Cambiemos el enfoque y cambiaremos el mundo

Lunes, 11/11/2024 01:00 PM

Hay de todo en la viña del señor, los que escriben y dicen algo con criterio y los que se dejan llevar por lo que piensan es el criterio para decir algo. Hoy el asunto tan debatido está entre la dualidad capitalismo versus socialismo, ambos con promesas de soluciones para la sociedad, el problema en la práctica es lo lábil que solemos ser cuando se trata de mantenerse en los principios y los valores que nos han inculcado desde los sistemas imperantes, con sus variables que se pueden adaptar a todas las circunstancias, de las cuales sacar el mayor provecho si de un balance humanista se trata, buscando el equilibrio entre el crecimiento económico y la responsabilidad social, en proceso de progresión geométrica en favor de las grandes mayorías, que es el objetivo de todo principio ético moral, según lo declaran los líderes tradicionales, pero del dicho al hecho hay mucho trecho, de ahí a que se hable de "capitalismo humanista y de socialismo hipócrita", cuando hay desvío de los ideales de igualdad y justicia social, donde los lideres deberían mantenerse fieles a sus propios principios en el discurso y su práctica, como solía serlo antes de que todo se fuera a la mierda, y lo que priva es el nadar en la abundancia sin el liderazgo ético y comprometido moral del bienestar global, porque ya no se debe seguir hablando de lo mío o lo tuyo, sino de lo que ayuda a preservar a la especie humana contra la debacle a la que nos han conducido, cuando el criterio sigue siendo de los pocos sobre los muchos, el capitalista frente al socialista.

El capitalismo generar profundas desigualdades a partir de la acumulación de la riqueza en pocas manos y se olvida la equidad, al priorizar la búsqueda de ganancias económicas, mientras se logra una creciente precarización laboral, y se pone en riesgo la vida, pues los problemas ambientales también se han acumulado a partir del enfoque en la generación de riqueza y la depredación del ambiente para lograrlo, ignorando la responsabilidad social, donde la hipocresía está presente entre los líderes que incumplen con los ideales de igualdad y justicia social, principios sustituidos por la corrupción y el autoritarismo. Además de una total f0lta de coherencia y una retórica que plantea igualdad, una falacia a todas luces, una mascarada de hipócritas que causa la pérdida de la confianza en el sistema socialista, que utiliza argumentos similares a los del capitalismo que tanto se ha criticado, aunado a la generación de la desesperanza popular. Por lo que hace falta recurrir a los necesarios enfoques éticos y una moral auténtica, en los hombres y mujeres que se dedican a la política, que no es solo la lucha por el poder por el poder, sino de una administración de los recursos y la economía con equidad. Esto es combinar el crecimiento económico con el respeto humano y la preservación del medio ambiente, de manera que exista un balance hacia un progreso responsable con la sociedad a la que se deben, valorando la vida y la existencia de quienes lo hacen posible, la gente, los empleados, los trabajadores y los empresarios, de modo que haya una correlación y correspondencia entre salarios justos y condiciones laborales dignas. Tales son las mínimas demandas para que exista un compromiso y sustentabilidad, con respeto y empatía, donde se proteja al medio ambiente, objetivos que están lejos de cumplirse a mediano plazo.

Nuestra actualidad es de profunda crisis y de un caos creciente, lo que se avizora a futuro es aún peor, porque seguimos empeñados en mantenernos como hasta ahora bajo los mismos esquemas ya periclitados, si nos vemos frente a lo que implican los nuevos paradigmas tecnológicos y la superioridad cuántica respecto a la vida controlada cada vez más por la Inteligencia Artificial, con nuevos ideales liderazgos y nuevos ideales en defensa de una mixtura capitalista socialista donde los principios de igualdad y justicia social son los que se rinden ante los cada vez menos controladores del poder y la administración de los recursos que pertenecen a las siete corporaciones principales en el planeta entero. Y pareciera que en lugar de promover la justicia social, lo que hay es más corrupción y autoritarismo en las prácticas comunes, lo que en la retórica contradice la igualdad, y por tanto hay una clara falta de coherencia en el discurso sobre justicia social y equidad, fachadas que ocultan lo que hay detrás de tales intenciones, con las respectivas pérdidas de confianza en el sistema y la decepción de los pueblos del mundo. Son las características que se reflejan de las desviaciones entre los sistemas principales y sus ideales originales, ante la necesidad de liderazgos auténticos y éticos.

En nuestra América los verdaderos líderes actuales, que son muy pocos y en contadas excepciones, que no identificaremos para no cargarlos de epítetos ni mistificarlos, que con sus obras y sacrificios han puesto sus nombres en boca de todos y todas, y que son fundamentales para orientar el sendero que debe conducirnos hacia un verdadero progreso, con los cambios necesarios y urgentes, con la coherencia entre el discurso y la práctica, o la teoría si lo prefieren, que son las propuestas y posturas que se mantienen tanto en el discurso y el comportamiento personal y político. Una imagen vale más que mil palabras, por sus obras los reconoceréis, que es la tarjeta de presentación de los verdaderos líderes en sus ejecutorias como presidentes modestos, honestos y sinceros, que enaltecen las causas desde principios éticos, típicos de una clase política que se da al servicio de la justicia social y la solidaridad, como visiones del socialismo con enfoque en el bienestar de los ciudadanos, y no en el lucro personal y la acumulación de poder autocrático.

Entendiendo que la crítica directa y sincera apuntalan las consideraciones en cuanto a ambos sistemas imperantes, el capitalismo voraz y el socialismo hipócrita, que ignoran realmente lo que quieren las personas de a pie, en una lucha diaria y permanente, como lucha social en la calle, contra el poder constituido que se hace con los poderes públicos, sin una política auténtica y justa, que es por lo que se debe luchar, siendo que la política no es un medio para enriquecerse, sino la herramienta con la que se construye la sociedad desde adentro hacia afuera, siendo más equitativos y humanos. Son las características que podrían distinguir los liderazgos, los que priorizan la ética y son coherentes con sus discursos y prácticas concretas.

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