El Magnicidio de Kennedy tuvo como daño colateral el nacimiento de un sistema político tutelado por el "Poder en la sombra", quedando desde entonces como rehenes todos lo sucesivos Presidentes electos de EEUU, según la confesión realizada por el primer Ministro israelí Ariel Sharon al entonces Ministro del Exteriores Shimon Peres en octubre del 2001: "Nosotros, el pueblo judío, controlamos Estados Unidos y los estadounidenses lo saben", («El Lobby israelí y la política exterior estadounidense" de John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt, Quibla, 07-04-2006), para lo que se servirían de los lobbys de presión entre los que descollaría la American Israel Public Affairs Committee (AIPAC). Así, el 9% de los cien senadores y el 6% de la Cámara de Representantes son judíos aunque los judíos tan sólo representan el 2,4% de la población estadounidense.
Sin embargo, el ex-Consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter, Zbigniew Brzezinski. en un discurso ante al Consejo Nacional Irano-estadounidense (NIAC), afirmó que "creo que los EE.UU. tiene derecho a decidir su propia política de seguridad nacional y no seguir cual mula estúpida lo que hagan los israelíes".
Se producirá el asalto final a Rafah?
La creciente desafección de la sociedad israelí respecto a Netanyahu debido a su nefasta gestión de la crisis con Hamas y a su nulo interés por rescatar con vida a los rehenes judíos habría provocado la caída de su popularidad hasta mínimos y según la ultima media de las encuestas electorales, el Likud de Netanyahu seria apeado del Poder en caso de nuevas Elecciones.
Netanyahu sería consciente de su precaria situación política y judicial, por lo que sirviéndose de la dictadura invisible del temor al Tercer Holocausto, proceda de Hamás, de Hezbolá o de Irán, aprovechó la cruenta ofensiva de Hamas para declarar el Estado de Guerra (defensa de la seguridad de Israel) y desencadenar una demoledora ofensiva en la Franja de Gaza que le permitiera aplazar el proceso judicial en el que está acusado de soborno, fraude y abuso de confianza así como una posible condena por crímenes de lesa humanidad tras el genocidio de Gaza.
Así, según The New York Times , el plan inicial de represalia de Israel contra Irán incluía un ataque a mayor escala que tendría como objetivo importantes objetos militares en Irán, incluso cerca de la capital, Teherán pero Netanyahu tomó la decisión de reducir el ataque debido a la presión del Presidente Joe Biden que buscaba evitar una mayor escalada regional y según publica el portal Axios, Netanyahu habría negociado con Estados Unidos "la entrada militar en Rafah, en el sur de la Franja, a cambio de contención en la respuesta militar israelí al ataque de Irán".
El verdadero objetivo de la campaña militar de Gaza sería provocar una segunda nakba en la que 1,5 millones de palestinos se vieran obligados a abandonar una Gaza convertida en un amasijo de escombros y restos humanos que imposibilitaría el retorno de la población gazatí desplazada y confinada en el campo de concentración al aire libre ubicado en Rafah, situación descrita por el alto Comisionado para los DDHH de la ONU, Volker Türk como "apocalíptica", al tiempo que advertía " del creciente riesgo de genocidio".
Dicho confinamiento forzoso de la población gazatí sería una medida de presión para que Egipto abra su frontera y los palestinos queden asentados en la Península del Sinaí y para completar la limpieza étnica de Gaza, Netanyahu habría ordenado el asalto final a Rafah previo desalojo de los miles de gazatíes allí recluidos, operación militar que Biden intenta evitar a toda costa en la certeza de que dicha operación se podría saldar con una nueva masacre de civiles.
El cisne negro de Biden
En un discurso pronunciado en la reunión de Nueva York del Congreso Mundial Judío de 2816, el entonces vicepresidente de Obama, Joe Biden afirmó:»Soy sionista, pero para esto no hace falta ser judío», tras lo que se le concedió el «Premio Theodor Herzl» y se convirtió en el nuevo tapado de la AIPAC.
Sin embargo, la asimetría del castigo realizada por Israel en Gaza habría provocado la desafección hacia Biden del ala izquierda del partido Demócrata, lo que facilitaría el retorno triunfal de Donald Trump en las presidenciales de noviembre al tener expedito el camino hacia la Casa Blanca tras las últimas decisiones del Tribunal Supremo.
En consecuencia, la Administración Biden intenta desesperadamente lograr una declaración por Netanyahu de "una tregua indefinida" que permitiría el canje de los rehenes judíos todavía en manos de Hamas así como restablecer la circulación de camiones de ayuda humanitaria para más de 1 millón de palestinos confinados en Rafah, con lo que Biden se apuntaría un importante tanto diplomático y lavaría su imagen de colaborador necesario de Israel en la limpieza étnica de Gaza. Sin embargo, el cisne negro de Biden sería la protesta de los estudiantes universitarios contra la invasión de Gaza en las Universidades de Columbia y la UCLA y su violento desalojo por la policía, rememorando las protestas de 1965 contra la guerra de Vietnam.