En estas breves notas respondo a una pregunta de un colega, reuniendo algunas observaciones viejas y nuevas, en óptica ecomunitarista, acerca de la relación individuo-comunidad.
En primer lugar avanzamos la hipótesis de que el "individuo" es una realidad y concepto que surge en la Modernidad occidental con la aparición y desarrollo del capitalismo.
Una primera prueba indirecta de ello es el hecho de que en Aristóteles, incluso el hombre adulto libre (que en el caso ateniense es el único que goza de ciudadanía si además es nacido de madre y padre ateniense) no es una entidad en sí, sino que es un "animal político"; o sea, alguien que se constituye como humano en la medida en que hace parte de una Polis; y hay que recordar también que en el caso ateniense (a cuya Constitución democrática Aristóteles dedicó un escrito) la base del sistema lo constituía el Demos, que era una división administrativa por localización geográfica (parecida a lo que hoy es un barrio urbano).
Muy distinta es la situación en el capitalismo naciente. Así constatamos que en la primera mitad del siglo XVII se impone con Hobbes, para justificar la necesidad del surgimiento del Estado-Leviatán, la convicción de que "el hombre es el lobo del hombre", y simultáneamente constatamos el aparecimiento del cartesiano "Ego cogito" que brota de un sujeto tan encerrado en sí mismo que ni siquiera puede tener certeza de la existencia de otros seres humanos (pues solo tiene acceso a los respectivos cuerpos individuales, pero no a sus mentes, que según Descartes constituyen lo propiamente humano).
Lo que está detrás de semejantes posturas es la atomización (denunciada por Marx) creada-reproducida-ampliada por el modo de producción y de vida capitalista. Porque en él el otro es un competidor y no un amigo. Los capitalistas compiten entre sí por la conquista del mercado (desplazando-eliminando a otros capitalistas), y también por el acceso al crédito (cuya falta también elimina competidores); y los capitalistas se oponen a los trabajadores al menos por tres situaciones cotidianas concretas: el monto del salario (el capitalista quiere pagar lo menos posible, para maximizar su ganancia, y el trabajador quiere poder ganar más para mejor garantizar su subsistencia y la de su familia), por las condiciones de trabajo (el capitalista quiere gastar lo menos posible en las mismas, mientras que el trabajador aspira a hacerlas lo más soportables posible), y por la duración de la jornada laboral (que el capitalista quiere prolongar lo más posible, para maximizar su ganancia, mientras que el trabajador pretende reducirla, para poder tener vida después de las horas dedicadas a la producción asalariada). Y los trabajadores compiten entre sí por el acceso al puesto de trabajo (por regla general en el capitalismo hay más aspirantes a trabajar que el número de puestos de trabajo ofrecidos por los capitalistas) y por la permanencia en dicho puesto.
En el contexto capitalista hay, pues, "guerra de todos contra todos" y el Derecho burgués levantará el lema que reza "Mi derecho termina donde empieza el derecho ajeno", naturalizando y eternizando así la atomización capitalista.
Marx (desde sus escritos de juventud, como los Manuscritos de 1844) considera que esa atomización será superada con la superación del capitalismo, cuando el ser humano se realice como "ser genérico" en el Comunismo. Marx consideraba que así se produciría una negación de la negación que supusieron las sociedades divididas en clases en relación al comunismo primitivo, al que sucedieron.
Y aquí tenemos otra base fundamental para pensar la cuestión que nos ocupa desde Abya Yala. Me refiero al hecho de que en las sociedades originarias de Abya Yala no existe la figura del individuo contrapuesto a la comunidad.
En tales culturas (sobre todo cuando se organizan en clanes y no en clases) cada individuo contribuye con la comunidad en la medida de sus posibilidades y recibe de la comunidad lo necesario para vivir dignamente en los parámetros de las mismas. Así, por ejemplo, en la cultura xavante: a) el cazador más eficiente no se apropia de todo lo que caza, sino que el código tribal estipula detalladamente qué partes de lo cazado deben ser distribuidas a otros integrantes del grupo (para que nadie se quede sin comida), b) existe un sistema de donaciones recíprocas obligatorias (en el que quien pide está obligado a retribuir, aunque no necesariamente a corto plazo) que hace posible una vida digna para todo el grupo, y, c) el único que no tiene derecho a casarse es el egoísta (que viola los códigos antes citados), como si el grupo tuviera miedo de que ese defecto pudiera ser hereditario y amenazase así seriamente al grupo en más de una generación, pudiendo quizá destruirlo a largo plazo.
