La bestialidad de los humanos

Sábado, 13/01/2024 11:51 AM

Nunca he entendido el porqué de la autoproclamación de los humanos como animales superiores y mucho menos la razón de considerar a los otros, a los cuadrúpedos, a las aves, peces, insectos y reptiles como inferiores. Peor aún, llaman bestias aquellos animales domésticos de cuatro patas utilizados para transportar cargas, tal como la mula, el buey, el caballo y el burro o jumento. También se utiliza este adjetivo para denominar a los cuadrúpedos, brutos, alimañas y a las fieras. En todo caso, como forma despectiva, se utiliza para designar a la gente ignorante, bruta, inculta, patán y a la acémila. No cabe duda, tal calificativo es casi siempre utilizado para uso animal, si lo trasladamos a personas, se esgrime en forma despectiva.

Si revisamos y comparamos el comportamiento de los "animales superiores" con los "inferiores" de seguro que los primeros quedarían muy mal parados y habría que revisar aquellas viejas denominaciones. Se puede comprobar que nunca una manada de animales se ha reunido para aniquilar a miles de la misma especie o de otra, solo lo hacen por cacería para saciar el hambre y no por algo llamado "caza deportiva" para aplacar el instinto criminal de un grupo de personas. Son los humanos quienes inventan armas para asesinar de forma planificada y alevosa a millones de personas, solo para obtener algún objetivo por lo general, beneficios económicos. De igual modo, son los humanos quienes se organizan en religiones, nacionalidades, equipos deportivos, cofradías, hermandades, entre tantas formas de agruparse para forjar odio entre ellos y desarrollar batallas y luchas para matarse unos a otros. Los "animales inferiores" no utilizan tales prácticas. Son los "animales superiores" quienes pagan entradas para ver a un criminal torturar y matar a un toro en un "espectáculo" llamado "corrida de toros", de igual forma, los cuadrúpedos no se reúnen para ver y enaltecer a dos de ellos cayéndose a trompadas, tal como lo hacen los boxeadores en una lamentable muestra de insensibilidad humana.

En el reino animal, en el de los inferiores, es palpable que las especies mantenga la misma dieta desde hace millones de años, por ejemplo, el tigre no hay manera de cambiarle el tipo de alimento, siempre será carnívoro; al igual que las abejas con el polen de las flores. Esta forma de comer ha permitido que la especie se mantenga desde hace millones de años, con los cambios en la morfología debido al clima. Lo mismo se puede decir de los ciervos, estos siguen siendo herbívoros tal como los primeros de sus especies. Sobre esto tampoco han cambiado las aves y los peces. Algunas aves rapaces han sido, son y serán carnívoras tal como los halcones, los cóndores, las águilas y las lechuzas y muchas como estas. Los humanos, a pesar de ser una especie nueva, comparada con otras, se la pasa inventando dietas (la de la luna, la queto, la mediterránea, el ayuno intermitente, de la clínica de Mayo, DASH, flexitariana, power, TLC…) para combatir la obesidad, uno de los grandes problemas de la modernidad. Es bueno aclarar que son los humanos los únicos animales que padecen de sobrepeso, ningún animal de selva sufre de tales padecimientos, solamente porque no han cambiado la dieta desde hace millones de años.

Los seres humanos evolucionaron ingiriendo tubérculos (raíces), verduras, frutas, carnes de pesca y de caza. Tal alimentación les permitió evolucionar hasta alcanzar el lenguaje, la razón y la mal llamada "inteligencia". Esto se debió a que la buena comida que ingerían era proveniente de la naturaleza, estos alimentos les suministraban la energía necesaria para realizar sus funciones vitales, tanto físicas como intelectuales. En ningún momento llegaron a ingerir comida procesada con aditivos y otros contaminantes que no les suministran los nutrientes adecuados para que la sangre tome de la comida los minerales, vitaminas, iones, grasas y proteínas necesarias. Nuestro ancestro primitivo no padecía de obesidad, su alimentación balanceada era rica en proteínas, además, incluía frutas y verduras, así mismo, pasaba gran parte de su vida caminando en busca de alimentos que le imposibilitaba un comportamiento sedentario. Los humanos de las épocas primitivas no tenían necesidad de alguna dieta en especial para mantenerse en el peso adecuado.

