La diplomacia de paz

Domingo, 22/09/2024 12:58 PM

"El problema de la paz es un problema candente, palpitante, del momento actual. Mucho se ha hablado y escrito acerca de este problema y es seguro que todos vosotros lo habéis discutido muchas veces" (Vladimir Lenin).

A propósito de dos acontecimientos, que han quedado para siempre, en este mundo, realizaremos unas reflexiones sobre la Diplomacia de Paz, que ha caracterizado a la Venezuela bolivariana.

Uno, es que el 30 de noviembre de 1981, la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobó, a partir de 1982, la celebración, todos los 21 de septiembre, del Día Internacional de la Paz.

Después, en 1999, la ONU adoptó la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz,​ subrayando que la paz no solo es la ausencia de conflictos, sino también un proceso positivo, dinámico y participativo que promueve el diálogo y la cooperación mutua.

Y el otro acontecimiento tuvo lugar el 20 de septiembre de 2006, cuando el comandante Hugo Chávez, durante la 61º Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) realizada en la ciudad de Nueva York, mostró su carácter antiimperialista al expresar: "Ayer vino el Diablo aquí, ayer estuvo el Diablo aquí, en este mismo lugar. Huele a azufre todavía esta mesa donde me ha tocado hablar".

Discurso con el que se denunció la política terrorista de George W. Bush, en aquel entonces presidente de Estados Unidos.

Algunas pinceladas sobre Política Exterior

La política exterior es vista por diversos teóricos y analistas de las Relaciones Internacionales como una política pública, es decir; la que se proyectará hacia fuera de sus fronteras como una extensión de sus dos premisas fundamentales; el mantenimiento de su soberanía político-territorial y su aceptación en la comunidad internacional como Estado Nacional independiente y sujeto al Derecho Internacional

Del mismo modo, la política exterior es bifronte al vincular los factores de orden interno como externo, lo que significa tomar en cuenta los objetivos específicos, estrategias, medios e instrumentos adecuados a los fines permanentes del interés nacional al momento del proceso de toma de decisiones o acciones político-diplomáticas, económicas, militares o culturales hacia el exterior en un momento histórico determinado.

Pero, también, toda política exterior se vale de dos instrumentos que son clásicos, y están per se diseñados y se van ejecutando al unísono o uno predominando por encima del otro en determinadas circunstancias. En ese sentido, existe el instrumento clásico de la guerra con sus distintas características y variantes (hoy son muchas, entre ellas la que van a la mente de los pueblos); y también existe el instrumento de la paz o de la diplomacia, igualmente con sus características y distintas variantes.

Venezuela siempre, en toda su historia, la pasada, pero, sobre todo, la presente y la que está por venir, en sus distintas constituciones, ha levantado las banderas de la Diplomacia de Paz, pero no en los términos idealista planteados por Immanuel Kant, en el sentido de que la paz perpetua se podía asegurar a través de la democracia universal y la cooperación internacional.

Política Exterior con principios

El proceso constituyente que vivió Venezuela en 1999 incorporó un signo especial a la política exterior venezolana: la del cambio, la transformación y la profundización democrática. Eso fue y sigue siendo expuesto y posicionado en los foros internacionales, acompañado de la doctrina sobre autodeterminación de Venezuela y desarrollo de la soberanía de la Nación en sus variados hitos: territorial, económico, cultural, militar, alimentario y energético; principios de no-intervención y respeto a la inmunidad de jurisdicción del Estado venezolano; intangibilidad territorial; protección y promoción de los derechos humanos; aceleración de la integración latinoamericana; apoyo a los pueblos como protagonistas o actores directos de las relaciones internacionales y de sus signos representativos como las ONG de índole humanitaria; principio de igualdad entre los estados atendiendo a la justicia internacional; promoción de la democratización de la sociedad internacional, atendiendo a los designios de la Carta de las Naciones Unidas, así como a las resoluciones de la Asamblea General y los instrumentos multilaterales; promoción del Nuevo Orden Económico Internacional fundamentado en los principios de cooperación y colaboración; preservación de la paz internacional; proclamación de la solidaridad con todos los pueblos del mundo sin discriminación de ninguna naturaleza o índole, afianzando el principio del pluralismo internacional; sujeción a las normas del derecho internacional y a los tratados internacionales que hubiesen sido concertados sin menoscabo de la soberanía; preservación del medio ambiente, y promoción de los derechos ecológicos; lucha contra el consumo y tráfico de drogas y otros daños a la salud de los pueblos; lucha contra cualquier manifestación de terrorismo y promoción a la doctrina sobre las líneas estratégicas de paz como forma superior y civilizada para resolver los conflictos entre los pueblos.

