Mi reencuentro con Don Segundo Sombra después de más de 60 años

Jueves, 15/02/2024 01:13 PM

La Feria Internacional del Libro de La Habana me despierta los recuerdos y las reflexiones. ¡Qué grata relectura de verano tuve en mi casa solariega después del hallazgo fortuito de la obra Don Segundo Sombra!

La Feria Internacional del Libro de La Habana 2024 con sus anuncios de ofertas de millones de libros nacionales y extranjeros para ponerlos al alcance de potenciales lectores del pueblo cubano, me despierta los recuerdos y las reflexiones.

Fue durante el verano pasado que pasé varios días en la villa primada de Baracoa y el azar quiso que, explorando la casa solariega de mis padres, encontrara varios libros en una gaveta de un armarito entre los cuales descubrí Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes, cuya primera lectura databa de 1961. Así fue que ese mismo día inicié la relectura de la obra en el corredor de la vivienda ubicada frente al malecón y el mar, acariciado por las brisas.y concentrado en el relato.

El argentino Ricardo Güiraldes figura entre los primeros clásicos de la novela nacionalista hispanoamericana. Como afirmara el gran crítico Cejador, que contribuyera a reivindicarlo, "ha hecho materia de sus libros la verdad más honda de la vida. Cuenta con la mayor realidad lo por él conocido y sentido. Prosista suelto y desenfadado en lenguaje, que echa mano del habla popular, colorista y veloz".

Vivió poco. Sólo 41 años y dejó dos obras "Ramacho" y "Don Segundo Sombra" para inscribirse entre los clásicos ilustres de la literatura hispanoamericana.

Un prologuista anónimo recomendó a los lectores cubanos el gusto de leer esta obra con un propósito: "Andar este libro es reducir la lejanía entre los pueblos de la Argentina y de Cuba".

Es muy significativo que en el afán y proyecto de la Revolución Cubana por contribuir al desarrollo acelerado de la cultura del pueblo cubano, este libro se publicara con una edición de 100, 000 ejemplares y se terminó de imprimir el 29 de abril de 1961, AÑO DE LA EDUCACIÓN, por la Imprenta Nacional de Cuba. Habían transcurrido solo 10 días después de la Victoria de Playa Girón contra la invasión mercenaria organizada por los Estados Unidos, y en el año en que en Cuba se desarrollaba la alfabetización que consagraría a Cuba como "Primer territorio libre de analfabetismo en América".

Y habían transcurrido 20 días desde que Fidel, el 9 de abril de 1961, se refiriera a este asunto cardinal en la clausura del VI Ciclo de la Universidad Popular "Educación y Revolución" en La Habana, al expresar: "(…) nosotros no le decimos al pueblo: ¡cree! Le decimos: ¡lee! (…)" "Y la Revolución le dice al pueblo: aprende a leer y a escribir, estudia, infórmate, medita, observa, piensa. ¿Por qué? Porque ese es el camino de la verdad: hacer que el pueblo razone, que el pueblo analice".

Son muy ricas las vivencias narradas por Don Segundo Sombra, propias y ajenas, y son profundas las reflexiones que se van hilando a lo largo del relato. Sirva como ejemplo, este párrafo:

"No estaba yo en mis tribulaciones de bisoño. Sabía que si en gran parte se resiste por tener hecho el cuerpo a la fatiga, más se resiste por tener hecha la voluntad a no ceder. Primero el cuerpo sufre, después, las ideas se enturbian, no se sabe si se llegará pronto o no se llegará nunca. Más tarde las ideas, tanto como los hechos, se van mezclando en una irrealidad que desfila burdamente por delante de una atención mediocre. A lo último, no queda capacidad vital sino para atender a lo que uno se propone sin desmayo: seguir siempre. Y se vive nada más que por eso y para eso, porque todo ha desaparecido en el hombre fuera de su propósito inquebrantable. Y al fin se vence siempre (al menos así me había sucedido) cuando ya a uno la misma victoria le es indiferente. Y el cuerpo cae, en el descanso, porque la voluntad se separa de él".

Y como colofón de la novela, aparece este relato reflexivo: ""Sombra", me repetí. Después pensé casi violentamente en mi padre adoptivo. ¿Rezar? ¿Dejar sencillamente fluir mi tristeza? No sé cuantas cosas se amontonaron en mi soledad. Pero eran cosas que un hombre jamás se confiesa.

Centrando mi voluntad en la ejecución de los pequeños hechos, di vuelta a mi caballo y, lentamente, me fui para las casas.

Me fui, como quien se desangra".

¡Qué frase final más simbólica para todo lo narrado por "Sombra"! ¡Qué grata relectura de verano tuve en mi casa solariega después del hallazgo fortuito de la obra Don Segundo Sombra!

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