El capitalismo salvaje pretende arrastrar a la humanidad hacía su extinción

Martes, 28/05/2024 02:33 PM

Vivimos en un mundo desastroso y muy mal gestionado, por causa del criminal sistema capitalista. El capitalismo no es el estado natural de la humanidad, es producto de la agudeza humana. Ese sistema criminal colocó al descubierto un accidente global del que no podrán recuperarse ni el modelo capitalista ni la economía mundial. Está a la vista que los medios ideados para supervisar, salvaguardar y perpetuar el libre mercado, así como desarrollar la economía globalizada han sido infructuosos y devastadores: ha colocado en riesgo toda forma de vida en nuestra Madre Tierra.

El senil capitalismo en su cruenta lucha por su supervivencia y en sus inventivas para perpetuarse, en enero de 1995, creó la Organización Mundial del Comercio para sostener la globalización del libre mercado, debido al fracaso del Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles, cuyo objetivo es la instauración de una "única economía global", en un ámbito internacional que está lleno de agujeros; esas recetas sólo han servido para profundizar la crisis planetaria.

Son ilusorias las perspectivas para afianzar la justicia social al igual que la paz, y las esperanzas de reducir las amenazas sistémicas o integrales que pesan sobre la humanidad, pues cada vez se alejan más en este mundo trágicamente mal gestionado. Las únicas instituciones reguladoras internacionales existentes actúan en la dirección de dar mayor libertad para que la economía de mercado opere sin restricciones de ningún tipo.

No cabe esperar que los principales beneficiarios del capitalismo salvaje procedan contra sus intereses, contra los propios principios del beneficio y del aprovechamiento de las ventajas en lo que se basa el libre mercado y su propio "éxito", o que, en los riesgos actuales se vean obligados a hacerlo. Pretender que el asesino capitalismo va a dejar de percibir sus ingentes beneficios es negar todas sus leyes conocidas, que parten principalmente del universal principio del capitalismo: "cuanta más libertad, mejor".

El mercado global no se moverá a favor del medio ambiente ni favorecerá la masa gigantesca de trabajadoras y trabajadores ni en particular de los más de mil millones e personas que carecen de empleo o están subempleados. Los principales actores del mercado capitalista siguen siendo ciegos y sordos a sus propios intereses mezquinos y egoístas.

Los peligros que nos amenazan son devastadores. Por eso, la democracia hoy más que nunca necesita al sustentable sistema socialista como único "plan b" para vencer las adversidades apocalípticas en la que está atrapada la humanidad.

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