¿Qué son?

Lunes, 06/05/2024 10:36 AM

Por estos días de insólita crueldad hebrea contra los palestinos, alguien escribió que los ciudadanos de religión judía son más leales a Israel o a sus supuestas prioridades en todo el mundo, que a los intereses de sus propias naciones... Esto, nada fácil de entender, para quienes no relacionamos religión con nación -ni hay razonamiento que lo explique - ha prevalecido en la sangrienta historia de Israel.

La antropología -la prefiero a los cuentos bíblicos- apunta a la estela levantada en Egipto, hace más de 3.200 años, donde se hace referencia a la toma del hoy llamado Levante Mediterráneo por las tropas del IV faraón de la dinastía XIX. En ella se menciona a los israelitas como uno de los pueblos derrotados. Dice su traducción: Isr[A]r está derribado y yermo, no tiene semilla... Habla de ese pueblo nómada seguidor de Abraham, que había logrado asentarse en la actual Palestina luego de despanzurrarse con cananeos, filisteos y jebuseos -todos ellos semitas-, por el control de la antiquísima Jerusalén. Luego de su expulsión se trasladaron a Egipto.

Siete siglos más tarde volvieron a esas tierras con toda la escenografía que montó la Biblia en el Mar Rojo. Allí permanecieron cuatro siglos hasta que, primero los asirios y caldeos, luego Alejandro Magno, después los seléucidas y al final, los romanos; los volvieron a expulsar de esa región. Los siguientes mil años, estuvo bajo control árabe, hasta que el ejército invasor inglés, en 1882 asumió el control de ella y 60 años después les regaló, a los judíos, parte de las tierras donde por milenios han vivido los palestinos.

Han pasado cerca de cien generaciones desde aquella imaginada huida de Egipto. A lo largo de este tiempo el pueblo hebreo se ha repartido por variadas naciones de la Europa de occidente y oriente, asumiendo que lo judío es la conversión de lo religioso, en identidad exclusiva sobrepuesta a cualquier nacionalidad. A ellos no les interesa el país donde nacieron, ni el de sus padres, abuelos y más allá, son de la tierra que les prometió su dios Yahvé, y al carajo si allí nacieron otros desde hace también cien generaciones. Su dios les ordena exterminarlos y así lo han hecho. Esa ejecución de un supuesto destino manifiesto más racismo es fascismo.

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