Esos fortísimos lazos comunitarios se prolongan en las culturas originarias de Abya Yala más allá de las sociedades clánicas, como lo demuestra David Choquehuanca al describir el ayllu de la cultura aymara. En relación a ésta cabe recordar la herencia de la sociedad, ya clasista, incaica, en la que según nos dice el Inca Garcilaso, hasta los ciegos tenían una labor productiva (desgranar el maíz), a cambio de la cual recibían lo necesario para vivir dignamente. Por su parte Choquehuanca amplía la visión aymara (representativa de las culturas originarias de Abya Yala) con el principio comunitario africano Ubuntu que dice "Yo soy porque nosotros somos".
Ahora bien, en la cultura originaria de Abya Yala (y quizá también en la africana del Ubuntu, sobre la que tendrán que hablarnos/corregirnos l@s african@s) la pertenencia/subsunción comunitaria que hace a cada ser humano un ser humano es tan fuerte, que creemos que en esas culturas aún no está forjado el individuo protagonista del proceso de liberación en términos de la Ética que sustenta al Ecomunitarismo.
Eso se ve, por ejemplo, en la sumisión que en tales culturas se exige de las mujeres en relación a los hombres y de l@s jóvenes en relación a l@s adult@s.
Por nuestra parte hemos deducido de la gramática profunda de la pregunta que instaura la Ética (¿Qué debo hacer?) una primera norma ética básica que nos exige luchar para garantizar nuestra libertad individual de decisión, y se complementa con una segunda norma fundamental, que nos exige realizar esa libertad en la búsqueda de respuestas consensuales con l@s demás (para cada instancia de lo que debemos o no hacer). Ambas, junto a la tercera norma ética básica (ecológica, que nos exige preservar y regenerar la salud de la naturaleza humana y no humana) fundamentan el proceso de liberación orientado hacia el Ecomunitarismo (horizonte utópico poscapitalista, nunca alcanzable en su totalidad pero indispensable estrella-guía para que la acción cotidiana no vague sin rumbos o en círculos). Este proceso es definido por nosotros como un proceso histórico de construcción de la libertad consensual e intercultural de decisión acerca de nuestras vidas, a través de la discusión y de la lucha contra las instancias de dominación intersubjetiva y/o intercultural, y/o de auto-represión alienada; proceso del cual hace parte la construcción de relaciones productivas y estéticas de carácter intercultural, preservadoras-regeneradoras entre los seres humanos y el resto de la Naturaleza.
Así, en perspectiva ecomunitarista es necesario que aparezca la mencionada individuación, similar a la ocurrida en el capitalismo, pero ahora sin la contraposición atomística entre individuos, porque se aplican la segunda y la tercera normas fundamentales de la Ética, para que dicha atomización sea superada en un nuevo individuo universal y cósmico. Tal individuo es la persona que ve la libertad de las demás como la prolongación de su propia libertad (como ya lo proponía Marx), estableciendo una relación de mutua afirmación con l@s demás en el contexto de la comunidad de la que hacen parte (desde el ámbito familiar hasta la Humanidad entera), y que ama/respeta a la Madre Tierra y al Universo. Nótese que a la luz de Marx se supera la crítica capitalista acerca de que en el Comunismo se sobrepondría lo colectivo por sobre lo individual (objetivo que asumió explícitamente la pedagogía colectivista de Makarenko en tiempos de Stalin), pues lo que cabe y asumimos en perspectiva ecomunitarista es la apuesta al desarrollo de individuos universales amparados por la comunidad, en una nueva relación en la que queda superada la contradicción individuo-colectivo.
Así en el Ecomunitarismo se hace realidad el género humano como entidad real, en el contexto de la realización del principio rector del Ecomunitarismo que reza "De cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad".
Pero hay que destacar que a la luz de las tres normas éticas básicas que fundamentan la propuesta y acción ecomunitarista, y que se aplicarían cotidianamente en el Ecomunitarismo, se supera la atomización individualista característica del capitalismo que también va más allá de la dimensión estrictamente económica.
