Petro iluso la guerra que avizora comenzó en Colombia hace 74 años

Martes, 13/08/2024 12:57 AM

Petro junto con Lula están configurando un grupo de políticos latinoamericanos que lo menos que puede decírseles es ilusos, por ver realidades que están ahí y que han afectado a ellos y a sus países y ver cosas que no están pero que ellos las toman como reales. Una de esas irrealidades parece que es creer que Estados Unidos es un gran y bueno hermano.

Y es que el 31 de julio, Petro declaró entre otras cosas que "¿Y no se nos está acercando una guerra en el vecindario? ¿Y no nos estamos dando cuenta? Y ya tenemos un lío político tan grande y tan difícil... " ¿De que guerra estará hablando el presidente colombiano? Se olvida que Colombia ya tiene por lo menos 74 años en guerra y que él llega al poder por la influencia indirecta de la paz en Venezuela que socavó la política guerrerista de Álvaro Uribe y seguidores. Pero esas cosas no son visibles para estos políticos semi-derechosos.

El asesinato de Gaitán genero violencia y guerra en Colombia que no ha concluido y aunque Petro hace esfuerzos de paz, eso no es posible porque en la mesa de negociación no se sienta el principal implicado en la violencia colombiana como es Estados Unidos.

Este asesinato no solo resultó en la pérdida de un líder importante sino que desató una serie de conflictos que cambiarían el rumbo del país.

Por otra parte Colombia no logra zafarse de la culpa que la muerte de Gaitán fue un producto colombiano consecuencias de los conflictos internos por las que atravesaba. Pero el más interesado en la desaparición de Gaitán era Gobierno de los Estados Unidos que estaba y está dispuesto a cometer cualquier crimen y asesinato tal como hizo en Colombia, con tal de evitar el avance de la Unión Soviética y sus políticas económicas y sociales de desarrollo y paz para los pueblos. Había por lo tanto un interés geopolítico norteamericano en el asesinato el cual lo vemos repetido cuando poco después en 1.950 es asesinado en Venezuela Delgado Chalbaud.

Gaitán era un político que representaba a los sectores populares y abogaba por profundas reformas sociales, buscando justicia para una nación históricamente dividida entre clases privilegiadas y marginalizadas. Su asesinato desató el "Bogotazo", un estallido violento que se convirtió en símbolo del descontento colectivo. A raíz de estos eventos, Colombia se sumió en una época conocida como La Violencia (1948-1958), un conflicto civil caracterizado por enfrentamientos entre liberales y conservadores, a lo cual siguió el enfrentamiento con los grupos revolucionarios que anhelaban alcanzar la justicia social para su Patria pero que luego derivo hacia formas increíbles de violencia cuando el narcotráfico toma prácticamente el campo colombiano.

Gustavo Petro está al tanto que esta guerra no ha terminado sino que se ha transformado bajo el influjo siempre maléfico, de los Estados Unidos. La corrupción, la desigualdad económica y los intereses oligárquicos continúan siendo factores influyentes que contribuyen a una atmósfera tensa donde los derechos humanos son vulnerados con facilidad.

En este contexto actual, es importante señalar cómo las fuerzas armadas ilegales, los movimientos guerrilleros y las bandas criminales han cambiado a lo largo del tiempo. En lugar de ser solo actores aislados, ahora operan dentro de un entramado más complejo donde el narcotráfico juega un papel relevante; esto añade capas adicionales al conflicto colombiano que Petro no logra desmontar convirtiéndose en una guerra permanente. A medida que se agudizan las luchas sociales contemporáneas —ya sea contra empresas extractivas o por tierras ancestrales— es evidente que las dinámicas preexistentes actúan o regresan con nueva fuerza.

 Petro sabe que si hay una guerra en América Latina es en Colombia, no en Venezuela, por la existencia de narrativas hegemónicas consolidadas durante décadas y de obstáculos políticos hacia reformas estructurales necesarias para afrontar cuestiones como pobreza extrema e inequidad social y donde Estados Unidos contribuye a su supervivencia.

Esa es la guerra real con la cual está batallando América Latina, la opresión de los Estados Unidos, su bloqueo generalizado e intangible al comercio de la región, el apoyo a gobiernos dictatoriales e incapaces, la proliferación de las bandas criminales en todas sus manifestaciones, la expansión de la producción y consumo de drogas, la destrucción de nuestras tradiciones culturales y bases familiares que nos identifican, la alienación destructiva a los medios y las redes o las exigencias de la derecha por derechos que no tienen, son algunos de los frentes de batalla activos en América Latina y donde la mayoría de los países están siendo batidos en toda la línea.

Venezuela continúa de pie, manteniendo y apoyando la memoria colectiva de todos nosotros, sosteniéndose en esta batalla multidimensional, pujando por parir iniciativas y proyectos que beneficien al pueblo y apoyar a los países que continúan presionando por sus derechos frente a estructuras históricamente opresivas.

La guerra que se inició en Colombia, ya va para los 80 años, e impulsada por los Estados Unidos no ha concluido porque se quiere imponer un esquema de paz "colectivo" acorde con sus intereses. El desenlace se alcanzará cuando coincidamos los que tenemos un compromiso social hacia cambios perdurables basada en justicia social, igualdad, prosperidad, trabajo, amor y paz.

 

Oscar Rodríguez Estrada 12 de agosto de 2024

 

 

 

 

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