Los ataques de represalia de Irán contra Israel no se llevaron a cabo solos. Los socios estratégicos Rusia y China respaldan a Teherán, y su papel en el conflicto de Asia occidental sólo crecerá si Estados Unidos no mantiene a Israel bajo control.
Por Pepe Escobar
El mensaje aéreo de Irán este fin de semana lo confirmó en la práctica: sus sistemas de guía de misiles utilizaron el sistema de navegación por satélite chino Beidou, así como el sistema ruso GLONASS.
La connivencia con las acciones israelíes en Medio Oriente, que son el núcleo de la política de Washington, se está convirtiendo en muchos sentidos en la causa fundamental de nuevas tragedias.
Y una vez más, con cierto grado de elegancia. A diferencia de ese ejército "moral" especializado en matar mujeres, niños y ancianos y bombardear hospitales, mezquitas, escuelas, universidades y convoyes humanitarios, el ataque iraní tuvo como objetivo sitios militares israelíes clave como las bases aéreas Nevatim y Ramon en el Negev y una Centro de inteligencia en los Altos del Golán ocupados: los tres centros utilizados por Tel Aviv en su ataque al consulado de Irán en Damasco.
Estados Unidos tiene unas 35 bases que rodean a Irán y, por tanto, se vuelven vulnerables a los misiles hipersónicos de Irán que tienen un radio de alcance que supera los 2000 kilómetros. Esas bases estaban supuestas a ser una disuasión y se han convertido en blancos fijos muy vulnerables. Es evidente que la disuasión con bases militares ya no está sobre la mesa en el Cercano Oriente. Ahora son el "talón de Aquiles" vulnerable estadounidense. Porque son blancos fijos para cualquier represalia contra las aventuras belicosas del Occidente colectivo debido a su vulnerabilidad a la superioridad en artillería de los adversarios. Los cambios tecnológicos en el campo de la artillería dejaron atrás en cuanto a velocidad y alcance al armamento de la OTA. Ese hecho novedosos convirtió a las guarniciones de las 800 bases con las que Estados Unidos creía poder amenazar la masa Euroasiática donde prosperan Rusia y China, en rehenes a los que necesita rescatar antes de que sean aniquiladas por la superioridad de los medios aéreos de las llamadas Autocracias independientes del Imperio Anglosionista.