Recordemos este día la desmemoria tipo Alzheimer en Cuba y el mundo

Jueves, 19/09/2024 04:27 PM

El Día Mundial del Alzheimer, es solo un instante de la vida y no es
precisamente para preguntarnos POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS, pues
ellas también están DOBLANDO POR CADA UNO DE NOSOTROS.

En ocasión del 21 de septiembre declarado Día Mundial de la enfermedad
de Alzheimer, creo pertinente comunicar dos proyectos que se
desarrollan en Santiago de Cuba como parte de las estrategias diversas
de salud que están vigentes en Cuba, así como aportar elementos
básicos y reflexiones sobre la realidad que está presente en todas las
sociedades del mundo.

El primer proyecto está dado con la creación de la Cátedra Honorífica
"Alois Alzheimer", que preside la Dra. Lianne Chang Arañó, y está
integrada por profesores y estudiantes de la Facultad de Ciencias
Médicas No. 2 de la Universidad de Ciencias Médicas, con resultados
integrales destacados.

Otra cátedra similar radica en la Facultad de Ciencias Médicas
"Finlay-Albarrán", que preside el Dr. Cs. Juan de Jesús Llibre
Rodríguez, en Ciudad de La Habana, y que por su trabajo integral
constituye una institución líder en sus objetivos.

El segundo proyecto está relacionado con el ensayo clínico fase III
promovido por el Centro de Inmunología Molecular (CIM), para la
evaluación de la eficacia y seguridad del fármaco neuroprotector
NeuralCIM (nombre comercial de la molécula NeuroEPO) en pacientes con
Alzheimer leve o moderado.

El producto farmacológico en ensayo clínico es una formulación nasal
de Eritropoyetina (EPO) recombinante con bajo contenido de ácido
siálico, una isoforma de composición similar a la EPO natural que se
produce en el sistema nervioso central.

Además de la participación de otros hospitales de Cuba, actualmente el
estudio se desarrolla en el Hospital Clínico-Quirúrgico "Dr. Juan
Bruno Zayas", adscripto como unidad docente de la Facultad No. 2 de
Ciencias Médicas.

El llamado hoy y siempre tiene como objetivo generar conciencia sobre
esta enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta principalmente la
memoria, el pensamiento y la capacidad de realizar tareas cotidianas.
Además, es la forma más común de demencia en los adultos mayores.

Cada día somos asaltados, digamos hasta escandalosamente, por noticias
de una muerte, o varias, o muchas en accidentes de todo tipo, en
pequeños o numerosos asesinatos tanto personales como en guerras
grupales o estatales. Pero además de las muertes, también se abordan
el número de heridos y las secuelas posteriores de los hechos. Y así
transcurren todos los días, comentando, lamentando, investigando,
denunciando y condenando tales formas de pérdida o afectaciones a la
vida de los seres humanos.

Sin embargo, por la propia naturaleza del fenómeno vital y social, la
enfermedad de Alzheimer está siempre ahí, silenciosa, ya sea como
padecimiento o como muerte.

Los primeros indicios de la enfermedad se deben al médico
neuropsiquiatra alemán Alois Alzheimer (14 de junio de 1864 - 19 de
diciembre de 1915), quien fue el primero en describir los síntomas.
Estos se reportaron a partir del registro del caso de una paciente de
51 años de edad llamada Auguste D. quien había sido ingresada al
hospital de Frankfurt el 25 de noviembre de 1901, con signos de
demencia. Tras la muerte de la paciente, el propio Alzheimer pudo
constatar las anormalidades histológicas en el cerebro. En 1906
presentó sus hallazgos.

Está establecido que en el cerebro de una persona con enfermedad de
Alzheimer se forman placas amiloides, y las proteínas tau cambian de
forma y se convierten en ovillos. A pesar de que no se sabe qué factor
inicia el proceso de la enfermedad de Alzheimer, se conoce que el daño
al cerebro empieza de 10 a 20 años antes de que algún problema sea
evidente. Los ovillos empiezan a desarrollarse en la parte profunda
del cerebro, en una zona llamada corteza entorrinal, y las placas se
forman en otras zonas. A medida que se van formando más y más placas y
ovillos en zonas particulares del cerebro, las neuronas sanas empiezan
a funcionar con menos eficacia. Luego pierden su habilidad de
funcionar y comunicarse entre sí, y finalmente mueren. Este
perjudicial proceso se propaga a una estructura cercana, llamada
hipocampo, el cual es esencial en la formación de los recuerdos.
A medida que aumenta la muerte de las neuronas, las regiones afectadas
del cerebro empiezan a encogerse. Cuando se acerca la fase final de la
enfermedad, los daños se han extendido ampliamente y los tejidos del
cerebro se han retraído considerablemente.

