Se muere Vargas Llosa en olor de perversa santidad, entre aplausos de la realeza, él tan cholo o chulo…

Sábado, 28/09/2024 12:42 PM

  1. Los últimos informes médicos lo muestran en medio de un cuadro bastante delicado: olvidadizo, fatigado, quejoso, muy limitado en sus movimientos, en pocas palabras, oliendo a pardillo. Lo atiende una pléyade de enfermeros de librea, franceses, alemanes y neerlandeses. Don Mario olvidó el idioma que tanto le sirvió para escalar fama e imponerse en las letras hispanas y del mundo, rodeado de miles que leyó y consultó durante unos setenta años. Rodeado de premios, medallas, reconocimientos y certificados otorgados por cientos de países, y aún, cada día siguen llegando multitud de mensajes preguntado por su salud, sobre la falta que hace uno de los mayores adalides de la libertad, del progreso y la democracia de Occidente.

  2. Si ustedes se detienen cuidadosamente a examinar el rostro del afamado escritor, notarán en los trazos de sus labios tensos, en la abotagada mirada, que trata de contener algo que nunca pudo expulsar, algo muy enconado en sus vísceras. Claro que es un genio de la técnica, que escribía admirablemente, que dominaba el oficio de novelar (embaucar muy bien con sus escritos). Que además se dedicó a la política diciendo que lo púnico que podía salvar al mundo era la derecha. Las veces que vino a Venezuela puso por las nubes a imbéciles y ladrones como Vilca Fernández y Gaby Arellano (estudiantes que estuvieron quince años en ULA y que ahora viven ricos y exiliados en Bogotá, ambos unos perfectos analfabetas).

  3. Entre todos sus libros, recuerdo con especial atención "La Fiesta del Chivo", especialmente escrito para hundir a Hugo Chávez. Cuando don Mario Vargas Llosa escribió "La Fiesta del Chivo", Venezuela estaba alzada contra el gobierno, los gringos financiaban a los empresarios de FEDECAMARAS, a la iglesia y a los sindicaleros de la CTV con el firme propósito de derrocar a Chávez. Todos los medios estaban embanderados con los enemigos del proceso bolivariano y en cuanto salió "La Fiesta del Chivo", dijeron que con ese libro era el golpe de gracia al chavismo, porque Chávez era idéntico al monstruoso Rafael Leonidas Trujillo…, porque Chávez también andaba raspándose muchachitas. Así lo decían sin tapujo alguno.

  4. Entonces pudimos ver notas de prensa en la que aparecía aquel príncipe del neoliberalismo llamado Carlos Blanco declarando que en "La Fiesta del Chivo" estaba muy bien pintado un personaje… Sostenía Carlos Blanco, que el libro era tan maravilloso que podía leerse de un tirón, incluso con los ojos cerrados, y allí él veía a la Venezuela de Chávez. Y esto lo repetían todos los agudos críticos por la televisión: que Chávez estaba sin escapatoria con esa grandiosa obra. Casi al mismo tiempo, pero esta vez por Televen, César Miguel Rondón llevaba la voz cantante expresaba: "No sólo de un tirón sino de medio tirón, se lee uno La Fiesta del Chivo, y creo que ese hombre tendrá que rendirse sino de lo contrario…".

  5. Pues bien, el fulano "La Fiesta del Chivo", no era para tanto, ya que el autor le colocó demasiados corchos para que pudiera flotar airosamente. Tanto Carlos Blanco como César Miguel Rondón coincidían en que lo del Chivo, es decir el protagonista de la referida novela, era una severa crítica al gobierno de Chávez (como si éste tuviese algún parecido con aquel descomunal monstruo de Rafael Leonidas Trujillo, "Chapita", sostenido por los gringos).

  6. A mí las letras ni el estilo de don Mario Vargas Llosa me atrapan ni me convencen. Por una parte, este escritor la estuvo un tiempo cogiendo contra los negros desde que se quitó lo de cholo y se hizo blanco (es decir de estirpe española, parido por el mismo revenderísimo hijo de puta rey Juan Carlos). Pues, negros somos los peruanos, los colombianos, bolivianos, venezolanos... Desde que el negro (zambo) Chávez se montó en el coroto don Mario dijo que había que sacarlo del poder y armó un laboratorio mediático en su contra dirigido por don Plinio Apuleyo Mendoza. Alberto Montaner y don Álvarito Vargas, su hijo. Estos tres se dedicaron a decir que los latinoamericanos que no apoyan la tesis neoliberal son todos unos idiotas.

  7. Don Mario Vargas Llosa fue uno de los hombres que con más obsesión se dedicó a apoyar el laissez-faire y el neoliberalismo, por lo que amaba con devoción histérica a Pinochet. Su fama escritor lo hizo incursionar en terrenos que no dominaba, en los que opinó irresponsablemente sobre temas del modo más desenfadado. La polémica desatada en República Dominicana por la novela es porque se empapó muy vagamente del personaje Chapita, y estructuró toda la obra con base al desfloramiento de una joven de catorce años por parte del dictador. Una cosa que no se la traga nadie es el hecho parsimonioso como esta joven Urania (así se llama la protagonista) cuenta a través de un montón de páginas a su tía y a unas primas, de cómo fue el trauma del desvirgue y la hemorragia.

  8. Don Mario, en su discurso con ocasión de su incorporación a la Academia de la Lengua Española dijo que Azorín era un escritor menor, y recibió más palo que una gata ladrona por parte de don Camilo José Cela; en su libro "El Pez en el agua", afirma que Venezuela y Colombia padecimos guerras religiosas. ¿Cuándo, imbécil tuvimos nosotros guerras religiosas? Después, en un homenaje que se le hizo en Toledo a Marañón, dijo que ser "liberal" era todo lo contrario de fanático, cuando no hubo un grupo político tan mejor dotado de rabiosos radicales que los liberales de América Latina.

  9. ¿Acaso no llama la atención el hecho de que don Mario jamás haya escrito algo sobre el pensamiento de Simón Bolívar, cuya vida y obra ha sido el esfuerzo político e intelectual más sublime y glorioso realizado en Latinoamérica?

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