Porque en base a la tercera de aquellas normas se supera la práctica de devastación y/o contaminación irreversible de la naturaleza humana y no humana que en el capitalismo es moneda corriente aplicando la lógica de obtener la mayor ganancia posible en el menor tiempo posible, sin respetar los tiempos de recuperación saludable de los humanos (castigados por enfermedades e incluso por una muerte prematura derivada del modo de vida/producción capitalista) y de la Naturaleza no humana (con tierras, aguas y aires hoy devastados o seriamente contaminados, y que sufre con la extinción creciente de numerosas especies).
Y también, reforzando y retomando prácticas comunitarias y solidarias que abarcan desde el universo familiar hasta la Humanidad entera (pasando por lo local, lo regional, lo nacional y lo continental, y en vivencias interculturales a cada uno de esos niveles) se supera el aislamiento de individuos indiferentes entre sí, propios del capitalismo; tan indiferentes entre sí que en las grandes ciudades nadie ayuda a nadie, y muchas veces ni mira a l@s dem@s; a esa actitud contribuye el mutuo aislamiento capitalista de las personas ante su TV (que en cada programa da lecciones de capitalismo), su computadora o su celular. Hay que notar que tal des-gregarización se expresa en el a-politicismo y en la pasividad histórica.
Para esas personas la Historia es algo que otros hacen, y pertenece a esos otros "la" política. Es en esas posturas donde anida el desinterés creciente por los ejercicios repetitivos de la seudodemocracia seudorrepresentativa capitalista, que lleva, por ejemplo, a que menos de la mitad de los electores acudan a votar en las elecciones presidenciales norteamericanas, y a que la propia clase política gobernante en Francia se inquiete por el futuro de las instituciones que manipula. Y en ese contexto también echa raíces la progresiva des-sindicalización entre los asalariados de muchos países (al tiempo en que las entidades patronales a nivel nacional y su cartelización mundial, por ejemplo la del "Club de los Bancos acreedores del Tercer Mundo" y el Foro de Davos mantienen y refuerzan su poderío). La política vigente en el capitalismo deberá ser sustituida por la Política ecomunitarista de tod@s (basada preferencialmente en la democracia directa).
Los individuos de los que venimos hablando son en buena proporción, y esto es un desafío mayor para la lucha ecomunitarista, individuos cobardes ante cualquier instancia de poder. Si la manifestación de tal cobardía ante el "jefe" en el lugar de trabajo es una vivencia que los humoristas satirizan con gusto (muchas veces sin sospechar que la misma se encuadra en última instancia en las características del trabajo alienado vigente en el capitalismo), otras instancias de tal manifestación no son muy propicias a que se las trate con humor o se las "folklorise". Me refiero a las manifestaciones cotidianas de cobardía que apoyan por acción u omisión las más brutales formas de opresión y autoritarismo. (La mayoría de la población alemana apoyó a Hitler hasta el fin del III Reich).
Si antes se decía con tono despectivo de alguien: "lo único que lo mueve es el bolsillo", ahora hay que decir que a la vista de nuevas masacres protagonizadas por la aniquilación de derechos laborales, sociales e (inter)culturales llevada a cabo por el neoliberalismo y la ultraderecha, hay ciertas mayorías (también en Nuestramérica) que ni siquiera por su bolsillo son capaces de moverse. Y lo curioso es que no se mueven aunque los autores de tales políticas fueron elegidos con los votos de una mayoría relativa que hace parte de esas mayorías, en relación a la cual las promesas de priorizar la atención gubernamental en las esferas del empleo, la salud, la educación y la vivienda se transformaron en la práctica en sus contrarios. Todo sucede como si la indiferencia hacia los otros hubiera sido introyectada por esa mayoría como una increíble indiferencia cobarde hacía sí; y, como el avestruz de los dibujos, al verse en peligro, en vez de luchar, esconde la cabeza debajo de la tierra. Sin duda debe haber en la cobardía de esas mayorías un singular proceso de regresión digno de estudio por los especialistas por cuanto es sabido que los niños tienen un comportamiento semejante a dicho avestruz cuando enfrentados a un peligro se tapan los ojos, creyendo sin duda que tal ceguera de su parte en relación a la amenaza redundará en la salvación respecto de esa misma amenaza, quizá por el hecho de creer que al no verla también se hacen de ella invisibles, y, por tanto, inatacables.