Con los años se han producido nuevos descubrimientos sobre el proceso
de la enfermedad que es definida por la Organización Mundial de la
Salud (OMS) como un trastorno del cerebro que lentamente destruye la
memoria y las habilidades de pensamiento y, con el tiempo, la
capacidad de realizar hasta las tareas más sencillas. En la mayoría de
las personas con esta enfermedad, los primeros síntomas aparecen más
tarde en la vida, con estadios de leve, moderado y grave.

En su más reciente reporte sobre la demencia la OMS señala:
• Actualmente, más de 55 millones de personas tienen demencia en todo
el mundo, más del 60% de las cuales viven en países de ingreso mediano
y bajo. Cada año, hay casi diez millones de casos nuevos.
• La demencia es el resultado de diversas enfermedades y lesiones que
afectan el cerebro. La enfermedad de Alzheimer es la forma más común
de demencia y puede representar entre un 60% y un 70% de los casos.
• La demencia es, en la actualidad, la séptima causa de defunción y
una de las causas principales de discapacidad y dependencia entre las
personas de edad en el mundo entero.
• En 2019, la demencia tuvo un costo para las economías de todo el
mundo de US$ 1,3 billones; aproximadamente el 50% de esta cifra es
imputable a la atención que proporcionan cuidadores informales (por
ejemplo, familiares y amigos cercanos), que, de promedio, dedican unas
cinco horas diarias a labores de atención y supervisión.
• La demencia afecta de manera desproporcionada a las mujeres, tanto
directa como indirectamente.
En más del 90 % de los casos, se desarrolla después de los 65 años,
con una prevalencia que se duplica cada década sucesiva de la vida,
desde un 10 % entre los 60-70 años a un 40 % en grupos de 80 o más años.

Se estima que la prevalencia de la demencia en Cuba es 10,2 % en las
personas de 65 años y más, con una incidencia de 21 por 1 000 personas
por año, para este mismo grupo etario. Cerca de 160 000 personas viven
con demencia (1,5 % de la población cubana), cifra que alcanzará las
273 000 personas en 2040.
Con todos los presupuestos anteriores cabe reflexionar que el
envejecimiento cada vez más creciente de la población mundial y,
especialmente, de la cubana, conduce inexorablemente a un aumento
significativo de los indicadores de la enfermedad.

A partir de los 60 años y quizás antes, aparecen los signos y síntomas
en que se pierden facultades mentales, se manifiestan los olvidos, las
sensaciones transitorias de que se está "perdido" en el medio barrial
o citadino, luego en el medio hogareño, luego en el medio familiar y
finalmente casi desconectado inconscientemente con la realidad vivida
en el pasado y que se vive en el presente.

Aparejado con este proceso de menor a mayor desarrollo según el
estadio del mal, se instala el necesario auxilio de la familia con
pocos o muchos cuidadores que viven su papel para mantener con mucho
sacrificio la conexión asistida del enfermo con su realidad. Por lo
tanto se involucrarán muchas más personas familiares o no que el
número de enfermos, y la repercusión de este fenómeno abarcará a toda
la sociedad de una forma u otra.
Ante el reto de salud y vida que esto significa, deberán emplearse
tempranamente, es decir, preventivamente, los recursos que actualmente
se reconocen como practicables a nivel individual y social para
retrasar el fenómeno, mientras se confía en que la ciencia pueda
encontrar al fin un alivio, un retraso o una cura.

Un día como el 21 de Septiembre, Día Mundial del Alzheimer, es solo un
instante de la vida para formar conciencia individual y colectiva, y
no precisamente para preguntarnos POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS, pues
ellas también están DOBLANDO POR CADA UNO DE NOSOTROS.

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