Después de varios intentos por subsanarse los desencuentros entre Luis Arce y Evo Morales en Bolivia, finalmente se dio la ruptura entre estos dos líderes sudamericanos.
Recordemos las palabras del comandante Hugo Chávez, "en cualquier circunstancia, patriotas, hombres y mujeres, con rodilla en tierra. Unidad, unidad, unidad de los patriotas", y al parecer olvidaron el consejo los dos compañeros.
Es lamentable, que, a la fecha de elaborar este artículo, este en pleno desarrollo una marcha con Evo Morales a la cabeza, hacia la capital La Paz, exigiendo la renuncia del presidente Luis Arce y de su vicepresidente David Choquehuanca y se convoquen a nuevas elecciones generales, siendo compatriotas del mismo bando, independiente de los actos y palabras de cada uno de ellos. Ojalá no haya enfrentamientos entre los dos bandos, ocasionando heridos y muertes.
Igualmente, lamentable que, según el escritor Fernando Dorado, en su artículo ¿Qué ocurre en Bolivia y qué lecciones sirven para Colombia?, al señalar: "El enfrentamiento entre el presidente Arce y el expresidente Evo es consecuencia del fraccionamiento y la lucha por el poder gubernamental entre cúpulas burocráticas surgidas dentro de las organizaciones sociales y las instituciones estatales. La lucha de clases en Bolivia se mueve en nuevos escenarios y tiene como protagonistas principales a las diversas burguesías emergentes que, temporalmente, se pueden aliar con los sectores populares (trabajadores, indígenas, campesinos, pequeños productores) pero que, finalmente, cuando las contradicciones se agudicen, se unirán con los grandes capitalistas "proimperiales", que se mueven tanto dentro de los imperios occidentales (USA, UE) como a los orientales (Rusia, China)".
Revisemos brevemente la historia de este conflicto
En el año 2003, el dirigente campesino e indígena Juan Evo Morales Ayma, al lado del pueblo boliviano impulso un proceso constituyente, en compañía del intelectual revolucionario Álvaro García Linera, y quienes se colocaron a la cabeza del Movimiento al Socialismo (Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS–IPSP). Este movimiento partidista se fortaleció con la participación de trabajadores, indígenas, campesinos, cocaleros y, en parte, mineros de Bolivia.
Luego, Evo Morales fue elegido presidente de Bolivia en 2005, desde aquel momento el MAS-IPSP ha sido la principal fuerza política de Bolivia. En 2009, entró en validez la Constitución política de Bolivia, declarándola como un Estado Plurinacional, hecho histórico en el mundo.
En el periodo de unos quince años, primero se avanzó en logros democráticos, especialmente garantizando la participación política y en otras áreas de los sectores indígenas excluidos. Por otro lado, se progresó en soberanía nacional, en la redistribución de recursos del Estado y justicia social, en la renegociación de los contratos con empresas transnacionales de hidrocarburos (nacionalización), en el fortalecimiento de los ingresos del Estado, y se inició un proceso de industrialización del aparato productivo.
Evo y García Linera lideraron el MAS y a una la amplia coalición; además de derrotar en elecciones consecutivas a las derechas reaccionarias y conservadoras de Bolivia. No obstante, ese control y triunfo mostró en 2019 (la crisis política en Bolivia de 2019, también conocida como Fraude de Evo Morales, se produjo del 10 al 20 de noviembre de dicho año, después de 21 días de protestas contra el gobierno del presidente Evo Morales, acusado de haber cometido fraude electoral en las elecciones generales de octubre), las fisuras y debilidades que se acumularon durante las últimas dos décadas.
Luego, a pesar de los logros económicos del gobierno de Evo, que aprovechó la bonanza de los precios internacionales de los hidrocarburos para fortalecer las finanzas del Estado, los esfuerzos por superar la economía extractivista (base real del neoliberalismo) han sido insuficientes.
A manera de autocrítica nuestra, paralelo a lo anterior, surgió la apropiación y burocratización al interior del MAS y de las organizaciones sociales que apoyaban el proceso de cambio. Los líderes sociales se transformaron en gobernantes y se convirtieron en el germen de una nueva burguesía burocrática que se aferra al poder del Estado.
En este ambiente, fueron surgiendo los diferentes bandos que hoy se expresan alrededor del presidente Arce y del expresidente Morales, ya que la lucha ideológica y cultural pasó a un segundo plano. En el fondo, se hizo evidente que el instrumento político (MAS), era un partido eminentemente electoral y clientelar, donde no existían en su interior dinámicas verdaderamente revolucionarias, democráticas y participativas.
Finalmente, el discurso no se correspondía con la práctica social. El comunitarismo indígena es cosa del pasado y las relaciones de producción capitalistas (incluyendo el consumismo) han impactado a toda la sociedad boliviana. Fernando Dorado, ¿Qué ocurre en Bolivia y qué lecciones sirven para Colombia?
A lo anterior, habría que considerar al menos tres elementos a considerar en esta problemática:
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1. Es indudable que los grandes capitalistas agroindustriales y otros sectores poderosos aliados de EEUU, van por el control del litio boliviano, y por supuesto, una división interna propicia su fácil acceso al mineral apetecido.
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En Bolivia, las grandes transformaciones se construyeron con el movimiento popular, y en específico el movimiento indígena, en las calles y marchando. Esta vez, la marcha convocada para el 17 de septiembre pasado, condensa varias consignas. Por un lado, se funda en la denuncia al Gobierno por su gestión económica y se posiciona en defensa del Modelo Económico Social Comunitario Productivo. Por otro lado, las demandas políticas pasan por el respeto a las instancias orgánicas del movimiento indígena y del movimiento obrero, por el respeto al derecho a elegir orgánicamente y sin injerencia al candidato para las elecciones de 2025, y se posiciona en contra de la traición de Luis Arce, David Choquehuanca y su gabinete a los principios del Proceso de Cambio que ha fundado el Estado Plurinacional.
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La marcada y ocultada penetración de los EEUU hacia el componente militar boliviano, que, por supuesto, induce en los militares una antipatía hacia los sectores afectos al evismo, como se le llama.
Este breve transitar histórico nos revela que, hay que bregar con muchos desafíos a la hora de la construcción de una alternativa progresista, socialista o como quiera llamársele.
Seguimos lamentándonos de algunas otras experiencias de ensayos de autodeterminación de los pueblos, parecidas a esta de Bolivia, como la acontecida por ejemplo en Chile, "durante y después del estallido social de 2019, sectores progresistas que se presentaban como aliados de las demandas populares, terminaron suscribiendo el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, pero sus acciones fueron percibidas como una forma de desviar el debate y contener el impulso de reformas más radicales. Lejos de desafiar el modelo neoliberal, estos sectores optaron por medidas graduales que no respondieron a las expectativas de las clases trabajadoras". Diario La Humanidad, artículo: Chile: sin mentiras y al hueso.
Afortunadamente, hay experiencias en América Latina y el Caribe, que, si han tomado en cuenta las palabras del comandante Chávez, "ante cualquier circunstancia Unidad, Unidad, Unidad de los patriotas".