Ahora bien, confirmando y ampliando la posibilidad de violencia entre los oprimidos que ya denunciaba Paulo Freire en su "Pedagogia do Oprimido", hoy asistimos a una orgía de tal violencia motivada especialmente por el racismo ante la migración, y por el tráfico y el consumo de drogas ilícitas, que son un gran negocio capitalista (junto al comercio de las armas y el de algunas drogas "lícitas", como el alcohol).
Lejos de contrariar la cobardía antes descripta, el odio fanático y violento con el que vastos grupos se oponen a otros en el contexto inter-comunitario, no hace sino confirmar aquella cobardía. Lo más probable es que la gran mayoría de los integrantes de esos grupos prefieren y anhelan la convivencia pacífica. Pero su cobardía les impide a cada uno en su bando contrariar la voluntad guerrera de los líderes de turno. En ese contexto los "ricos" EEUU y la "rica" Europa se cerraron a siete llaves para impedir la entrada en su territorio de los hambrientos que su propia política secular empuja hacia afuera del llamado Tercer Mundo, robado, empobrecido, desestructurado y enfermado por las políticas coloniales y neocoloniales yanquis y europeas. Baluartes de la muralla que EEUU y esa Europa yerguen a toda prisa en nombre de la civilización occidental y cristiana lo constituyen una abigarrada variedad de grupos y grupejos racistas, supremacistas y a veces abiertamente neonazis.
Para superar con acciones de coraje colectivo comunitario y solidariamente la actitud aislacionista-individualista y cobarde que hemos reseñado, la propuesta ecomunitarista defiende que se usen, además de los mecanismos de la educación formal y no formal tradicionales, los recursos tecnológicos facilitados por internet, para reforzar o crear Redes de interacciones comunitarias solidarias de carácter intercultural (desde lo local a lo planetario). Es también por medio de tales Redes que de preferencia presencialmente y, si eso no fuera posible, a distancia, deben circular con perspectiva ecomunitarista no solo las informaciones generadas en cada nudo de la Red, sino también los debates horizontales y simétricos que constituyen parte fundamental de la Política de tod@s, incluyendo los volcados a la construcción y/o progresivo reforzamiento de una economía ecológica y sin patrones, y el intercambio y goce intercultural de las artes en sus más diversas manifestaciones. Así esas Redes son instrumentos y partes del gran Bloque que la lucha ecomunitarista en Abya Yala busca coligar para hacer posible el desplazamiento de los capitalistas de todas las funciones decisorias en todas las instancias [económica, ambiental, educacional (en los planos formal y no formal), política, militar, comunicacional, estética, religiosa, etc.] y que aspira a incluir a las comunidades indígenas (que traen la herencia del Buen Vivir, precapitalista pero/y con proyección poscapitalista, amante y respetuoso de la Madre Tierra), l@s campesin@s y pequeñ@s productoras-es familiares de la agropecuaria sostenible, l@s asalariad@s, l@s desemplead@s/marginad@s, las llamadas "minorías" (que a veces son mayorías a nivel global o localmente, como ocurre, respectivamente, con las mujeres, incluyendo a las organizadas en colectivos feministas con vocación poscapitalista, y las comunidades y movimientos negros), las verdaderas cooperativas y demás instancias asociativas comunitarias (por ejemplo, sindicales, vecinales o de los movimientos ambientalistas con vocación poscapitalista) que tratan de aplicar ya dentro del capitalismo las tres normas fundamentales de la Ética, l@s educadoras-es que ya dentro del capitalismo tratan de abrir horizontes ecomunitaristas, tanto en las instancias de la educación formal (desde las escuelas hasta las Universidades) y/o en la educación ecomunitarista comunitaria no formal (y en esta última ubicamos también la tarea de l@s comunicadoras-es que asuman la perspectiva poscapitalista), y las organizaciones populares de autodefensa (más o menos armadas, según las opciones y las posibilidades), que van abriendo camino para la construcción de las Milicias Populares de integración voluntaria y rotativa, que en el poscapitalismo, y mientras se haga necesaria la existencia de cuerpos armados, habrán de sustituir los cuerpos policiales y militares que hoy están al servicio de los capitalistas. Esas Milicias deben empezar a actuar desde ahora, para proteger a las comunidades populares de los ataques del Estado "oficial" capitalista y de las bandas del narcotráfico y del crimen organizado (dos grandes negocios capitalistas), que causan abundantes muertes y enfermedades en dichas comunidades. Y hay que registrar, para reforzar la necesidad de la autodefensa popular, que un fenómeno que ha venido creciendo en Nuestramérica es el de la mistura entre el Estado "oficial" y dichas bandas, para constituir Narcoestados o Crimestados, o por lo menos instancias estatales capitalistas que usan a dichas bandas para atacar a las fuerzas con vocación poscapitalista y a las comunidades populares.
