España ha sido un importante exterminador de venezolanos, de su cultura y modo de ser, hasta nuestros días, sin que observemos una acción decidida para poner fin a esta situación. La conquista española se llevó a cabo en el territorio venezolano y su población a sangre y fuego, con un saldo de mucha sangre y mucho fuego. Como resultado de esta conquista, la población indígena de Venezuela sufrió una drástica reducción, siendo sistemáticamente exterminada, tal como corresponde a un pueblo exterminador que alberga un profundo aborrecimiento hacia los otros, como lo ha sido España. Esto tuvo un efecto devastador sobre el país.
Según diversas estimaciones, se ha calculado que hasta el 90% de la población indígena fue aniquilada debido a las enfermedades traídas por los españoles, la violencia y las condiciones de trabajo forzado, así como por la simple perversión que los caracteriza. Estas pérdidas tuvieron consecuencias devastadoras para las culturas y sociedades indígenas, muchas de las cuales desaparecieron por completo. Estos hechos impactan hasta el día de hoy a la sociedad venezolana, ya que la mayoría de nuestras familias se constituyeron sobre la base de los núcleos de población indígena sobrevivientes, que soportaron esa inmensa carga de destrucción.
Posteriormente, vino nuestra guerra de independencia (1810-1823), que también tuvo un impacto significativo en la aniquilación de la población venezolana, a manos de las tropas de España enviadas expresamente con este fin. Este desastre, a largo plazo, mantuvo al país en una situación de pobreza y mengua durante décadas, hasta la llegada del petróleo.
Se estima que aproximadamente la mitad de la población venezolana murió durante este conflicto generado por España, debido a las batallas, enfermedades y escasez de recursos. Tal como expresó el propio Libertador Simón Bolívar: "La mitad de la población venezolana murió luchando por su libertad y la otra mitad está dispuesta a hacerlo". Las consecuencias de esta guerra fueron profundas y perdurables, incluyendo la devastación económica, la pérdida de vidas y la desestabilización social.
Además, la desintegración y descomposición de la población venezolana durante la guerra de independencia provocada por España significó también la desaparición de manifestaciones culturales, lenguas y conocimientos ancestrales que habían sobrevivido al exterminio de la conquista. La guerra cruel y sanguinaria que España lanzó contra nuestro país se asemeja mucho al sufrimiento que experimenta la población palestina y árabe en Oriente Medio, a causa de la ambición y codicia de los poderes imperialistas del judío conquistador.
La hecatombe poblacional que generó España durante nuestra guerra de independencia dejó al país en una situación económica penosa y precaria, con el comercio, la agricultura y la producción general seriamente afectadas, infraestructuras destruidas y una población diezmada, lo que dificultó la reconstrucción y el desarrollo posterior. Este impacto demográfico fue considerable, siendo muy difícil de superar, ya que afectó la estructura demográfica del país, con una disminución significativa de la población joven y en edad de trabajar. "¿Quién trabaja la tierra si los jóvenes han muerto y los viejos ya no tienen fuerzas?". ¡Ay Venezuela, olvidada de los años veinte del mil ochocientos!
Podemos identificar, por lo tanto, dos grandes pérdidas poblacionales en Venezuela a manos de la criminalidad española: la práctica aniquilación de la población indígena durante la conquista, que constituye la primera pérdida, y la devastación de la mitad de la población venezolana durante la guerra de independencia, que es la segunda pérdida. ¡Qué devastación! ¡Cuánto infortunio ha traído España a nuestro país, Venezuela!
Ambas pérdidas de población tuvieron consecuencias profundas y duraderas en la historia de Venezuela. El exterminio de las poblaciones indígenas y la devastación que causó la guerra de independencia no solo afectaron la demografía, sino también la pérdida de la identidad nacional, generando una identificación mayor con modelos europeos y un desbalance poblacional en la composición demográfica, con un aumento de la población mestiza y europea. Estos son planteamientos realizados desde la perspectiva de la población indígena original, sin extendernos a la población traída como esclava de África, cuyos aportes culturales, físicos y económicos han enriquecido el gentilicio venezolano.
A todas estas situaciones históricas, se suma que a España se le ha permitido participar en nuestro sistema educativo y religioso, con la creación de instituciones en todos los niveles que están controladas por su modelo de dominación y religión, hasta el día de hoy. Esto nos ha perjudicado enormemente, ya que, en las circunstancias políticas actuales, en sus centros educativos se realizan campañas abiertas contra el gobierno y contra el socialismo, sin que nadie haya intervenido o suspendido licencias.
Finalmente, creo que hoy estamos en una lucha cuerpo a cuerpo contra el colonialismo español sobreviviente, que intenta traer conflictos sangrientos a nuestro país. Su participación insultante en los últimos intentos de la derecha venezolana por crear un estado de conmoción nacional con el fin de derrocar al presidente electo Nicolás Maduro y sustituirlo por un subordinado a sus intereses esta develado. Para ello, España se ha coligado con elementos traidores y agentes españoles, que, afortunadamente, fueron aprehendidos antes de que pudieran abrir frentes de insurrección delincuencial en el país. No lo permitiremos, y debemos darle una lección a España.
Basta ya de colonialismo abierto y encubierto. Unámonos a la iniciativa de México para solicitar disculpas al feudalismo español por la sangrienta conquista de América en general y de Venezuela en particular. No los invitemos a la investidura presidencial de Nicolás Maduro el 10 de enero de 2025. No podemos agasajar a quien intenta derrocarnos. Mostremos nuestra plena solidaridad con México. No a ese Monarca y su gobierno en Venezuela.
Oscar Rodríguez Estrada 28 de septiembre de 2024