"Así que ve y ataca a los amalecitas ahora mismo. Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos…" lo anterior no lo ordenó Benjamin "Bibi" Netanyahu sino, según lo contado por Samuel, fue una orden dada por el propio Jehova al Rey Saúl, la referencia es del libro de Samuel 15:3.
No es mi intensión calificar al judaísmo o a los hebreos de hace siglos, sino a los israelitas de hoy pues, aunque en La Biblia existen relatos sumamente violentos, como las ordenes que coloque al comienzo, estamos en una época de la humanidad donde debe prevalecer el conocimiento, la razón y la convivencia como especie humana, y en general como una fracción de los seres vivos del único planeta habitable en miles de años luz de distancia a la redonda, es decir, mucho más allá de los cielos.
Hoy, la democracia, el mandato del pueblo, debe validar lo que un monarca o un presidente escuche como voz divina, en sueños o en señales, e inclusive con encuentros cercanos iguales o superiores al tercer tipo. No acepto deshumanizar la responsabilidad del actual genocidio en Gaza señalando como ejecutor al "Estado de Israel". Es un error que obstruye la solución del problema pues, en democracia, es el pueblo que asume la ciudadanía de un país el responsable de lo que hagan las autoridades que eligen, voy por la calle del medio.
Así como en 1933 el pueblo alemán siguió a un líder, bajo las circunstancias que sean, para luego, de manera sistemática y continuada, arrinconar, encarcelar y exterminar a personas nacidas y criadas como alemanes, que convivían con ellos, hoy los israelíes están avalando y ejecutando un crimen atroz, liderado por una logia o clase política.
El actual episodio del conflicto entre palestinos e israelíes se generó porque un grupo, tal vez cien, integrantes del partido Hamas, palabra árabe que significa entusiasmo y acrónimo que se traduce al español como Movimiento de Resistencia Islámica, atacó varios poblados fronterizos a Gaza, asesinando a más de 350 personas y secuestrando aproximadamente a 200 durante una celebración judaica festiva y religiosa milenaria pero que coincide en fechas con la única iniciativa militar conjunta, y parcialmente exitosa, que los árabes ejecutaron contra Israel, en octubre de 1973. Esta acción del partido, o de un sector del partido Hamas, es repudiable, injustificable y criminal, pero también es absurdamente estúpida, pues las consecuencias de la reacción israelí están a la vista. Catalizaron la reacción israelita hacia el objetivo de tomar todo el territorio, justificando lo injustificable.
Respetando el dolor y la indignación del pueblo israelí por lo ocurido, no es posible justificar que una nación, pues Gaza es una nación por la vía de hecho, sea destruida porque dentro de ella hay un partido político cuyos integrantes, asumiendo unidad total, opten por descargar sus frustraciones con acciones violentas. Con la violencia loca es imposible exponer objetivos, y escribo exponer porque es iluso suponer que van a recuperar un territorio sin contar con un ejército formal, utilizando armas artesanales, sin apoyo frontal y efectivo de países aliados y sin dinero ni recursos naturales.
Asumiendo la gravedad de los muertos y secuestrados en Reim en octubre de 2023, considero que es mucho más grave lo que hoy sucede en Gaza que lo que sucedió en los campos de concentración y exterminio nazi. Hago tan agresiva comparación porque en Auschwitz-Birkenau exterminaban en secreto, tanto es así que muchos alemanes se enteraron de tal masacre una vez finalizada la guerra, es más, muchos aceptaron la veracidad de aquella atrocidad viendo las imágenes que el ejército ruso grabó y entregó como evidencia en los juicios de Núremberg. Hoy, las imágenes que demuestran la atrocidad criminal, que supera las 30 mil personas asesinadas, está en las redes, en vivo y directo.
Por supuesto que no hay cámaras de gases, ni experimentos con seres humanos ni hornos crematorios para deshacerse de los cadáveres, pero si hay destrucción de escuelas, hospitales y viviendas sin más justificación que la presunción de que allí están escondidos los terroristas. No hay alimentos, no hay agua potable. Ver morir a niños destrozados por una explosión, o debido a una gastroenteritis ocurre a diario.
Anecdóticamente, esta semana pasada el ejército de los EEUU dejo caer con paracaídas cajas con alimentos sobre uno de los campos donde miles de palestinos viven en carpas. Gran parte de la entrega de ayuda humanitaria cayó en el mar y se perdió y según lo reseñan algunas agencias de noticias, hay personas heridas y fallecidas al tratar de tomar la caja que venia del cielo ¡que vaina! basta con observar como los EEUU les entrega armas de todo calibre a los israelíes, en un puerto, de manera ordenada y hasta con una nota de entrega. Anécdota que avergüenza reír y da cuenta de la complicidad.
Estamos en el año 2024, el mundo está interconectado electrónicamente, todo se sabe, absolutamente todo. Así que, aunque la difusión de las imágenes de la destrucción de Gaza, del holocausto palestino, son limitadas y eliminadas de internet, existen. Nadie, nadie puede hoy día decir que no sabe lo que allí ocurre, y menos los muy inteligentes ciudadanos israelíes, que hoy tienen nacionalidad propia y un lugar donde vivir después de haber sufrido la persecución, primero y luego la expulsión; porque después de sobrevivir al holocausto finalizado en 1945 tuvieron por hogar algunos muy maltrechos barcos sin puerto hasta 1948.