Patriarcado y capital: alianza criminal

Lunes, 11/03/2024 12:34 PM

Esta conmemoración del Día Internacional de la Mujer nos acercó nuevamente al eterno recuerdo de las 129 heroínas que en 1910 murieron carbonizadas en una fábrica estadounidense en plena y digna lucha por mejores condiciones de trabajo, por el derecho a la organización, por su libertad como mujeres trabajadoras y como ciudadanas.

Un hecho conmovedor, ocurrido hace 114 años, que ha servido de estandarte a las trabajadoras del mundo para levantar sus propias demandas, inmediatas y mediatas, que permitirían superar la subordinación, la violencia y opresión que siguen sufriendo.

Una referencia para conquistar derechos conculcados, expresar su justa y valiente rebeldía, condenar las crueldades del capitalismo, construir conciencia sobre las causas de las desigualdades respecto a los hombres y presentar propuestas emancipadoras.

En nuestro país, el acto conmemorativo, realizado el domingo 10, en el viejo Parque Colón, bautizado ahora como Parque Anacaona, nos acercó a las pasadas luchas de nuestras heroínas, pérfidamente ocultada por una FORMA MACHISTA DE CONTAR LA HISTORIA.

Nos acercó al sufrimiento y la digna rebeldía de las mujeres del mundo y en especial de las PALESTINAS Y HAITIANAS, aquí y allá.

Pero sobre todo, al escuchar consignas como como el "ESTADO OPRESOR ES PEOR QUE EL VIOLADOR", necesariamente nos obliga nuevamente a reflexionar sobre la ALIANZA ENTRE EL PATRIARCADO Y EL CAPITAL, una alianza verdaderamente criminal.

El patriarcado es el sistema de opresión más antiguo, coexistió por siglos con la esclavitud y el feudalismo, y actualmente es funcional al capitalismo y a su sobre-explotación de los seres humanos y del resto de la naturaleza.

- ATACAR LA RAÍZ DEL MAL.

Vivimos una sociedad de grandes injusticias, discriminaciones y opresiones, las que son mayores si se examinan en la relación hombre-mujer; lacerantes en temas como el acceso al empleo y los ingresos, derecho a la salud, relación de poder en la familia y la sociedad, forma de participar en la política y cruel despliegue de la violencia masculina.

Por eso es la extraordinaria justeza de esta causa en confluencia con las luchas por la plena liberación de los pueblos, clases y sectores explotados y excluidos.

Importa mucho por eso detenernos siempre en dos características relevantes de la sociedad dominicana: la opresión y la explotación de las mujeres:

La opresión tiene sus raíces en un sistema capitalista plagado de desigualdades, que le da continuidad a una cultura dominante machista que coloca a las mujeres en posición subordinada frente a los hombres; quienes abusivamente se asumen como propietarios de sus vidas y de sus cuerpos.

Esa es la sociedad patriarcal que genera distintas formas de violencia y exclusión (física, psicológica, económica) contra mujeres y niñas.

La explotación se sustenta en una cultura dominante clasista que empobrece hombres y mujeres trabajadoras -y que mezclada con la división sexual del trabajo y basada en el interés exclusivo del capital por la ganancia- genera y se apropia de más riquezas en base al trabajo desvalorizado de las mujeres en múltiples labores y también en el trabajo absolutamente no remunerado, asignándoles unilateralmente las tareas del cuidado de la familia y del hogar.

Aquí y en gran parte del planeta. las mujeres viven múltiples formas de maltrato y discriminación que son tanto más graves y dolorosas cuando ellas son más pobres, negras y con menos oportunidades.

La lucha de las mujeres por la igualdad es cuestión de poder y contra ese poder es necesario que juntos encaucemos la lucha para alcanzar la liberación de todos/as los/as oprimidos/as y explotados/as.

Se ha dicho con razón, que lo personal -en este y muchos casos es también político- y lo política implica valorar que la base de esta gran trampa opresora es el sistema y que hay que cambiarlo por otro que desplace y reemplace la alianza criminal del patriarcado con el capital.

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