Este año 2024 ha estado lleno de vaivenes, entre la lucha por el resurgimiento economico, el regreso de muchos venezolanos al país ha impactado de manera positiva al mismo, sin embargo el estado continúa la batalla contra el tipo de cambio paralelo, la crisis energética, y de hidrocarburos. De igual manera en el escenario político vimos cómo el gobierno nacional se querella en pro a demostrar su victoria electoral ante el tribunal supremo de justicia, contra una campaña de la oposición por desconocer los resultados otorgados por el organismo electoral. La última de las acciones contra el país, si se puede considerar, es el veto del gobierno de brasil a Venezuela para ser parte de los Brics, movimiento que para muchos fue decepcionante. Ahora bien Venezuela se prepara para otro escenario que aunque ajeno a este, si genera un importante debate por lo que su resultado pueda conllevar y este escenario no es más que las elecciones presidenciales de estados unidos, donde se disputan la presidencia el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris.
Venezuela estaría en un punto crítico, y la victoria de Donald Trump o Kamala Harris en las elecciones estadounidenses de este 2024 podría marcar el rumbo de su política exterior y la relación con Washington. De manera que, es importante abrir el debate e intentar predecir cuales serían las potenciales políticas de cada candidato a establecer contra o a favor de nuestro país, Venezuela.
Si Trump regresa a la Casa Blanca en 2025, es probable que mantenga o intensifique su postura hacia Venezuela. Durante su primer mandato, Trump impulsó una política de "máxima presión" que incluyó sanciones amplias y el apoyo explícito a Juan Guaidó como presidente interino. Estas medidas buscaban provocar el colapso del gobierno de Nicolás Maduro mediante sanciones severas que afectaron las transacciones de petróleo, bancos, y otras empresas en Venezuela, con la esperanza de lograr un cambio de régimen.
Sin embargo, aunque estas políticas debilitaron la economía venezolana, no lograron derrocar al gobierno de Nicolás Maduro. Muchos expertos en política internacional sostienen que el enfoque de sanciones de Trump no solo afectó al gobierno, sino también a la población venezolana, exacerbando la crisis humanitaria. En un nuevo mandato, Trump podría endurecer aún más las sanciones, posiblemente en coordinación con sus aliados, para evitar el respaldo económico de países como Rusia y China, con la intención de aislar a Venezuela en la escena internacional.Además, se espera que Trump mantenga su oposición a los migrantes venezolanos, aunque con la posibilidad de expandir las protecciones temporales a aquellos ya en EEUU.
Como es bien sabido, su enfoque tradicionalmente restrictivo hacia la inmigración hace poco probable que brinde apoyo significativo a los países latinoamericanos que reciben migrantes venezolanos, como Colombia y Perú. En lugar de apoyo directo, podría intensificar las presiones diplomáticas para que América Latina colabore en el aislamiento de Venezuela.
Donald Trump ha sido directo respecto a sus intenciones sobre Venezuela, llegando a declarar que estaba "a punto de destruir la economía de Venezuela" y que quería "quitarle el petróleo". Bajo un segundo mandato, Trump probablemente intensificará su enfoque de presión extrema sobre Venezuela, no solo para lograr un cambio de régimen, sino también para asegurar que EEUU. mantenga un control indirecto o directo sobre sus recursos petroleros.
Venezuela, con sus vastas reservas de petróleo, sigue siendo un actor estratégico en la geopolítica energética. Para EEUU., nuestro país representa una oportunidad y un desafío: Nuestro petróleo es atractivo y esencial para diversificar las fuentes de energía, pero el gobierno nacional es adverso a los intereses estadounidenses. Con el regreso de Donald Trump o la elección de Kamala Harris en 2024, los caminos de Venezuela y Estados Unidos podrían divergir aún más, con consecuencias profundas para la región.
Para Trump, Venezuela representa no solo una oportunidad de mostrar poderío en su "patio trasero", sino también una pieza clave para preservar la posición de EE. UU. como líder energético global., reconocidos analistas consideran que uno de los objetivos de la administración de Trump fue mantener al país sitiado económicamente para limitar su capacidad de desarrollar y vender crudo de forma independiente, especialmente en mercados que son estratégicos para Estados Unidos.
Si Trump vuelve al poder, es probable que su estrategia para "aislar" a Venezuela no solo se concentre en sanciones financieras, sino en la intensificación de la presión sobre naciones aliadas para que reduzcan o terminen sus relaciones comerciales y energéticas con Caracas. En este escenario, los esfuerzos de Trump buscarían mantener el monopolio de EEUU. en el mercado petrolero y limitar el alcance de las alianzas energéticas de Venezuela con Rusia y China. Sin embargo, esta política, de aplicarse, podría fortalecer el aislamiento de Venezuela y agravar su crisis humanitaria, además de aumentar las tensiones con países de la región que ven en Venezuela un socio energético necesario.
La elección de Trump o Harris en 2024 puede definir el rumbo de Venezuela y su relación con EEUU. Si Trump regresa, el país podría enfrentar un cerco económico más intenso y una mayor presión en torno a sus recursos energéticos, lo que podría provocar tensiones internacionales y agravar las crisis internas. En cambio, una presidencia de Harris podría reducir las sanciones amplias y buscar un acuerdo multilateral, apoyando una transición democrática a través de incentivos y diplomacia. En ambos casos, Venezuela seguiría siendo un punto crítico en la política exterior estadounidense, debido a la importancia de su petróleo y su papel en el equilibrio energético global.
Nicolas Castillo,
Abogado, especialista en derecho internacional, docente universitario.