La relación individuo-comunidad en el intento de construcción del poscapitalismo en un país entero: revisitando críticamente al Che
La Conquista exterminó en Cuba a las comunidades indígenas organizadas. Tras la importación de esclavos florece en Cuba una cultura afrocubana que se expresa en cultos religiosos y algunas costumbres, pero que en 1959 no marcaba a la sociedad con núcleos afrocubanos autónomos (como ocurrió, por ejemplo, en los "quilombos" de Brasil). Así, cuando en 1965 el Che escribe el ensayo "El socialismo y el hombre en Cuba" (dirigiéndose a Carlos Quijano, Director del semanario uruguayo "Marcha"), aborda la relación individuo-comunidad en el proceso de construcción del socialismo cubano desde una óptica "blanca". Porque si había conocido a la cultura indígena sudamericana en sendos periplos juveniles (en los que quizá también se cruzó con afrolatinoamericanos), el Che, descendiente de europeos por parte de sus dos progenitores, enfoca la cuestión que aquí nos ocupa a partir de sus lecturas de Marx y de lo que conocía de los países que entonces decían que estaban construyendo el socialismo en distintas latitudes.
En el citado ensayo dice el Che: "Intentaré ahora definir al individuo, actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble condición de ser único y miembro de la comunidad. Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas. El proceso es doble, por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación" (p. 371).
Y más adelante, explicando ese trabajo dirá, tras referirse al capitalismo y a otras experiencias socialistas: "En nuestro caso la educación directa adquiere una importancia mucho mayor...Se ejerce a través del aparato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organizaciones tales como el Ministerio de Educación y el aparato de divulgación del Partido. La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra. Pero el proceso es consciente; el individuo recibe continuamente el impacto del nuevo poder social y percibe que no está completamente adecuado a él. Bajo el influjo de la presión que supone la educación indirecta, trata de acomodarse a una situación que siente justa y cuya propia falta de desarrollo le ha impedido de hacerlo hasta ahora. Se autoeduca" (p. 373).
Por nuestra parte creemos que esta teoría y práctica resumida así por el Che merece reparos y complementos desde las visiones de Freud y de Paulo Freire.
El primero consideró que la maduración del individuo como tal supone la conquista por el Yo de espacios dominados por el Super-yo y por el Ello. Así postuló que el propósito del psicoanálisis es "fortalecer el Yo, hacerlo más independiente del Super-yo, ampliar su campo de percepción y desarrollar su organización, de manera que pueda apropiarse nuevas partes del Ello. Donde era Ello, ha de ser Yo" (Freud, Psicoanálisis 4 – División de la personalidad, en Obras Completas, Ed. 1968, vol. II, p. 916).
Ahora bien, si, como se sabe, el Ello reúne los espacios del inconsciente interior, hacen parte del Super-yo todas las instancias que desde afuera "presionan" (para usar un término utilizado por el Che) al Yo de cada individuo; en él se encuadra la presión que sobre él ejercen, por ejemplo, las acciones citadas por el Che, como las del Ministerio de Educación, el Partido y la propia "masa" (expresión que ya dijimos que no consideramos apropiada por su connotación despersonalizante). Ahora, ante esas presiones el Che reivindica la importancia de la autoeducación por parte del individuo, para que el proceso de adaptación y construcción individual al nuevo orden con intenciones poscapitalistas sea "consciente".
