Según la agencia EFE, la gran Banca española (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter y Unicaja) habría obtenido en el primer semestre del 2023 un beneficio neto de 12.566 millones € (un 22% más que en el mismo período del 2022), gracias al oneroso aumento de las comisiones y de los intereses de los préstamos así como al incesante goteo de cierre de sucursales.
A pesar de ello, la gran Banca afirma que la rentabilidad sigue siendo baja al no cubrir el coste de capital del sector, argucia del estamento bancario para rechazar el impuesto creado por el Gobierno consistente en aplicar una tasa a los ingresos extraordinarios de la Banca obtenidos por la subida de tipos del BCE.
De todo ello, se deduce que la Banca se habría convertido en un parásito hematófago (chinche doméstico), organismos chupópteros que no viven permanentemente sobre su hospedador o víctima sino que sólo se acercan a él para alimentarse y tras succionar hasta la última gota de sangre los abandonan exangües.
La mutación de la Banca
Tradicionalmente, la finalidad de la banca era canalizar el ahorro privado hacia la inversión, pero dada la ausencia de cultura de ahorro doméstico y público, ha originado que el proveedor de recursos para dinamizar la economía en forma de inversiones se haya trasmutado en un parásito hematófago que succiona todas las ubres del Estado para saciar el apetito insaciable de sus accionistas y altos cargos directivos.
Asimismo, la casta dirigente bancaria se habría transmutado en una camarilla de poder (equivalente a un miniestado dentro del Estado), que utilizaría el nepotismo para perpetuarse en el poder con carácter vitalicio, recurriendo a los llamados "contratos blindados" para asegurarse un retiro dorado.Los casos más sangrantes serían el del ex vicepresidente y consejero delegado del banco Santander Central Hispano (SCH), Ángel Corcóstegui quien cobró en 2002 la indemnización récord de 106 millones de euros, seguido en el ranking de la ignominia por José María Amusátegui, que recibió como "compensación a su pensión" la friolera de 43,8 millones de euros mientras que la indemnización media de un trabajador por cuenta ajena por despido en España no alcanzaría los 9.000 euros.
Por último, no dudarán en asentar sus reales en paraísos fiscales (centros offshore) para escapar a los tentáculos de la Hacienda española. Así, según un informe elaborado por el Observatorio de la Responsabilidad Social Corporativa, 33 de las 35 empresas que componen el Ibex tenían presencia en dichos paraísos fiscales, (lo que representa el 94 % de las compañías que operan en el selectivo español), no siendo casualidad que el Banco Santander lidere el ranking de sociedades en dichos paraísos fiscales, seguido de BBVA.
La Banca en la España vaciada
La obsesión paranoica de la Banca por optimizar recursos les habría llevado a prejubilar a miles de trabajadores y al cierre de incontables sucursales y según el Banco de España,entre el 2026 y el 2021 la Banca habría cerrado un total de 9700 oficinas,la mayoría de ellas correspondientes a la España vaciada.
Como ejemplo, en Navarra desde el 2008 se habrían cerrado el 41% de la red de sucursales, con lo que cerca de 42.000 personas de 145 municipios habrían sido condenados a un limbo digital. Así, el 6,3% de los clientes serían de avanzada edad y analfabetos digitales que deberán recorrer más de 20 km para realizar sus gestiones y recurrir a terceras personas para utilizar los cajeros automáticos, con especial incidencia en los valles pirenaicos de Aezkoa, Salazar y Roncal por su especial orografía y el peligro añadido de la viabilidad invernal.
En consecuencia, según el Indice de Vulnerabilidad en el Acceso al Efectivo (IVAE), algo más de 36.300 personas, (cerca del 5,5% de la población de Navarra), se encontraría en "situación vulnerable" respecto al acceso tradicional al efectivo, situación extrapolable al resto de la España vaciada.
La avaricia de la Banca
La bajada de tipos de interés hasta el 0,15% y la continuación de la política de barra libre (LTRO) del BCE aliviaron los problemas de liquidez de las entidades financieras y facilitaron la acumulación de reservas. En consecuencia, los bancos no presentan una necesidad imperiosa de captación de pasivo por lo que reporta intereses en la horquilla del 1% al 2% por el dinero depositado al tiempo que se ha producido un endurecimiento de las condiciones de futuros préstamos, con un tipo de interés medio de los préstamos personales del 8,24% según el Banco de España.
Asimismo, la inflación desbocada en la UE ha conllevado la subida de tipos de interés por parte del BCE hasta el 4,5% en el 2023, lo que hará que el Euribor coquetee con el 5% a finales del 2023.Ello tendrá un inmediato impacto en hipotecas y préstamos bancarios, consiguiente asfixia económica de amplias capas sociales y un dramático aumento de la morosidad y los embargos de viviendas y locales comerciales.