La paz

Domingo, 01/12/2024 10:12 PM

El segundo operativo del Gobierno para desmantelar el intento de la oposición para impedir la juramentación de Maduro el 10 de enero, aún se mantiene en el Zulia, donde los cuerpos de seguridad han golpeado con éxito –logrando decomisar 10 fusiles y 19 pistolas automáticas, más miles de balas– lograron asestar un golpe mucho más noble, pues fue puesto en evidencia un empresario camaronero y sus hijos, quienes son parte de los planificadores y financiadores de la nueva embestida. El ministro Cabello informó que hay muchos detenidos que están cantando hasta el Ave María y que han sido detectadas más de 90 empresas que forman parte del entramado magnicida.

Debemos tener claro que esas son las pancadas de ahogado del gobierno de Biden, antes de irse, para dejar un entuerto de marca mayor a Trump, quien no ha dicho nada en contra de Venezuela ni de Maduro. Parte de esa locura enfermiza fue la nueva lista de sancionados, aunque suena muy curioso que Nicolás no esté sancionado, cuando teóricamente debería ser el primero.

Por lo pronto, sabemos que Trump ha enviado emisarios que se han encontrado con emisarios de Maduro, y para el mundo político, eso evidencia una intención real, al menos de limar asperezas y reanudar relaciones, por lo menos en algunas áreas. Trump es un hombre temperamental, comerciante y agresivamente pragmático. Conoce su país y sabe que la situación no está fácil. Fue él quien ordenó que regresaran las tropas de Afganistán, donde tuvieron una derrota más humillante que la de Vietnam y se estima que regresaron 20 mil muertos y otro grupo de discapacitados.

Pero, además, si estalla un conflicto mundial, el Big Brother no consumirá 26 millones de B/P diario, sino 52 millones, por lo que precisa un proveedor seguro, rápido y cercano, y ese es Venezuela. Pero ahora sabe que necesita negociar, porque es más inteligente. Así, no se pelearía con su pana Putin, que es un gran protector de Venezuela; y simultáneamente, tendría contentas a las trasnacionales petroleras gringas, que ya están operando en territorio venezolano.

Y, al mismo tiempo, Maduro ha demostrado dos cosas importantes: una, que la cobardía no está en su vocabulario, como todo revolucionario; y dos, que la paz es una prioridad para Venezuela.

Asume aquel dicho que Chávez siempre recalcaba: "Somos un pueblo pacífico, pero armado". Aunque la paz es mejor que todo.

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