"Entre los ladrones, los necios son los peores:
nos roban a la vez tiempo y buen humor"
Goethe
Una de las acciones de todos los gobiernos estadounidenses ha sido por siempre, tratar de ponerle la mano a cualquier país, donde existan recursos para satisfacer sus grandes necesidades básicas, en nombre de la libertad. Rara vez hemos visto algún funcionario con alguna salida humorística, que valga la pena sonreír, porque en verdad despierte el buen sentido del humor; lo demás han sido siempre un hazmerreír, como sucedió con el expresidente George W. Bush hijo, quien salía con unos cachazos propios de un toro de lidia y se despidió de la Casa Blanca, dejando una cadena de frases, que si las revisamos aprendemos a no cometer tantos disparates, como lo demuestra la siguiente: "Demasiados buenos doctores están abandonando su profesión. Demasiados ginecólogos ya no pueden practicar su amor con las mujeres de este país" (Poplar Bluff, Missouri, 6 de septiembre de 2004).
Ahora, los designados para declarar en contra del presidente Maduro, sobre el proceso electoral, que culminó el 28 de julio, se agarran de manera machacona del trillado argumento del fraude, para terminar, dando la cómica o como dicen por ahí, con unas cantinfladas de padre y señor mío. El último vocero de las ataques poselectoral, es el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, cuando lanzó lo que al presidente Maduro, le sabe a casabe: "Estados Unidos aunque reconoce a Edmundo González Urrutia como ganador de las elecciones, todavía no como presidente electo de Venezuela" La expresión asoma, lo que se ha corrido, como otra vulgar payasada para proclamar presidente al estilo Guaidó, al sustituto de la oposición – Edmundo, – y así, seguir con la presión planificada, pero tan depreciada, que ni poniendo en práctica una de las tantas locuras del pasado reciente de la inhabilitada pasa camuflada.
La repetida intromisión en los asuntos internos de otros países está presente, y, por eso el triunfo del pasado 28, rechazando totalmente las pretensiones del gobierno de los Estados Unidos, tiene un gran valor moral, ya que, la dignidad y soberanía de Venezuela, ni se vende, ni se regala y menos se tira a los pies de los eternos invasores, quienes utilizan esa vía, al no conseguir los resultados esperados con las sanciones, medidas coercitivas, como nuevamente están pregonando para crear el pánico, como una arma de guerra y no está demás repetir, la forma tan vulgar y criminal, como el gobierno de Donald Trump, puso a su servicio a los más arrastrados lacayos venezolanos, empezando por la disfrazada de Caperucita Roja –la inhabilitada– tratando de pisotear el proceso bolivariano, haciéndole creer al común del pueblo, que aquí gobierna un dictador.
El que no tiene la razón, utiliza cualquier vía y por eso la violencia es su recurso inmediato, el cual ha sido rechazada las veces que se han desviado del camino democrático, pero en algunos casos las incitaciones por las redes, terminan por poner arder mentes pacíficas, a pesar de todos los intentos del gobierno por mantener la paz, y de esos arrebatos de locura espantosa, han quedado huellas muy tristes en el corazón de la mayoría de los venezolanos, por el saldo de muertos y los destrozos incalculables de los bienes públicos, y, todavía se sienten golpeados, cuando llega la operación ¡tun tun!. Todas las acciones implementadas en las calles, daban la ligera impresión de repetir el torbellino criminalmente planificado, cuando el golpe de estado del 2002, en contra del comandante Chávez. No han cesado de sus intentos; las guarimbas las reactivan para desahogar sus derrotas, como hicieron los dirigentes opositores: Capriles Radonsky, Leopoldo López y la inhabilitada, quien ha participado en todos los libretos preparados por la CIA, desde la llegada del comandante Chávez, hasta nuestros día,, con los resultados negativos y, todavía siguen pensando en gobernar el país.
El desfile de voceros del gobierno estadounidense en contra del presidente Nicolás Maduro, no está comenzando, están siguiendo el relevo, con el mismo orden establecido por el departamento de estado de los Estados Unidos. Solamente difieren en los personajes utilizados y parece, que de acuerdo al impacto creado los van valorando, de lo contrario desaparecen, como si se los hubiera tragado la tierra. El encargado para anunciar el vencimiento del plazo establecido para seguir aplicando las sanciones, Juan González, no se sabe, si está en el cargo o lo mandaron a su tierra. La estrategia de cambiar de la noche a la mañana de voceros para presionar, es tan sencilla, como las boberías repetidas. Ya que, tratan en lo posible por mantener antes la opinión pública la amenaza asechando, como el cazador, que no se cansa de esperar la cacería, aún, cuando ésta de tanto estar asediada aprenda a defenderse, estando alerta antes cualquier ataque.
Narciso Torrealba
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