Vienen a mí recuerdos de mi infancia cuando vivíamos en la calle Manuela Diez casa #31 del barrio María Auxiliadora en la ciudad de Santo Domingo, ubicada en la frontera con el barrio Guachupita, mi añorada infancia, tan rica en vivencias, fue sin lugar a dudas el primer salón de clases en la gran escuela de la sociedad dominicana de la década de los años 70 y 80. La casa de mis primeros años de vida era rica en árboles frutales, teníamos mata de aguacate, de guanábana, de uvas de playa, de manzana de oro, una muy robusta mata de pan de frutas y elevándose hacia el cielos dos hermosas y espigadas matas de coco. En uno de sus laterales un inmenso vertedero improvisado por los lugareños que se convirtió en territorio de todo tipo de alimañas y en gran foco de enfermedades.
Nuestra modesta casa techada de tejas con inscripción que decía ciudad Trujillo, poseía una especie de aura mística que invocaba constantemente episodios que fueron determinantes en la construcción de la férrea personalidad de la nación. Asalta mi mente el recuerdo de una mesita de madera con el fondo destrozado ubicada del lado de la cama donde dormía mi padre, Rafael Guillen Díaz, quien era médico de profesión y maestro en el liceo Fidel Ferrer del ensanche la fe; solía hablarnos de la historia del roto de la mesita, nos decía que fue una ráfaga disparada con el arma de un soldado gringo en una operación militar del ejército interventor norteamericano durante un despliegue militar realizado denominado: Operación Limpieza.
Con la muy singular curiosidad de un infante me dejaba absolver por la narración hecha por mi padre de hechos crueles acaecidos durante esa revuelta armada, aún resuenan en mi mente las crueldades de una guerra producida por los intereses de las potencias dominantes llevando a un país tercermundista a la debacle económica, la degradación de sus valores, para consecuentemente esclavizarlo. Mi madre enriquecía el coloquio con expresiones como estas: "Una guerra es la peor caída que puede sufrir una nación, cometiéndose todo tipo de vejámenes, aberraciones y abusos extravagantes". De acuerdo al testimonio de mis padres, el ejército interventor norteamericano violó a nuestras doncellas, asesino a los hombre de bien, mancillo nuestra soberanía nacional, sus bombardeos destrozaron a nuestros niños y lo hacían con un sarcasmo demoniaco.
A la sombra del buen árbol de sabiduría de mi padre fui forjado, en el fragor de sus palabras llenas de vida y honestidad y compromiso sincero con el bien, el cual lo mostraba en su ejercicio profesional al servicio de los desposeídos, es por eso que siempre digo que fue mi padre biológico quien me inicio en el compromiso con mis semejantes y el suelo patrio en el que fui puesto por la providencia divina. Cuando los pueblos comenzaron a levantarse contra el invasor me entregue a su clamor elevado por los pueblos del mundo irredentos. Por eso abrace a los barbudos de la hermana Cuba bajo la egida de Fidel, Camilo y el Che; a Francis Caamaño, Fernández Domínguez, enfrentando la bota invasora y al Comandante Hugo Chávez, quien siempre se puso en la primera fila cuando se trataba de defender a los pueblos de América Latina y el Caribe.
Los pueblos de América Latina y el Caribe han pasado de la esclavitud al adormecimiento, pregonan las ideologías de los extranjeros, reniegan de sus raíces y de sus mejores hombres, siendo absorbidos por el gran dragon del imperialismo occidental. Cuando una nación hermana es agredida por el imperio los antiguos revolucionarios se colocan del lado del agresor y se unen a su retórica infernal. Ha sido el caso de la hermana República Bolivariana de Venezuela quien siendo objeto de una infundada represalia occidental, esa prensa comprada sirve a sus amos imperialista dando informes carentes de toda objetividad, anulando a una de las partes del conflicto en cuestión, mientras le dan crédito a las voces de facciones sionistas opositoras, anulando los órganos rectores constitucionalmente establecidos, garantes de la paz social.
Llaman dictador al Presidente Nicolás Maduro en nombre de valores democráticos mientras lanzan dardos engañosos como que el Presidente Nicolás Maduro está negociando su rendición y procura asilo político en varias naciones. Mentirosos, fabuladores, estoy haciendo un registro de cada declaración y se las recordare en momentos estelares que se aproximan, han querido suplantar la verdad por una falsa verdad y creen que las nuevas tecnologías de las redes sociales son la nueva verdad, empleándose a fondo para manipular la opinión pública a favor de sus nefastos intereses. Ustedes son los dictadores, ustedes son los que están cayendo y ya nos le queda tiempo, cuando ustedes iban hace tiempo ya veníamos, se le ha caído la careta horrorosa, sus estómagos hastiados de carne humana y sangre de infantes están a punto de reventar, y reventaran.
Los mismos que son cómplices de la diabólica minería de oro a cielo abierto son los que alzan bandera contra los haitianos manipulando el tema de forma vergonzosa, ya no hablan del presidente haitiano asesinado, Jovenel Moise, quien se oponía abiertamente a la explotación minera de oro y otros metales preciosos, quien se opuso al crimen de las vacunas covid 19 y mantenía abierta investigaciones del tráfico de niños por parte de la fundación Clinton y otras organizaciones similares dedicadas a estos horrorosos crímenes contra nuestros niños. Piensan que somos borregos, pues nos conviene que lo sigan pensando, pues muy pronto verán la rebelión de los borregos en las tierras del Amor Eterno, La Dominicana.
Porque hemos sido invadidos dos veces por las tropas yanquis y aliados, en 1916 y 1965; por los empobrecedores acuerdos con el Fondo Monetario Internacional; por un sistema financiero criminal basado en deuda que es esclavitud y nunca progreso para nuestros sufrientes pueblos; por la destrucción de acervo ambiental y el saqueo de nuestras cuantiosas riquezas minerales; por imponer un régimen político corrompido y degradante; por el constante ataque a nuestros orígenes y valores tradicionales, nos vamos con el Brics. Rusia no fue la bota invasora en el 1916 y 1965, ni la que está propiciando una industria minera insostenible con toda forma de vida, ni mucho menos la que azuza una agenda depravada e infernal haciéndole propaganda a un movimiento degenerado contrario a las enseñanzas que ondean en el centro de nuestro escudo nacional, las Sagradas Escrituras. Ni tampoco ha sido la que procura cambiar nuestros sagrados símbolos patrios por un emblema hueco y oscuro.
La operación limpieza llevada a cabo por la bota invasora del ejercito gringo en su ocupación militar de abril del 1965, que me narró mi padre biológico cuando era un niño, ahora se les revierte y se está llevando a cabo otrora operación limpieza de toda esa maldad que ha traído tantas desgracias, pobreza, degradación, abusos y juicios falsos. Una nueva historia se está escribiendo en las páginas gloriosas de nuestros pueblos.
"Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos". Isaías 3, 12.