos masivos e indiscriminados, invasiones, la guerra directa y franca en contra de un enemigo considerado más débil; en este caso a Palestina.
Hoy los judíos sionistas, el gobierno sionista de Israel quiere victimizarse y escandaliza la moral pacata del planeta por el ataque de Hamas, como si fueran inocentes, como si no hubieran asesinado sistemáticamente, desde hace muchos años, a miles y miles de palestinos inocentes; no soldados, guerrilleros o guerreros, sino a niños y familias enteras, mujeres embarazadas, con la idea de exterminarlos a todos,; asesinos que capaces de sacrificar a su propia gente para justificar el exterminio de todo un pueblo que para ellos es odioso... ¡Es hora de acabar con todo el pueblo palestino!, el ataque de Hamas les otorga la razón, es la excusa perfecta. Mientras escandalizan al mundo con su hipocresía; ¡quien a hierro mata, a hierro muere!, este es el resultado del odio infinito a un pueblo, de la violencia como método para imponer una razón absurda: la de ser el pueblo elegido por dios.
Y el sionismo encarna en el mundo occidental al capitalismo, o buena parte del capitalismo del planeta. La asociación de Israel con occidente se debe a que muchos de estos gobiernos son el producto de corporaciones capitalistas controladas por judíos y el sionismo internacional, por la “diáspora” judía renegada que controla a medio mundo. Una muestra del capital judío en el mundo globalizado está en Google, Mozilla, Twitter, Wikimedia; según asegura la revista Forbes “las diez principales compañías tecnológicas del mundo: Microsoft, Apple, Amazon, Google, Facebook, Alibaba, Intel, Oracle, Samsung y Baidu, tienen algo en común, y es que todas están realizando trabajos en Israel, que es fundamental para sus negocios…” https://agenciaajn.com/
La gente cree que Israel está jugando carritos en el planeta. También la industria del cine y la televisión norteamericana está dominada por judíos (malos y buenos, pero generalmente son los malos los que controlan el negocio)… la industria del acero, la industria automotriz, etc… en todo tienen la mano metida los judíos y el sionismo; es esa “diáspora judía capitalista”, que tiene al planeta entero como su "tierra prometida". Contra este monstruo y con los mismos métodos que ellos inventaron están luchando Hamas y los palestinos, el gobierno sionista no es víctima de nadie, se trata del corazón del corazón del capitalismo dispuesto a borrar de la faz de la tierra a los palestinos (libios, libaneses, sirios, jordanos, iraquíes, iraníes, y un largo etcétera…).
La guerra es hija de la guerra, nieta y bisnieta de la guerra y de la injusticia. No se puede esperar paz de la guerra. Pero sí de la justicia, la justicia social traería más paz al mundo. No obstante sin paz no hay paz y sin justicia tampoco hay paz, es el círculo vicioso de la guerra, la contradicción de los impulsos humanos – donde siempre estaremos del lado de la justicia tratando de resolver esta paradoja, del lado de la justicia social, de la igualdad social, donde cada quien reciba según sus necesidades y aporte a la sociedad según sus capacidades.
Si la sociedad burguesa y el capitalismo se resisten a la justicia social habrá guerra social, en forma de lucha de clases, la guerra del trabajo contra el capital y del capitalista en contra de toda la sociedad – el capitalista está dispuesto a esclavizarnos y ponernos a todos al servicio de sus intereses mezquinos, hasta que acabe definitivamente con la especie humana. La paz es una ilusión, pero la justicia y la resistencia social no (si no, no se contaran tantas revoluciones en el paso del tiempo). Parece que las sociedades humanas están condenadas a la guerra, a ser esclavizadas por la codicia, pero también a tomar justicia de los tiranos.
Los valores socialistas son un punto de equilibrio. Si vamos a la guerra que sea por justicia social y no por codicia.