Corporativismo

Miércoles, 31/01/2024 06:48 AM

Poco o nada se habla de corporativismo en España. Parece con ello que todo profesional cumple casi religiosamente con su deber deontológico. Sin embargo, en el corporativismo radican muchos de los males de este país. Pues si está plagado de pícaros, también hay en la misma medida ciudadanas y ciudadanos impecables. El asunto se agiganta en materia política. No hay más que recordar el "caso" de José Luis Peñas, miembro de un partido político que en 2007 destapó una trama de corrupción gigantesca de su partido, que luego una miembro destacada del mismo partido se atribuyó a sí misma semejante valentía… Un caso deplorable por parte de la justicia española en el que el propio denunciante acabó en prisión… Pero aparte este ámbito de la política y de la rara, rarísima, integridad e intrepidez como las de este ex concejal de una facción, está el caso de otras actividades, como son las de la policía y las profesiones más o menos liberales…

Todas las Policías del mundo tienen en su organización una Unidad llamada de Asuntos Internos que investiga las conductas irregulares de sus miembros. Todas las profesiones liberales y otras actividades a las que se dedican generalmente licenciados tienen sus Colegios Profesionales, con unos Estatutos entre cuyos fines está atender a la deseable deontología profesional de sus miembros colegiados. Lo que ocurre es que esa atención es prácticamente decorativa e irrelevante. Es como si la Constitución estableciese en su articulado que los españoles deben ser buenos. Los Colegios, de Abogados, de Médicos, de Farmacéuticos y de Periodistas son los más importantes a estos efectos deontológicos, éticos…

Lo que sucede es que si no media un comportamiento profesional precedido de una demanda o una querella contra un colegiado, el Colegio correspondiente desconoce la conducta inapropiada o éticamente reprobable. Si el cliente del abogado, el paciente del médico o quien ha adquirido un medicamento en una farmacia no denuncian al profesional, todo parece ir bien en el comportamiento general de todos los colegiados. Porque una comunicación o denuncia hecha al Colegio Profesional por un cliente, un paciente o un comprador de medicamento pone en conocimiento de un Colegio, una forma inadecuada o negligente o maliciosa de tratar, no en la forma personal sino en el fondo de lo que motivó el contacto del cliente, del paciente o del comprador con el profesional, estemos seguros de que no sólo no intervendrá el Colegio, si no que tampoco el denunciante directo del motivo obtendrá respuesta alguna del Colegio. Como si no hubiese pasado nada. Muchas conductas indeseables de periodistas, de abogados y de médicos se evitarían si sus Colegios Profesionales tuviesen en cuenta las irregularidades y corrupciones de sus colegiados.

Estoy hablando de más de una experiencia personal y de una mentalidad general relacionada con el potente corporativismo existente en España. El corporativismo es una actitud de defensa a ultranza de la solidaridad interna y los intereses de sus miembros. El corporativismo hace tanto o más daño que las conductas irregulares o corruptas. Es lo que hizo decir a Einstein que "los males del mundo no son tanto debidos a quienes los hacen como a quienes los consienten".

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