La Carta Magna en el preámbulo y en los artículos 152, 153, 154 y 155 deja claramente establecidos los principios que deben pautar las relaciones de nuestro país con el resto del mundo.

Por ejemplo, en el preámbulo, se aboga por una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para ésta y las futuras generaciones, asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no-intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad.

En la Venezuela bolivariana y en el marco del concepto de la "Nueva Geopolítica Internacional" se ha planteado una política transparente que pone el énfasis en el instrumento de la paz; en fortalecer la soberanía nacional vigorizando y ampliando las alianzas orientadas a la conformación del bloque geopolítico regional y de un mundo multipolar; diversificar las relaciones políticas, económicas y culturales, de acuerdo con el establecimiento de áreas de interés geoestratégicas; profundizar el dialogo fraterno entre los pueblos, el respeto de las libertades de pensamiento, religión y la autodeterminación de los pueblos.

Y en todos los planes de Desarrollo Económico y Social de la Nación (2001-2007, 2007-2013, 2013-2019 y 2019-2025), en el denominado Equilibrio Internacional, se plantean los objetivos y las estrategias de la política internacional de nuestro país. Allí, entre otros aspectos fundamentales, se sostiene que la política internacional de Venezuela estimula la gestación de un mundo multipolar, el fortalecimiento de la soberanía nacional, la democratización de los organismos y de las decisiones internacionales; promueve la democracia participativa y protagónica; coadyuva a la promoción y protección de los Derechos Humanos; propulsa el acercamiento de América Latina con otros países y regiones; promueve la cooperación entre los países en desarrollo con los países desarrollados; que se hará un esfuerzo por ampliar nuestras exportaciones no tradicionales y añadir valor agregado a las tradicionales, entre ellas el petróleo, y se buscará incrementar las asociaciones estratégicas; que la construcción de un mundo multipolar implica la creación de nuevos polos de poder que representen el quiebre de la hegemonía unipolar, en la búsqueda de la justicia social, la solidaridad y las garantías de paz, bajo la profundización del diálogo fraterno entre los pueblos, su autodeterminación y el respeto de las libertades de pensamiento.

La "fuerza de la razón"

Se dice que Venezuela tiene nombre de mujer y está ubicada en el norte de América del Sur, pertenece al atlántico, al caribe y a la zona andina, pero también tiene fronteras con la Amazonía. Posee, además, recursos energéticos estratégicos para solventar, en gran parte, la crisis por las cual atraviesa actualmente el modo de producción capitalista.

Y cuando se revisa el pasado, presente y futuro, lo que se encuentra son ejemplos de cómo su política exterior ha estado plagada de la utilización del instrumento de la paz, la diplomacia y la solución pacífica de los conflictos. Si hago tuvieron claro quienes luchaba desde Venezuela para liberar a otros pueblos fue que nunca la bandera que los motivó fue el de la dominación o sometimiento.

De allí que, la utilización de le "fuerza de la razón", ha sido el desiderátum de la política exterior de Venezuela y por eso somos "promotora de la paz".

De ese camino, nadie ni nada nos debe desviar: Por tanto, debemos seguir utilizando el instrumento de la diplomacia, no sólo como un muro de resistencia, sino también como un mecanismo de insurgencia, inscrito en el desarrollo de una nueva geopolítica internacional en la cual tome cuerpo el mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del universo y garantizar la paz planetaria en el planeta.

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