Anteriormente escribí la palabra inteligencia entre comillas, dado que siempre dudo de la razón de los humanos, los considero más cerca de las bestias por la forma como se comportan ante los seres de la misma especie. Los humanos son los únicos individuos que destruyen el medio ambiente en donde viven. El ambiente que le da de comer, que le satisface la sed, le da los materiales para vestirse y para construir la vivienda. El ser humano destruye, bombardea y quema las tierras donde podrá sembrar para mantener la especie. Contamina el agua de los océanos y los ríos de la cual obtiene el agua para saciar la sed y los peces para comer, además, arremete contra el aire por donde vuelan las aves que contribuyen a regar las semillas en los bosques. No hay sitio en la tierra donde no se note la acción destructiva de los humanos. No creo que ningún burro, tampoco una mula, mucho menos un tigre tenga la capacidad de desolación y contaminación del ambiente como la de los humanos.

Solo un bruto, un ser carente de inteligencia puede destruir lo que le produce beneficio y los humanos están dentro de ese renglón. Hoy por hoy el planeta Tierra está viviendo los peores momentos debido a la capacidad destructiva y asesina de un grupo de seres humanos empeñados en ejercer hegemonía sobre los otros para obtener beneficios. La historia nos relata de las miles de guerras que se han desatado con la intención de un grupo de apoderarse de las tierras ajenas. Los fenicios, cartagineses, griegos, romanos, persas, godos, visigodos, el reino de Aragón y Castilla, los portugueses, británicos, japoneses, árabes, franceses…invadieron y arrasaron otros territorios y para eso se desataron guerras con sus lamentables consecuencias. Al presente el imperialismo estadounidense, similar a como lo hizo el Reino Unido, a finales del siglo XX tenía un ejército de 1,4 millones de soldados profesionales estacionados en todo el mundo. Se sienten obligados a tener presencia en Europa, América, en Noreste Asiático además, bases militares en Oriente Medio y otras partes de Asia. Toda esta expansión con el propósito de los EEUU de mantener una hegemonía económica, política y militar sobre el mundo. Así mismo, una manera de evitar por todos los medios que cualquier país independiente o rival imperialista alcance una fuerza que amenace o estorbe sus objetivos.

Para lograr lo anterior es imprescindible la existencia y continuidad de las guerras. Se debe mantener la bestia activa para subyugar a los pueblos para despojarlos de sus recursos naturales. Para eso se buscan aliados y se fundan organismos internacionales cómplices y medios de comunicación mercenarios y comprometidos con el sistema para proteger a la bestia. El drama que está viviendo Palestina es producto de la acción de la bestia, sus garras le arrebataron las tierras en el año 1948 y se las entregó a un grupo racista, es decir, a los judíos sionistas. Para tal arbitrariedad e injusticia la bestia contó con uno de sus aliados, en este caso la ONU, la organización internacional que le regaló las tierras de los palestinos a los israelí, acción que no era de su responsabilidad.

Hoy por hoy el mundo está convulsionado, vive un pandemónium consecuencia de la irresponsabilidad de las bestias que se despertaron en varias zonas de Europa y el Oriente Medio. Algo que se venía venir y que no se quiso detener porque la bestia se alimenta de la guerra. Esta bestialidad es un negocio en la que los muertos, la destrucción de los pueblos, la vida de los niños inocentes no importa. Las guerra de Ucrania, Palestina y ahora con la incorporación de Yemen, Líbano y quizás otros, nos demuestra que los humanos no han perdido la sed de expansión, entre ellos los judíos sionistas que además de Palestina se quiere apoderar del Líbano y de Cisjordania. Así mismo, la bestia de la "civilización occidental" se quiere apoderar del crudo del medio oriente, al igual que EEUU está haciendo negocio con la venta de armas a Ucrania e Israel, además, de la ganancia obtenida con el gas que le está vendiendo a Europa. Del mismo modo, las garras de las bestias de otros países la utilizarán para apoderarse de las tierras fértiles de Ucrania. La bestia tiene hambre y hay que saciarla con la sangre, tal como lo hizo Drácula, de los muertos caídos en las guerras.

Las guerras son una desgracia de nunca acabar porque las bestias humanas son insaciables y necesitan crear rivalidades donde no existen, solamente para vender armas y equipos. Todo esto para apoderarse de los recursos ajenos y por la necesidad de expansión. Algunos humanos han dado prueba de su bestialidad, de su brutalidad y donde más se resalta es en las declaraciones de guerras. Es por esto que me siento obligado a repetir las palabras del historiador estadounidense de origen judío Howard Zinn: "No hay bandera suficientemente larga para cubrir la vergüenza de matar gente inocente". Lee que algo queda.

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