El triunfo del presidente Nicolás Maduro y la furia con odio de la ultraderecha colombiana

Viernes, 09/08/2024 12:22 PM

En Colombia se encuentra uno de los núcleos más violento y agresivos de la ultraderecha internacional. En ese clúster político fascista hay nombres y apellidos como los de Uribe Vélez, Ivan Duque, Andrés Pastrana, Pacho Santos, Claudia Lopez, Enrique Peñalosa, Alejandro Gaviria, Humberto de la Calle, Cesar Gaviria, Vicky Dávila, Juan Manuel Santos, Enrique Gómez, Jorge Robledo, Lafaurie, Zapateiro, Vargas Lleras, Mara Lucia Ramírez, el clan Aguilar, el clan de Dilian Toro, Sarmiento Angulo, Gilinski, Efraín Cepeda, Name, Federico Gutiérrez, Roldan, Galán, Eder, Char, grupo Éxito, tiendas Olímpica, Bancolombia y un resto de personajes y corporaciones, a cuál más recalcitrante, soberbio, altanero y anticomunista.

Se trata de una autentica casta oligárquica organizada alrededor de un régimen económico, social y político profundamente antidemocrático y excluyente; régimen, al amparo del cual se han ejecutado los peores crímenes y atropellos contra millones de seres humanos humildes, como es el caso de los más de 10 millones de desplazados y victimas a los que poderosos hacendados y terratenientes despojaron de casi 12 millones de hectáreas en los últimos 30 años; o el caso de los casi 10 mil "falsos positivos" perpetrados por los militares y paramilitares respaldados y aupados por los gobiernos de Uribe Vélez, Juan Manuel Santos e Ivan Duque; el caso del genocidio de más de medio millón de campesinos durante las últimas 5 décadas; y el caso de casi 150 mil desaparecidos que permanecen en las fosas comunes de todas las brigadas y batallones militares del país, que las autoridades judiciales se niegan a destapar, denunciar y castigar.

Casta que dispone de un poderoso sistema ideológico y de subordinación cultural, organizado en una potente red de medios y sistemas de comunicación que, día a día, imponen una visión sesgada y amañada de la realidad social del país. Son periódicos, emisoras, revistas, canales de televisión como los periódicos el Tiempo, El Espectador, el colombiano, el Heraldo, el País, el Universal, la Opinión, el Nuevo Siglo, la Republica, Portafolio y un reguero de periódicos regionales; como la Revista Semana; como las emisoras la W, Blu Radio, Caracol Radio, RCN y la FM; y como los canales de televisión Caracol, RCN y CMI, que al tiempo emiten oleadas de mentiras e inventos políticos para engañar a la población y falsificar la naturaleza del sistema social imperante, el modelo neoliberal y la falsa democracia electoral que maquilla la dictadura de los militares, banqueros y encumbrados políticos asociados con la corrupción y el saqueo de los recursos públicos.

Este conglomerado es el mismo que, frente a la revolución bolivariana y los diversos avances del proceso de cambios antiimperialistas y anti neoliberales en Venezuela, ejecuta con el mayor descaro acciones de sabotaje, golpistas y de desestabilización de las instituciones políticas y económicas.

Sin olvidar el papel en el golpe de Pedro Carmona en el año 2002, el caso más aberrante de la agresión oligárquica colombiana contra el poder popular bolivariano es el de Ivan Duque, durante su periodo presidencial entre el 2018-2022, momento en que Guaido figuro como un falso presidente en su condición de marioneta imperialista.

Hoy, con ocasión de las votaciones presidenciales del pasado 28 de julio, que determino el triunfo de Nicolás Maduro como gobernante legitimo del próximo periodo gubernamental en el Estado venezolano, el intervencionismo nefasto de elite oligárquica se ha disparado alrededor de los temas álgidos de la coyuntura como la presencia contrarrevolucionaria de Maria Corina Machado y su candidato Edmundo Gonzales (Guaido 2.0), quienes, con anticipación, sin esperar las votaciones, anunciaron que eran los ganadores de los comicios, además de denunciar un supuesto fraude a través de unas actas espurias colocadas de manera ilegal en una página web agenciada por el departamento de Estado y el Pentágono USA, denunciadas oportunamente por el Fiscal general; también, con el contencioso electoral planteado por el presidente Nicolás Maduro ante la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia; sobre el papel de la OEA; sobre las redes sociales, el ciberfascismo y la guerra electrónica; sobre el papel de Brasil, Colombia y México en el proceso político posterior al 28 de julio en el que los grupos de la ultraderecha han desatado acciones de violencia similares a las guarimbas de años anteriores.

La oligarquía colombiana es un apéndice del poder imperialista y por eso se ha negado y se niega a reconocer los avances del pueblo venezolano; su desempeño contrarrevolucionario atiza el caos económico, ignora los recientes progresos de la economía venezolana y camina de espaldas frente a la realidad global del declive imperial y el protagonismo multipolar de otras naciones que discrepan del globalismo neoliberal guerrerista.

Hay que estar atentos a cualquier maniobra bélica originada en Bogotá, con la participación de grupos narco paramilitares manipulados por Álvaro Uribe y sus secuaces. No tienen escrúpulos y para el efecto acuden a todos los juegos sucios de una patota delincuencial que no se ahorra nada en su acción criminal golpista.

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