1. Los vehículos no solo sirven para transportar gente o carga, también pueden servir para tirar puertas, vallas de metal o vallas de soldados, colocadas agresiva y retadoramente por el poder gubernamental para resguardarse de las protestas del pueblo. Los trabajadores –que son los que se pasan meses pidiendo diálogo, audiencia, para protestar, quejarse, remediar los problemas que ellos y su familia sufren- pueden usarlas para defenderse del poder político o empresarial que nunca les hace caso. Obviamente el poder usa esos mismos vehículos salvajemente armados, con militares blindados, para amenazar, reprimir, asesinar a los trabajadores que luchan. Así se manifiesta la lucha de clases que sólo desaparecerá cuando se acabe la desigualdad.
2. Al fin los adormecidos y engañados han comenzado a despertar. He brincado de alegría al ver que mis compañeros de la CNTE –que estuvimos luchando en las calles decenas de años desde los ochenta hasta 2018- y mis amigos: los padres de los estudiantes de Ayotzinapa -éstos al parecer asesinados por el gobierno- no han podido lograr los objetivos por los que hemos luchado. A partir del ascenso a la Presidencia de López Obrador en 2018 –con abundante demagogia y manipulación- parece que caló hondo en la CNTE y sus dirigentes para calmar sus luchas. En el caso de los padres –a pesar de sus enormes sacrificios de años saliendo a protestar- han confiado mucho en las palabras engañosas del presidente que se dedica a tapar la denunciada culpabilidad del ejército.
3. Los dueños de la política y el capital, la clase burguesa dominante, siempre actúa con violencia contra los trabajadores negándoles todo, el diálogo en primer lugar, que tontamente hay que esperar meses o años sin lograrlo. ¿No es acaso violencia la negación del diálogo, la explotación, los salarios miserables, la falta de atención a los servicios de salud, de educación, el permanente saqueo del erario público, la mentira en la información? Esa es violencia absoluta de la que la burguesía cierra los ojos; pero si al fin, algún día se tira una puerta, se pinta una pared o se le menta la madre a un funcionario, se habla de violencia. La llamada paz que se vive en México es absolutamente engañosa, es lo que se llama la paz de los sepulcros que sufre la inmensa mayoría de la población.
4. En México, alguna vez los trasportistas bloquearon una calle y en unas horas les resolvieron el problema. En la CNTE hemos bloqueado decenas de veces, pero no hemos permanecido en el bloqueo de alguna calle clave y fácilmente hemos aceptado bobear o tontear en el Zócalo, en el Monumento de la Revolución, Plaza de Minería o la Ciudadela. Con dos mil maestros de la CNTE, padres de los 43, brigadistas de la UNAM y el Poli y luchadores sociales de la CDMX, un bloqueo de la glorieta Insurgente/ Reforma, otro en el Eje Lázaro Cárdenas/ Juárez, otro en la Glorieta del Caballito, por tres días o más el gobierno correría a negociar resolviendo los problemas. Por ello he escrito varias veces que lo electoral ha servido para enterrar las luchas sociales de verdad. (6/III/24)