Y en este punto cabe que nos apoyemos en Paulo Freire, quien en su propuesta de "pedagogía problematizadora" defendió la tesis de que nadie educa a nadie ni nadie se educa a sí mismo, sino que los seres humanos se educan mutuamente mediatizados por el mundo. Tal coeducación no es otra cosa –dijo Freire- que el proceso de conscientización compuesto por dos caras de una misma moneda: el desvelamiento crítico de las opresiones existentes en la sociedad y la acción transformadora de la misma rumbo a un orden social sin opresores ni oprimidos.
Las contribuciones de Freud y Freire nos parecen de capital importancia para que el proceso de construcción del poscapitalismo permita y favorezca efectivamente la emergencia de un individuo que conscientemente (y no por presiones exteriores) se articula a los demás para caminar rumbo a la libre asociación de los productores libres (como definió Marx al Comunismo).
Y reforzamos esta idea pues cuando durante tres años a mediados de los años 1970 Cuba nos acogió solidariamente en períodos de duras dictaduras en el Conosur, y tuvimos la oportunidad de compartir labores con l@s cuban@s (en especial en la industria de la construcción y en los barriales Comités de Defensa de la Revolución), observamos comportamientos que parecían derivados de la preponderancia de un nuevo Super-yo represivo (ahora supuestamente socialista, que sustituía al anterior Super-yo capitalista), y no de opciones individuales libres. Nos referimos al hecho de que tanto la participación por parte de algunas personas en los trabajos voluntarios que ocupaban las horas de las mañanas de los domingos como la concurrencia a las actividades de los CDR (por ejemplo, recuperar en el barrio envases de vidrio para su reutilización o reciclaje, o embellecer con jardines las cuadras del barrio) o a los actos en la Plaza de la Revolución, me parecían ser, no el fruto de una libre adhesión, sino lo que convenía hacer a los ojos de los demás (en función, por ejemplo, de posteriormente poder integrar la lista de quienes por sus méritos podrían recibir el nombramiento para algún cargo remunerado y/o el derecho a comprar algunos de los escasos electrodomésticos disponibles para la venta a los particulares). Si mi impresión era verdadera resultaría que se estarían creando así, bajo el peso de un nuevo Super-yo, generaciones de hipócritas (movidos por intereses nunca confesados), y no los "seres humanos nuevos" preconizados por el Che. En el primer trimestre de 2024 por boca de cubanos revolucionarios me llegan las infelices noticias de que en la Isla hoy no son pocos (incluso entre algunas personas con cargos intermedios de dirección) los que en público repiten el discurso socialista "oficial" pero lo desmienten en privado, y/o quienes practican el robo y/o el mercado ilegal u otras actividades ilícitas (es cierto que acicateados por la falta o escasez de bienes y servicios básicos del día a día, que la Revolución ya debería haber logrado proveer, a pesar del criminal e inhumano Bloqueo de la que es víctima desde hace seis décadas), y que en ese contexto son numeros@s l@s jóvenes que se van del país por haber perdido la esperanza de que el mismo pueda brindarles un Buen Vivir.
Y en relación a la contribución de Paulo Freire, cabe la pregunta de si, a partir de las acciones del Ministerio de Educación y del Partido, citadas por el Che, no predominó en Cuba, ya desde los tiempos del Che, una nueva educación "bancaria" en el decir de Freire (supuestamente marxista-leninista-socialista, pero incompatible con el socialismo conducente al Comunismo, a la luz de la caracterización marxiana de este último, que antes hemos citado); en dicha pseudoeducación el educador "baja" verticalmente los contenidos hacia el educando y espera y exige que el mismo los repita sin ningún análisis crítico. Por el contrario, en la siempre transformadora/revolucionaria educación "problematizadora" postulada por el autor de la "Pedagogia do oprimido", educador y educando redescubren/reconstruyen críticamente los contenidos, en un proceso que también educa al propio educador, y hace de éste y del educando sujetos permanentemente transformadores de la realidad socioambiental. La pedagogía problematizadora es indispensable para el proceso de coeducación sin fin orientado hacia el Ecomunitarismo (que incluye la libre adopción de la frugalidad ecológica voluntaria, según lo estipulado por la primera y la tercera normas fundamentales de la Ética, que nunca debe confundirse con una frugalidad impuesta y rayana con la miserabilidad, eternizada a raíz de la falta o escasez crónica de bienes y servicios básicos para el día a día de un Buen Vivir).
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